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El Cabildo pondrá en marcha una estrategia para erradicar el rabo de gato de la Isla

Para este año se cuenta con un prespuesto de 100.000 euros

Juan Manuel González Luis, consejero de Medio Ambiente del Cabildo.

El Cabildo quiere erradicar el rabo de gato de la Isla y por este motivo el martes se va a firmar un convenio con el Consorcio de la Reserva de la Biosfera para la redacción del segundo documento de estrategias para la erradicación de especies exóticas invasoras, en este caso el plan de manejo del rabo de gato o pennisetum setaceum.

El consejero de Medio Ambiente, Juan Manuel González Luis, informó en el pleno insular, a preguntas del PP, de que hay una partida de 100.000 euros en los presupuestos de este año del Cabildo para iniciar los trabajos de erradicación o “por lo menos para parar su extensión “.

También anunció que se ha presentado un proyecto al Servicio Canario de Empleo con este mismo fin de frenar el avance de especie invasora.

Estas actuaciones se iban a iniciar en los primeros meses de este año pero se han retrasado a la espera de que se aprobara el presupuesto insular y que se redactara el convenio.

“Es una estrategia que va a durar como mínimo diez años, por lo que debemos empezar con buen pie y no precipitarnos”, manifestó González Luis.

El rabo de gato es una planta gramínea de origen africano que en la década de los setenta comenzó a conocerse en La Palma, donde rápidamente ocupó un territorio que llegó a representar unos 45 km2. Según publicó  el biólogo palmero Rafael García Becerra en su blog Naturaleza de Sensaciones y Sentimientos de El Apurón, en septiembre de 1997 comenzó un importante despliegue, constituido por dos biólogos, un ingeniero, cuatro capataces y 90 peones, más la colaboración puntual de agentes de medio ambiente, técnicos del Cabildo Insular, técnicos del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente y miembros del Departamento de Botánica de la Universidad de La Laguna, que puso puso en jaque a esta plaga y permitió reducir sus poblaciones en un 93%.

Pero el proyecto acabó en febrero de 1999 y no se le dio continuidad al programa para poder erradicar el problema, y la consecuencia es que “hoy en día el rabo de gato de nuevo está extendido por todas las zonas bajas de la Isla”.

Esta planta se ha vuelto bastante antrópica ocupando parcelas de cultivos abandonados, edificaciones, escombreras, cunetas, desmontes y taludes de carreteras.

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