La jauría de analfabestias que abusaron de una muchacha de diecinueve años, en un portal, con nocturnidad y alevosía, en el transcurso de las fiestas de San Fermín, logró, finalmente y con el beneplácito de dos jueces incalificables y de un tercero que mostró total indiferencia ante la consumación de unos hechos tan viles como asquerosos, eludir, por ahora, la condena privativa de libertad, arguyendo en su defensa (¿) poco menos que la víctima fue partícipe complacida y complaciente de su propia violación.
La jauría intenta justificar lo que no sigue mereciendo sino desprecio y debía haber recibido la mayor y más severa de las penas.
La jauría es una vergüenza, un oprobio, una deshonra para quienes concibieron, gestaron, parieron, criaron y comparten ADN con semejante escoria.
La jauría es un forúnculo miserable, de carne tumefacta y despreciable, que tendría que ser expurgado e incinerado, después de borrar todo su rastro de basura de la faz de la tierra.
Sin embargo, tristemente, nada de esto sucederá.
Porque, en el fondo, tal y como ha quedado demostrado en la sentencia y en la reciente puesta en libertad de esta panda de indeseables, en el oscuro pozo de tinieblas, que es la maldita simiente de nuestra desgraciada especie, anida un autodestructivo instinto de serpiente, el estigma de Caín, el aliento pútrido de una raza degenerada y sin esperanza alguna de salvación.
La jauría (y con ellos todos quienes los amparan, absuelven y aplauden) nos define.
Nos retrata.
Nos señala con ese dedo repugnante, que no se sabe si es aguijón, garra o zarpa, que acaba de dejar su hedionda huella en la cochambrosa toga con la que hoy la Justicia española trata de ocultar inútilmente su vergüenza.
Martelero
1 ¿Has leído el proceso, las pruebas, la sentencia?
2 ¿Has visto los documentos gráficos, fotos, videos, etc…?
Servidor algo ha leído y visto, lo que circula por internet, y visto, es muy probable que al final ni sean tan malos los que dicen que son malos, ni sean tan buenos los que dicen ser buenos.
Aquí todo el mundo habla, dice, opina, pero sin basarse en pruebas, testimonios, ni nada, simplemente por lo que dice la TV o lo que dice la vecina, nada más. Hablan por hablar, sin conocimiento de causa. Y esto se ha contaminado porque una parte de las feministas han hecho con esto causa.
Espero que mas pronto que tarde se pueda acceder a todo aquella documentación, para que cada uno saque sus propias conclusiones, documentación, pruebas sobre las cuales los jueces han tomado su decisión. Y otra cosa, cuidado con lo que desean algunos, que pueden que os lo concedan, aunque yo me quedo con la División de Poderes y la independencia del Poder Judicial.
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spica
Mucho peor que esto fue la Doctrina Parot. La izquierda, las feministas y demás yerbas aromáticas callaron (la derecha no existía) y la vida continúo. Poco a poco, como remate de todo aquello, llegamos al objetivo: Sin elecciones y sin más cuentos aquí tenemos a Sánchez y su perrita al estilo Obama, llevando nuestro destino hacia un puerto en el estado Vargas en Venezuela, que se llama La Guaira.
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