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Tazacorte: Quince años de un Puerto fantasma

La inactividad como plataforma para el transporte y la actividad comercial, contrasta con la vida que tiene su marina deportiva

El Puerto de Tazacorte. Foto de José Ayut

El Puerto de Tazacorte acaba de cumplir 15 años, desde la flamante inauguración de las instalaciones  bagañetas que prometían ser cauce de desarrollo para toda la comarca. La realidad, en cambio,  es que, hasta el momento, ha sido un puerto fantasma, en el que no han operado ni líneas de transporte de pasajeros, comerciales o turísticas. 2018, sin embargo, aparece como un pequeño oásis en el desierto para este muelle, que hasta la fecha ha sido un espléndido y caro lugar para pasear, montar en bici, en patines o realizar algún jolgorio, con el anuncio de las tres escalas de pequeños cruceros de la compañía británica Noble Caledonia.

Aunque las escalas de tres cruceros que recibirá el Puerto de Tazacorte el próximo año entre los meses de octubre y noviembre no parece que vaya a revolucionar la economía de la comarca, pero puede ser una pica en Flandes para seguir creciendo en los próximos años. Quién sabe, hasta el aeropuerto fantasma de Castellón, tras cuatro años inactivos, ha resucitado y tiene una actividad creciente, pese a haber sido icono del derroche y despilfarro del dinero por parte de las instituciones públicas en España.

La inactividad como puerto comercial y de transporte contrasta con la fortaleza que tiene la marina deportiva de Tazacorte, atrayendo cada vez a mayores veleros que cruzan el océano. Al igual que la actividad pesquera y otros servicios que se prestan en el Puerto, como los especializados en la observación de cetáceos.

Fue un crucero, precisamente, el barco con el que se inauguró el nuevo Puerto bagañete, el “Kristina Regina”, de bandera finlandesa, que atracó en el puerto a las nueve de la mañana del 11 de diciembre de 2002 con 147 pasajeros a bordo. El entonces y todavía hoy alcalde de Tazacorte, Ángel Pablo Rodríguez, subrayó que estas instalaciones eran fruto de la lucha de varias generaciones de bagañetas.

El puerto venía así a sustituir el antiguo refugio pesquero, con una línea de atraque de 160 metros, y un espacio digno tanto para las embarcaciones deportivas como las de pesca. Su puesta en marcha se hizo por todo lo alto, con el espectáculo multimedia La Fiesta del Mar, en el que intervinieron en distintos números cerca de 500 personas, y donde no falló el baile de los Caballos Fufos, al son del Vuela vuela palomita.

A esta primera fase del puerto, en la que se invirtieron alrededor de 20 millones de euros, le sucedió la segunda, que se inauguró en 2015, con un coste de 50 millones de euros. Se construyeron 217 metros lineales de dique para posibilitar el atraque de cruceros, tráfico comercial y la actividad logística. La parte de ribera cuenta con una zona de pantalanes para 50 atraques y un espacio para barcos de gran porte, además detener un área de cultivos marinos.Las autoridades todavía aspiran a que el Puerto bagañete reciba una nueva ampliación para que termine de ser completamente operativo. ¿Se invertirá más dinero en este muelle cuyo tráfico en 15 años ha sido casi nulo?

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