Si no te conociera, si no hubieses estado ahí
antes, habría pensado que eras el martillo y la hoz
con las perlas de nácar que brotan de tu voz
para calmar y apaciguar a mi atribulado país.
Pero somos diferentes:
para ti el poder es una obsesión,
mangonear es tu pasión
e ignoras el derecho de gentes.
Primero manchaste la justicia
de pura inmundicia
y ahora de la fiscalía
haces personal ordalía.
A tu lado, Dolores Delgado,
a tu lado no dudo;
a tu lado yo no puedo dudar;
a tu lado no cabe la menor duda
de que el sueño de tu dueño
se hará por fin realidad
a tu lado.
Ambos estáis unidos en la misma misión:
lo vuestro es destruir la transición
y hacer añicos la reconciliación
nacional es vuestra obsesión
de amargarnos la vida
y cumplir lo que sólo él te pida.
A tu lado, Dolores Delgado,
a tu lado no me siento seguro:
¿Cómo coño lo voy a estar?
Si a un tipejo como Villarejo
lo tratas como tu igual…
Aquí lo único cierto
es tu ya mítico aserto
de que la información vaginal
es siempre un acierto.
A tu lado, Dolores Delgado,
a tu lado no pudo
Grande Marlaska ni rechistar;
a tu lado no cabe sino lo peor esperar,
que para ti toda justicia es sueño,
ilusión, sombra, anhelar
un tenue deseo, un gesto risueño
que a tu lado el mayor mal es pequeño,
que el juzgar bien es inútil empeño
y El País de los Soviets de par
en par abrirá por fin el hogar
común de la patria para normalizar
la nueva realidad, a tu lado
siempre, siempre a tu lado,
Dolores Delgado.