La Virgen de las Nieves portada por sus custodios en la plaza del Santuario.
La Palma conmemoró ayer viernes, 5 de agosto, la festividad de la Virgen de las Nieves, Patrona de la Isla. La gran fiesta de los palmeros, donde todas las miradas, anhelos y deseos se encuentran en el Real Santuario, congregó durante toda la jornada a cientos de fieles que procedentes de todos los puntos de la geografía palmera acudieron a esta entrañable cita anual cargada de fe y esperanza. El presidente del Gobierno, Paulino Rivero, asistió a la solemne eucaristía celebrada en el Real Santuario y oficiada por el obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez.
A lo largo del día se celebraron numerosos oficios religiosos de todos los pueblos de La Palma en honor a la Virgen de las Nieves, donde destacó la solemne eucaristía presidida por el obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, que se celebró a mediodía y a la que asistió también el arzobispo emérito de Zaragoza, el palmero Elías Yanes.
El obispo durante la homilía hizo un llamamiento a que los creyentes enraizaran su fe en Cristo, especialmente en estos tiempos marcados por la crisis y la incertidumbre. Sus palabras fueron seguidas por multitud de personas, que llenaron el templo, y por las principales autoridades regionales e insulares, entre las que se encontraban el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, que llegó con la eucaristía ya empezada, el alcalde de Santa Cruz de La Palma, Sergio Matos, y la presidenta del Cabildo, Guadalupe González Taño.
Peregrinos, familias, palmeros retornados, especialmente de Venezuela, encontraron en el Santuario del Monte el consuelo de la Virgen de las Nieves, a la que veneran todos los que se sienten de una u otra manera hijos de esta Isla.
Con el siguiente poema que nos envió MaryNieves Hernández, desde Venezuela, queda patente la devoción que los palmeros sienten por su Patrona aunque estén a cientos de kilómetros de su tierra.
A LA VIRGEN DE LAS NIEVES EN SU DÍA
En este día de jubiloso encanto
La Palma entera te venera, Gran Señora
entre salmos y ruegos contemplando
las onduladas filigranas de tu manto
Señora de amaneceres azulados
de perfumes y brisa mañanera
dame tu mano, Amante Peregrina
guía mis pasos desde el alba hasta el ocaso
Señora de rostro que acaricia
donde la espuma dejó su suave rose,
donde una flor esperanzada crece
donde guardo los sueños de mi infancia
Es tu mirada Señora, mi horizonte.
Yo quisiera ser luz en tu mirada,
Jardín florido para adornar tus andas,
ser velero navegando en tu regazo
Quisiera poseer mil corazones
mil soles, mil luceros, el universo entero,
de las montañas sus flores y sus frondas
de la vid el brillo del verano
de los barrancos el silbo mañanero
para ponerlos a tus pies Señora
con el calor estrecho de u n abrazo.
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