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El precio de los billetes, un abuso

Viajar se está convirtiendo cada vez más en un lujo al alcance de menos gente porque no es de recibo que un billete solo de ida en un vuelo directo La Palma- Gran Canaria a última hora de la tarde en Binter cueste la friolera de 64,62 euros. Sí, leen bien, no es una broma. Por ese precio, e incluso por menos, se consiguen vuelos a Londres, que no está precisamente a la vuelta de la esquina, siempre que se compren con mucha antelación en una compañía de bajo coste o al menos eso dicen porque cierto es que nunca he pillado uno de esos "chollos". La realidad es que estos precios son un abuso y un escándolo en toda regla para viajar entre islas y suponen una barrera más para los que por necesidad o por placer tienen o quieren viajar. Las campañías está claro que buscan su rentabilidad pero por los precios de los combustibles a los que siempre recurren no pueden castigar de esta manera al sufrido ciudadano que al final es el que las sustenta y quien sufre sus efectos. Las comunicaciones aéreas, y las marítimas también, son prioritarias para los que vivimos en un territorio fragamentado como el nuestro y cosas como esta hacen que se conviertan en un privilegio. Los políticos tienen ahí una asignatura pendiente y deberían hacer algo ya para dar un giro a tanto despróposito porque aunque los precios están regulados por ley no se ajustan, ni de lejos, a la realidad que vivimos. Por Digna Martín.

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