Indecisos

Según se han hartado de repetir todos los sondeos y encuestas, este domingo, uno de cada diez ciudadanos que se acerquen al colegio electoral decidirá su voto en la íntima soledad de la cabina, poco antes de llegar a la mesa.

A esa muchedumbre indefinida e incognoscible de indecisos se supone que se dirigieron los cuatro principales candidatos a la presidencia del gobierno, en los dos debates celebrados a principios de semana.

Después de casi cuatro horas de un insulso diálogo de sordos, salpicado de reproches, falacias y descalificaciones, a uno no le cabe la menor duda de la total incertidumbre que se cierne sobre los resultados de unos comicios que no van a resolver ni aclarar nada. Salvo que cientos de miles de silenciosos electores alcen con inusitada y explosiva fuerza la vox: en cuyo caso, los que hace tiempo optamos por el vacío indignado e inútil de nuestra papeleta nos limitaremos a negar con la cabeza y a desear con ahínco que Dios nos coja confesados.