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Santa Cruz de La Palma

Un vecino de Pescadores instala cinco cámaras en el exterior de su casa sin autorización

  • El alcalde va a firmar un decreto para exigirle que las retire
  • En la azotea ha puesto incluso alambres de pincho

Cámaras de vigilancia instaladas sin permiso en una vivienda particular de Santa Cruz de La Palma.

Un vecino de la calle Jameo, del barrio de Pescadores, en Santa Cruz de La Palma, ha instalado nada menos que cinco cámaras de vigilancia en el exterior de su vivienda (tres en la parte delantera y dos en la parte trasera) sin autorización para controlar a la gente del barrio, en la que residen 44 personas, mayores en su mayoría, que exigen su retirada inmediata porque se sienten intimidados y vigilados. Los afectados están indignados.

Las cámaras fueron instaladas hace unos tres meses y el resto de los vecinos han dado cuenta de los hechos tanto a la Policía Local como al Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma para exigir su retirada por considerar que dichas cámaras de vigilancia (un cartel indica que están funcionando las 24 horas del día) atentan contra su intimidad y son una amenaza.

Una petición que parece que va a tener una respuesta por parte del ayuntamiento en las próximas horas porque el alcalde capitalino, según ha adelantado el concejal de Seguridad, Carlos Matos, tiene previsto firmar un decreto exigiendo al propietario de la vivienda donde se han colocado estas cámaras que las retire por ser ilegales.

Piedad, una vecina del barrio de Pescadores con la que ha charlado este periódico en la puerta de su casa , dice que esta persona se ha enfrentado con todo el mundo, con ella también después de haber sufrido una operación de corazón, y no es de recibo porque "este es un barrio tranquilo, somos todos como una familia y aquí no hay ladrones ni delincuentes para que se coloquen cámaras en la calle. Dentro de su casa que tenga hasta un caballo si quiere pero yo no quiero esas cámaras en la calle, ni yo ni ningún vecino. Somos gente tranquila y no queremos esas cámaras ahí porque este señor no tiene derecho a controlar lo que hacemos".

Otro vecino se quejó también de las cámaras porque "esto no se había visto nunca en el barrio. Somos gente tranquila y no queremos problemas con nadie".   

Este periódico intentó esta mañana contactar con el vecino que ha instalado las cámaras pero en la casa sólo ladraba un perro y nadie nos abrió la puerta.

Los vecinos describen a este hombre como una persona que se lleva mal con todo el mundo. Su obsesión por la vigilancia es tan grande que, además de las cinco cámaras, en la azotea de su casa, que está en venta, ha puesto alambre de pincho.

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