Luis Cobiella Cuevas, un ilustre de La Palma y de Canarias, un referente, un Leonardo del siglo XX: porque fue licenciado en Ciencias Químicas y así ejerció la docencia, pero las ciencias no saciaron su ímpetu ni su sed de conocimientos que le hicieron un hombre sabio. Así, fue músico, compositor, escritor y poeta. Artes, todas ellas, que tampoco supieron frenar su entusiasmo. Porque si algo tenía Luis Cobiella, no era tanto su sed de conocimientos como una calidad humana inconmensurable que le llevó, sin renunciar a todo lo demás, a la vida pública convirtiéndose en el primer Diputado del Común de Canarias. Primero con la oficina en su propia casa, ejemplo de abnegación ante la falta de medios que tampoco frenaron su pasión. Y marcó un camino a seguir. Fue esa luz que orientó a unos mientras cegaba a otros. Fue ejemplo de amor incondicional, de la fusión de dos almas. Luis y Concha, Concha y Luis, el uno en el otro y los dos en uno. Porque la bondad se derramaba al paso de ambos.
Hoy, son muchos los responsables públicos que escriben Sobre la figura de Luis Cobiella sin beber del manantial de sabiduría que aún brota de su recuerdo. Sabiduría envuelta de una humanidad que hoy se echa en falta, que hoy parece ausente…muchos serán los adjetivos que hoy lo califiquen y, sin embargo, creo que él mismo, sin quererlo ni saberlo, terminó por crear uno nuevo para definirse a sí mismo. Porque ya desde años atrás, no era necesario enumerar los méritos de un ser tan exquisito en virtudes, simplemente, bastaba con citar su nombre para citarlas todas…Luis Cobiella.
Gracias por tu aprecio incondicional a pesar de la distancia.
Un abrazo siempre, Concha.
Eduardo Cabrera, periodista de la Cadena SER
