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Los Llanos de Aridane

Las aguas del Charco Verde conservan "algunas" acciones farmacológicas y clínicas "similares" a la Fuente Santa

Un estudio publicado en la revista ‘Balnea’ destaca las propiedades de estas aguas mineromedicinales

Antiguo pozo de aguas medicinales del Charco Verde, Los Llanos de Aridane. Foto MVH.

Al fondo de la playa, donde los bañistas casi no se acercan, y al margen de rifirrafes políticos, como le ocurre a su hermana mayor, la Fuente Santa, están las aguas del Charco Verde. Escondidas en un pozo, parece que nadie se acuerda ya de ellas, cuando fueron conocidas sus propiedades medicinales desde finales del siglo XVI y reconocidas por estudios científicos a partir del XIX.

Sin embargo, hay quien sí se ha preocupado por reivindicar su presencia y las potencialidades que tienen estas aguas. Este es el caso de Luis Sarbelio Fernández Jiménez, un vecino de Puerto Naos, cuyo trabajo de fin de grado en Fisioterapia versó sobre estas aguas. Las conclusiones del estudio las publicó en la revista científica Balnea, junto con el doctor Eduardo Navarro, director del trabajo de Fernández, que pertenece a la Unidad de Hidrología Médica del departamento de Farmacología de la facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna.

Un estudio en el que analizaron los parámetros físico-químicos y los componentes mineralizadores de las aguas del Charco Verde, revisando las acciones farmacológicas y usos terapéuticos de estas aguas minero-medicinales, comparándola además con otras aguas canarias de similares características.

Detallan en el trabajo que son aguas que emergen a 21ºC, por tanto, hipotermales, ligeramente alcalinas, de mineralización fuerte. Son “aguas clorurado-sódicas, ricas en bicarbonato, sulfato y magnesio, y presentan algunas acciones farmacológicas e indicaciones clínicas similares a las aguas de la Fuente Santa”, señalan.

El estudio recoge además  que “actualmente es conocido que las aguas clorurado-sódicas tienen unas acciones farmacológicas y unas indicaciones clínicas bien definidas”. “Administradas por vía oral y a dosis adecuadas son útiles en los trastornos gastrointestinales (dispepsias, estreñimiento). Por vía aérea, mediante inhalaciones y aerosoles, están indicadas en asma, EPOC, bronquiectasias, enfisema, etc. Mediante balneación en reumatismo crónico, artritis, artrosis, psoriasis, afecciones de la piel, alergias, esguinces, recuperación de fracturas, etc”.

Por otra parte, al tratarse de aguas silíceas, sostienen que “tienen capacidad para mineralizar los tejidos ya que el silicio interviene dándole estructura y solidez al tejido conjuntivo”. Mientras que para la salud cardiovascular, “el silicio actúa a tres niveles: Protege la pared arterial, disminuye los niveles de colesterol y posee acción hipotensora”.

Como conclusión indican que “el manantial del Charco Verde presenta aguas minero-medicinales hipotermales que por sus interesantes características físico-químicas y químicas, así como por las indicaciones terapéuticas descritas, deben ser estudiadas en mayor profundidad, tanto desde el punto de vista experimental como clínico”.

 

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