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La paradoja del arruí, una amenaza también amenazada

Una de las principales amenazas de la flora autóctona, es vulnerable en su lugar de origen. Un estudio propone la devolución a su lugar natural

La introducción del arruí en La Palma por parte del Icona a principios de los 70 del siglo pasado, con la única finalidad de fomentar la caza mayor, fue un grave error, cuyas consecuencias está padeciendo especialmente la principal zona de su emplazamiento, La Caldera de Taburiente. Su acción ha contribuido a deteriorar la biodiversidad vegetal del Parque Nacional, junto con la acción de otros herbívoros mamíferos también introducidos en la antigüedad como el conejo y la cabra.

El Catálogo Nacional de Especies Invasoras incluye el arruí, pero se da la circunstancia de que esta especie también es vulnerable en su hábitat natural, tal y como recoge la Lista Roja de Especies Amenazadas elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, debido a que “sus poblaciones naturales se han reducido mucho en los últimos años”.

Una paradoja que ha puesto de manifiesto el reciente trabajo editado por la Red de Parques Nacionales, elaborado por Víctor Garzón, Pedro Luis Pérez de Paz, Marcelino J. del Arco y Ángel Palomares, que lleva por título La vegetación de la Caldera de Taburiente: factores determinantes de su composición florística.

En la obra, que es fruto de la tesis doctoral del primero de los firmantes, que fue dirigida por Pérez de Paz y Del Arco, a raíz de una propuesta de estudio que planteó el director del Parque Nacional, se estudia la acción devastadora de estos herbívoros, especialmente sobre la vegetación del sotobosque del pinar, junto con otros factores como los incendios forestales.

Aunque Garzón no es partidario de cerrar una cifra, los estudios realizados apuntan a que el arruí puede afectar a unas 21 especies endémicas, entre las que se encuentra, por ejemplo, la Bencomia exstipulata, que “está fuertemente amenazada”. “El efecto negativo de estos animales en la flora endémica constituye una realidad documentada, llevando a varias especies al borde de la extinción”, defienden los autores en la obra.

Desde el punto de vista conservacionista, su erradicación en La Palma es la medida más eficaz para frenar su amenaza. De hecho, según los autores, el propio Catálogo Nacional de Especies Invasoras, sugiere esta posibilidad. “Acción que aparece también entre los principales objetivos del Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional”, añaden.

Pese a tratarse de la solución más efectiva, los autores, ante la paradoja de su vulnerabilidad en su zona de origen, señalan que “podría suponer la muerte de una especie protegida que está en fuerte regresión a unos pocos cientos de kilómetros del Archipiélgo Canario”.

El retorno como solución

Ante esta situación, los autores proponen que “se podría aprovechar este error y reconvertirlo en una solución”, mediante su traslado a su lugar de origen. “La reintroducción del arruí dentro de su rango de distribución natural podría ayudar a mejorar el actual estado de sus poblaciones naturales, incrementando el número de individuos e incluso mejorando su riqueza genética”, explican.

Incluso detallan en la obra que “el proceso para capturar los animales no debería ser un problema, ya que hay cazadores bien entrenados en estas artes. Además técnica como la cabra de Judas, podrían ser útiles para detectar a los individuos cuando hubiese una baja densidad”.

No obstante, los autores son conscientes de que esta medida es compleja, al margen de que cualquier decisión en esta materia despierta una enorme suspicacia entre diversos colectivos, lo que hace difícil el consenso. En este sentido, entienden que es necesario superar dos barreras: la primera de ellas es establecer un acuerdo internacional, con las autoridades de los países incluidos en el rango de distribución natural de estos animales, y la segunda la fuerte oposición que presentaría colectivos como los cazadores.

“Hasta que estas dificultades se superen, la extinción de muchas plantas endémicas solo podrá ser prevenida a través de un control estricto y una reducción de estas especies invasoras”, concluyen.

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