La portavoz de la Organización Mundial de la Salud, Aphaluck Bhatiasevi, ha indicado en un comunicado que para cuando termine la pandemia, entre el 15% y el 45% de la población habrá estado infectada.
Por ello, se estima que el absentismo laboral pueda alcanzar a un 30% de las plantillas; hay que tener en cuenta que la no asistencia de los trabajadores puede ocurrir no solo por padecer éstos la enfermedad, sino también podrá estar motivada por la necesidad de cuidar a los miembros de la familia enfermos o por su fallecimiento en algunos casos, o debido a la adopción de medidas de restricciones al movimiento y/o cuarentenas.
La preparación ante una pandemia es una responsabilidad compartida de toda la sociedad y no puede limitarse a que por las autoridades sanitarias se aseguren unos protocolos para el atendimiento de los enfermos y la dotación suficiente de vacunas, antivirales y otros medicamentos. Lejos de ello, es importante tener en cuenta que una pandemia no solo causará la pérdida de numerosas vidas, sino que también provocará importantes trastornos sociales y económicos.
Para minimizar dichos efectos, se hace necesario garantizar, en la medida en que sea posible, el mantenimiento y la operatividad de los servicios e infraestructuras claves para el funcionamiento del país, y en esta labor deben implicarse el sector empresarial y el conjunto de las administraciones públicas, como centros de trabajo que también lo son, y que precisamente se caracterizan por la especial importancia de los servicios que prestan a la sociedad, ya que pueden calificarse prácticamente en su totalidad como servicios esenciales.
Para conseguir asegurar que los núcleos clave de la actividad de las empresas sigan funcionando y lograr así dicho objetivo, resulta fundamental que se trabaje de forma anticipada a las distintas situaciones que se pudieran producir con un empeoramiento de la pandemia.
A tal fin, el Ministerio de Sanidad, junto con el Ministerio de Trabajo e Inmigración, han publicado una Guía para la elaboración de un Plan de Actuación de las Empresas o Centros de trabajo, el cual establecerá las actuaciones a seguir frente a la pandemia desde la doble vertiente de asegurar su actividad y de proteger la salud de los trabajadores.
Este Plan de Actuación debe definir las funciones que se consideren esenciales y que son absolutamente necesarias para mantener la productividad en niveles aceptables, identificando el personal y actividades imprescindibles y debe designar a un coordinador y a un equipo que se ocupe de la planificación y de las labores de respuesta ante la evolución de la situación.
Asimismo, entre las medidas a incluir en este Plan de Actuación cabe destacar, a título de ejemplo las siguientes:
-Prepararse para la ausencia de empleados.
-Identificar los documentos esenciales para la empresa, tales como documentos bancarios, contratos, préstamos, etc. y asegurar que se ha designado suficiente personal para acceder a ellos en caso de necesidad.
-Prepararse para escenarios que podrían requerir aumentar o disminuir la demanda de los productos y servicios que ofrece la empresa.
-Determinar el posible impacto de la pandemia en las finanzas de la empresa.
-Asegurar el mantenimiento de una información actualizada sobre la pandemia.
-Preveer situaciones de temor o ansiedad entre los empleados, rumores e información errónea y establecer el correspondiente plan de comunicación.
-Establecer pautas para prevenir la propagación de la gripe en el lugar de trabajo fijando reglas para modificar la frecuencia y el tipo de contacto de persona a persona (como apretones de manos, reuniones, distribución de las mesas de trabajo, etc), promover la higiene respiratoria y el cubrirse al toser, aislamiento de las personas con síntoma de gripe, poner a disposición de los trabajadores suficientes productos para la higiene de las manos y pañuelos desechables, etc.
En definitiva, se pretende con este artículo hacer un llamamiento a las empresas para que se animen a la elaboración de sus Planes de Actuación dirigidos a disminuir los impactos de la pandemia. Con ello, no sólo estarán asumiendo la responsabilidad que ostentan ante la sociedad y ante sus empleados, sino que se verán directamente beneficiados evitando que su situación económica no sufra más daños que añadir a los derivados de la crisis que actualmente atravesamos.
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