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El callejón
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Morir de pie

Este sábado, el Atlético acude al Camp Nou con la irrevocable consigna de quien nada tiene que ganar y nada tiene que perder.

En el primer caso, habida cuenta de que con el de hoy apenas quedarán ocho partidos para finalizar el actual campeonato y atendiendo al ínfimo nivel competitivo que muestran la mayoría de escuadras de esta sobrevalorada y, en buena medida, tediosa Liga Tebana (y el que no lo quiera ver que se compre unas gafas en Óptica Chicote o que se revise el reciente Villarreal-Farça, donde el primero, que va de los últimos, después de darle un sonoro repaso futbolístico en toda regla al líder indiscutido e indiscutible de la clasificación, vio cómo su ventaja de dos goles se difuminaba con desdichada rapidez por dos acciones aisladas e individuales, a cargo del astro del equipo rival y de su cánido satélite), una más que improbable victoria colchonera frente al Barcelona, que en el ámbito de los torneos domésticos no se produce desde febrero de 2010, tan solo vendría a maquillar muy superficialmente una campaña cuando menos decepcionante.

Por otra parte, para el club rojiblanco, que a estas alturas de temporada ya lo ha perdido prácticamente todo (la Copa, la Champions y hasta el amor propio), cosechar una derrota (muy posible) o sacar un mísero y enésimo empate (hipótesis menos factible), le es inverosímil, que diría Cantinflas.

Es por ello que a las huestes lideradas por Simeone (que sin coraje y corazón resultan tan poco intimidatorias como las fuerzas armadas costarricenses) solo les queda apelar al orgullo herido (lacerado y reducido a escombros durante la fatídica noche de Turín) e ir a por el triunfo (pírrico pero triunfo al fin y al cabo) con la firme determinación de aquellos que mil veces prefieren morir de pie que de rodillas.

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