Fallece el sacerdote Marino Sicilia González a los 84 años de edad

Hoy, mi alma llora desconsolada.
¡Cuánta tristeza me produce su partida!… Ud. sabe cuánto le apreciaba. ¡Cuántos recuerdos de consuelo y aliento despierta su nombre…!

Yo era casi una niña. Ud. un flamante sacerdote cuando llegó a Fuencaliente. Su primera parroquia.
Se hizo amigo de los jóvenes. Fue amable, comprensivo, alegre, generoso, amante de la pulcritud y el orden. La iglesia debía estar siempre impecable, búcaros límpios y flores frescas. Todo brillaba a su sombra.

Devoto de la Santísima Virgen, a quién, siempre decía, debía su curación milagrosa.

Sus manos repartieron muchas bendiciones. Su voz consoladora, se dejó oír a través de múltiples homilías y sermones. Sus palabras, deben anidar en muchos corazones.

Aún lo necesitábamos, pero Dios ha querido llevarlo con Él. Segura estoy de que seguirá pidiendo por nosotros como lo ha hecho siempre en sus oraciones.

Desde aquí, no puedo hacerle presente mi flor, pero un gran lazo de agradecimiento y cariño atará ese ramillete de oraciones que envío al cielo desde mi corazón.

Espero que Dios le coloque en ese lugar, donde un día nos volvamos a encontrar. Hoy le digo: GRACIAS D. MARINO, GRACIAS POR SUS DESVELOS Y SU COMPRENSIÓN, POR TODAS ESAS COSAS BUENAS QUE CON SU EXISTENCIA NOS REGALÓ.