"Es necesario que el Pontífice, al que esperamos, posea una gran fuerza de ánimo unida a una enorme caridad; un Pontífice que predique sin tapujos la verdad, a quien la quiere y a quien no la quiere; que defienda los sagrados derechos de la Iglesia y la civilización humana y que, al mismo tiempo, llame al único redil a los hijos desgraciadamente separados y a los mismos enemigos que poseen nombre cristiano y que hacen sangrar el corazón de nuestro Padre común… Que se comporte como maestro y pastor, pero también como padre lleno de bondad…, un puente entre el cielo y la tierra…, un puente entre las distintas clases sociales…, un puente entre todas las naciones, también entre las que rechazan y osan combatir temerariamente a la religión católica… Sobre todo… un Pontífice que brille por la santidad de la propia vida y pueda imprecar a Dios todas las cosas necesarias para el gobierno de la Iglesia y que los dones meramente naturales no pueden ofrecer"
[Fragmentos de la exhortación en latín, realizada la mañana del 25 de octubre de 1958 por monseñor Antonio Bacci, tras la misa celebrada ante los miembros del Sacro Colegio Cardenalicio que tres días más tarde designaron como Papa a Angelo Giuseppe Roncalli]
En una conversación más o menos informal con su amigo y colega Peter Bogdanovich, Orson Welles reconocía que había sido educado en la fe católica: "Supongo que una vez que eres católico ya no puedes dejar de ser otra cosa".
La mayor parte de la población de este país suscribiría las palabras del legendario cineasta y quien más y quien menos puede aducir que, en efecto, ha sido criado bajo los dogmas que fija la Santa Madre Iglesia aunque luego cada uno viva el fenómeno religioso como Dios le da a entender.
Como muchísimos otros y otras, un servidor de ustedes también fue bautizado e incluso confirmado en el catolicismo pero es poco o nada practicante. Frecuenta los templos en ocasiones contadas y mantiene viva la llama de un agnosticismo esperanzado, que es la fórmula ingeniosa y cabal con la que el escritor Luis Alemany afronta la siempre conflictiva cuestión de la existencia o no de la Divina Providencia.
Como bien apuntaba Welles, la condición de católico lo acompaña a uno donde quiera que vaya, pese a que no comparta en absoluto buena parte de los principios que abraza dicha confesión derivada (alguien pensará -no sin cierta razón- que degenerada o degradada) del cristianismo. Tal vez ese sentimiento de pertenencia (que no de militancia) al catolicismo explique la extraña y curiosa sensación de orfandad que experimenté en el cuarto de estar de casa, el pasado lunes, al tiempo que escuchaba, en vivo y en directo, al portavoz del Vaticano, Federico Lombarda, mientras confirmaba la renuncia del Papa Benedicto XVI por motivos de salud.
Con independencia de las verdaderas causas que se encuentren tras esta decisión irrevocable (quizá no haya que perderse en rebuscadas hipótesis y, en efecto, es muy posible que Joseph Ratzinger, 86 años en abril, sea totalmente sincero), el hecho de que un Jefe de Estado de esta trascendencia arroje la toalla antes de tiempo debe servir de ejemplo para aquellos que, en una situación muy similar, ocupan actualmente un puesto de altísima responsabilidad pública sin que todavía se hayan atrevido a pronunciar la palabra tabú: "Dimito".
No obstante, ni la prematura marcha del pontífice ni la (muy improbable) abdicación del Rey Juan Carlos, ni siquiera la (más que recomendable) dimisión de Mariano Rajoy, por citar tan solo unos pocos casos, garantizan, en ningún sentido, que sus respectivos sucesores vayan a promover la necesaria y urgente regeneración de las instituciones que éstos presiden.
PedroLuis
Estimados amigos: "Dios proveerá".
Igual algún cardenal despliega un "eficiente mapa mundi" (como hizo Lula da Silva en el Comité Olímpico Internacional y se llevó las Olimpiadas para Río Janeiro) a la par que esgrime: "queridos hermanos, amados todos en el corazón de Jesús, es evidente: ¡le toca a América, o África!"
Tan evidente, como que si algo decimos es porque el estigma religioso va con nosostros "cuando quiero y sin querer". Así es en efecto, estimados Pevalqui and cía.
Abrazos.
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pevalqui
La elección de un nuevo Papa, estimado Pedro Luis, no sucede todos los días, como bien sabe. Es así que a aquellos de mi generación, a quienes la religión nos influyó y en cierto modo marcó ciertas pautas de comportamiento de lo que fue nuestro carácter; cuando asistimos a un acontecimiento de este magnitud, especialmente para el mundo católico, es como si de una nueva programación se tratase; algo que normalmente se suele hacer en momentos de optimismo, y de la que apenas solemos cumplir la mitad de lo pautado. O menos.
Supimos que Ratzinger era casi "la mano derecha" (que ya era ampliarla), del coetáneo conservador Wojtila, con una personalidad muy influenciada por el ambiente que le rodeó y la época y los acontecimientos que le tocaron vivir, y que además, juntos habían luchado fervientemente contra todo lo que oliera a Marxismo; especialmente en Sudamérica. Previamente, Carol Wojtila lo hizo en su Polonia natal. Con esto no estoy diciendo que sea un defensor del Marxismo o de la Teoria de la Liberación, ni lo contrario, que con tanto ahínco atacaron Juan Pablo II y Ratzinger, sino atribuyéndole esa parte extremista, que pretenden sustentar mis razonamientos.
Considerando-hasta lo que escasamente sé-, que su antecesor, Juan XXIII, conocido como "El Papa bueno", prosiguió con el Concilio Vaticano II, comenzado por Pio XII, en el que al menos, se abrió-entre otras cosas-, la posibilidad de abrir la Iglesia Católica, ponerla en contacto en el reconocimiento de otras religiones…
Dado el aura de inteligencia que siempre se le atribuyó a Ratzinger, cabría pensar que algo nuevo se sacaría de la manga. No fue así. De ahí mi desencanto.
Notorio es igualmente resaltar, el comentario que hace nuestro Miguel, cuando hace referencia a la inexistencia a lo largo de la historia, de un Papa sudamericano. Ello explica por si solo, el inmovilismo de la Iglesia Católica. Si tenemos en cuenta que habría que retrotraerse muchos siglos atrás, para ver designado un Papa no italiano, al llegar Carol Wojtila, nos dá una referencia clara de como se las gasta la curia romana.
Habida cuenta de lo que en Sudamérica significa la Religión; esa baza a la que se aferran tanta gente, recorriendo incluso decenas de kilómetros andando, para escuchar la misa dominical, para aferrarse a la esperanza divina, cuando todo o casi todo, está perdido, y su "Diosito" es el único palo a qué aferrarse, logicamente llama la atención que no haya sido designado Papa, un colombiano, por ejemplo.
Tampoco hay que menospreciar, el auge que otras religiones como los evangélicos, están teniendo en el nuevo Mundo, con un gran impacto mediático, a través de sus propias cadenas de televisión. E incluso los Testigos de Hehová.
En Gran Bretaña, el catolicismo ha crecido en detrimento del anglicanismo.
Y en Los Estados Unidos, el movimiento mormón, cada vez atrae a más adeptos. En un país en donde suele ser habitual, la conversión de nuevos cristianos o protestantes, durante los oficios religiosos.
En fin, en breves días, volveremos a decir aquello de "Habemus Papa", cuando tras la trasera del la Basílica de San Pietro, veamos aparecer la fumata bianca, mientras los peregrinos se amontonan desde la Via de la Conciliazione. ¿Será de nuestro parecer?. Yo apuesto por otro italiano.
Buenas tardes. Saludos cordiales.
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PedroLuis
Estimado "Pevalqui" ¿de verdad se ha sentido decepcionado por el pontificado de Benedicto XVI?
Pienso que ni siquiera los papas, por muy vicarios de Cristo que sean, se liberan de de la sentencia orteguiana: "yo y mis circunstancias".
El "yo" de Ratzinger siempre nos fue presentado como un "yo docto y conservador", inspirador intelectual del papado de Wojtila. Las "circunstancias", la curia vaticana, biológicamente (creo que también psicológica y sociológicamente), por cuestión de “almanaque”, siempre estará más cerca del "conservar" que del "revolucionar". A cierta edad, los experimentos uno los hace en casa y con gaseosa, encima si apenas gas, porque la botella lleva abierta mucho tiempo… Siempre hay excepciones, espíritus combativos, que se dice, hasta la muerte. Pero son menos, y se diluyen en la “curia”.
¿Inteligente? Sin duda. Pese a que, personalmente, ya dudo de todo. Siempre será más plácido morir en el retiro monacal de las dependencias para-vaticanas, rezando por los imposibles, que te maten las "circunstancias" a finas dosis de disgustos. O no.
Un fuerte y cordial abrazo.
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mgalvan
El domingo pasado en Cuarto Milenio, el programa de Íker Jiménez, hubo un debate muy interesante sobre la renuncia del Papa Benedicto XVI, con periodistas y religiosos charlando amenamente (da gusto ver como todavía queda algún programa televisivo –un oasis- donde hablan y se escuchan con educación y respeto los participantes aunque sean temas espinosos y aunque tengan diferentes posturas). Lo que más choca es lo antagónica que es la decisión respecto al Papa anterior, Juan Pablo II, que llegó a decir que “si Cristo no se bajó de su cruz, tampoco yo”. Una decisión en consonancia con la típica filosofía cristiana del sufrimiento y la penitencia, del camino al Monte Calvario que he visto arraigado en tantas mujeres (sobre todo). Quizás una de las cosas que menos me agradan de la Iglesia, el sentimiento de fatalidad tan visceral que, aunque respeto, no comparto. Pero como brillantemente expone José Amaro en este artículo, supongo que algo de esa esencia me habrá impregnado e irrigado mi cuerpo y alma aún involuntariamente. Somos animales sociales, no puedes abstraerte de la sociedad, ni de la familia, y por ello tengo claro que somos de cultura católica (igual que otros son de cultura protestante, o judía, o musulmana), más allá de tus creencias particulares. Juan Pablo II logró que muchos creyesen que en las leyes vaticanas no existía la posibilidad de renunciar a un papado y que había que morir en el intento.
Por eso nos pilló a todos con el paso cambiado mientras usábamos nuestros hábitos de indianos, blancos y puros como nuestras almas, aunque tengo que reconocer que se iban corrompiendo según transcurría la jornada laica. Y en eso corrió el rumor de que el Papa había renunciado, corrió el rumor que no el bulo papal, aunque casi. Fue la comidilla de Los Indianos, todavía tiene ese poder el Vaticano, ese poder de influencia mediática. El día elegido fue el 11 de febrero, el día del enfermo, me pregunto si tendrá algún significado. Creo que todo estamos de acuerdo que un hombre a los 85 años tiene derecho a retirarse. El último Papa que renunció fue Gregorio XII, en el año 1415, “por el bien de la Iglesia”, dijo. Con ese gesto esperaba contribuir a terminar con el Gran Cisma (la separación de la Iglesia Católica durante la cual hubo varios papas a la vez –en Roma y en la localidad francesa de Aviñón-). Me pregunto si existirán paralelismos. Lo primero que dijo Benedicto XVI a los periodistas es que no busquen luchas intestinas porque no las hay. Y me cuesta creerlo. No me refiero que no le crea a él sino que está demostrado que en todos los grupos de poder hay guerras y divisiones por alcanzarlo. Y el Vaticano es un gran centro de poder. Cuando los militares hacen movimientos para disputarlo se dice que hay ruido de sables. Creo que ahora mismo en la curia romana hay ruido de crucifijos.
Me gustaría señalar un detalle que creo que no se suele comentar mucho. La mayor parte de los feligreses católicos se encuentran en Latinoamérica, sin embargo, todos los candidatos para reemplazar al Papa son europeos, ni uno solo es latinoamericano. ¿No es eso vivir de espaldas a la realidad?
Ah, José Amaro, de Vittorio de Sica conozco El ladrón de bicicletas, película que me gusta mucho. Todo el vía crucis que pasa el protagonista a cuenta de la, para él, tan importante bicicleta.
Saludos cordiales
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pevalqui
Mucho se ha escrito sobre la renuncia del Papa Benedicto. Considerado desde sus orígenes, como Papado de transición, frente al de su carismático antecesor polaco.
Particularmente, Ratzinger, me ha decepcionado. Aún cuando soy bastante lego en este tipo de temas, más allá de las noticias cotidianas; por lo publicado sobre él, pensaba que iba a dar un giro más progresista a lo hecho por el Papa Wojtila.
Más allá de las consideraciones que se puedan hacer sobre su decisión, en pleno uso de su libertad, da la impresión que no solamente ha influido su avanzada edad, sino otro tipo de aspectos que no ha podido, o no le han dejado acometer tal como él pretendía. El problema de la pederastia y el llamado Vati-Leak, algo en lo que estuvo implicado un colaborador muy cercano a Su Santidad, parece que acabó por abatirle.
Dicen quienes le conocen y le han tratado, que se trata de una persona sumamente inteligente. No obstante, deja un legado inicierto y con problemas añadidos. Su escaso aperturismo hacia una Iglesia más en consonancia con los tiempos que vivimos asi como su controvertida y mantenida opinión sobre el uso del preservativo, le confieren una radicalidad y conservadurismo extremo. Todo ello, ante una generación que cada vez se aleja más de la Iglesia, que por otra parte no ha sabido adaptar su mensaje y ni mucho menos hacerlo atractivo a la juventud actual. Si al polaco, le salvaba su proximidad y enorme carisma, del Papa Benedicto, probablemente, por lo único que se le recordará será por su renuncia.
Como cristiano "mal practicante", educado en los principios del catolicismo y formado en torno a organizaciones religiosas, que agrupaban muchísimos jovenes con el trasfondo del evangelio, reivindico aquella época, ahora que nos está tocando vivir un mundo tan materializado en el que muchos de sus dirigentes, no están a la altura necesaria.
Mi reconocimiento, con todos los errores cometidos por la Iglesia cristiana, hacia su labor al amparo de los más desfavorecidos. Y por supuesto hacia los misioneros. Los que hemos salido fuera del terruño, hemos tenido ocasión de presenciarlo. Y es ciertamente alentador.
El arte en el Gótico como en el Renacimiento, ha tenido en la vieja idea medieval teocentrista, un buen motivo de inspiración.
Es cierto que la religión cristiana, ha cometido muchos errores, pero tampoco podemos soslayar sus enormes virtudes.
Más allá del sentimiento de culpa judeo-cristiano, que casi todos superamos aún en la época pre-universitaria, a los que incluso supieron anexionar el marxismo en su vertiente más cristiana, no cabe la menor duda que hay que dar una nueva "vuelta de tuerca", si quiera con un nuevo Concilio Ecuménico, en la búsqueda y apertura de nuevas esperanzas, que a aveces son soluciones, en los corazones humanos.
Buenas noches. Saludos cordiales.
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PedroLuis
Don José, pero hombre, para qué escribe estas cosas. ¿Acaso no sabe que nos ponemos nerviosos y nos mete usted en un sinfín de preguntas impertinentes, difíciles de contestar? O no, si se ha visto el “Miracolo de la fe”… Y ¿qué es la fe? La fe es creer en Dios… Ya empezamos…
– ¿El sujeto bondadoso, que entra niño y sale joven del Orfanato, irá al Cielo?
– ¿Castigará El Señor al señor de la televisada "peineta"?
– ¿Debo mirar a ambos con similar comprensión o generosidad cristiana, por el hecho de haberme bautizado, confirmado, comulgado hasta grandito… y seguir siendo respetuoso con la Iglesia?
– ¿Seré condenado al fuego eterno por ver la elección del Papa como una excepcional puesta en escena (también lo fue la toma de posesión de Obama) de la jerarquía eclesiástica?
– ¿De verdad es el Papa el vicario de Cristo en la Tierra?
– ¿Si Cristo es Dios, el Papa es Dios?
– ¿Dios se cansa, cuando se hace mayor?
No sigo. Cada vez me voy poniendo más nervioso… y pienso que el niño que encontró la "abuelita" entre las coles, lo pusieron allí para hacer la película… Malditos directores…. y GUIONISTAS, que escriben cosas para engañarnos y hacernos sufrir con preguntas de difícil respuesta y "poner nudos en la garganta".
Cómo si creer en Dios fuese una película. Habráse visto: botar un niño en medio un huerto coles. Ese niño, si sale palante, el día de mañana será un Bárcenas de la vida… Y si no lo es, es porque Dios existe.
¡Dios mío!
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Celia
Miracolo a Milano, por Dios que bonita, se me ha puesto un nudo en la garganta. En respecto al Vaticano, veo muchos pastores y pocas ovejas. Mi admiracion y mis oraciones van para personas como los misioneros, quien se preocupa de ellos cuando enferman? seguro que ellos no se podran jubilar. Un ejemplo de muchos, el trabajo en Africa del Padre Angel Olaran, misionero vasco.
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jacarrillo
Querido Anelio: el principal defecto de "Habemus Papam" es que su meritorio guionista y realizador carece por completo de sentido del humor y por eso le queda una película fallida, poco resultona, incluso torpe. Eso sí, en España, Moretti tendría ya a estas alturas de su breve carrera como cineasta tantos Goyas como el Museo del Prado.
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Atilaelhunico
Para mí, Simón o Simeón, como le llamaban cuando era pescador, y antes de que El Cristo manifestara la gran verdad con la que le cambió el nombre a Pedro, es el precursor del cristianismo verdadero, por lo que Roma se ha querido atribuir lo que no le pertenece.
Pero eso ya es otro cantar.
Saulo de Tarso, bautizado Pablo en el Camino de Damasco, tuvo a su cargo una difícil labor, como lo fue llevar el mensaje a otras ideologías e idiosincasias.
Ahora, en el caso del papa, el hombre no tiene un pelo de pendejo; como no pudo echar fuera a la podredumbre que abunda en el Vaticano, pues nada, se la lleva con él. Tantos años quemando "herejes" no quedan sin aprendizaje.
Es que me siento viejito hombre…
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arodriguez
Jose, ¿has visto "Habemus Papam", de Nanni Moretti? No es su mejor película (aunque tiene un arranque memorable) pero, qué caramba, resulta premonitoria.
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