-¿Dónde vas, Pablo Casado,
dónde vas, triste de ti?
-Voy en busca de Esperanza
que hace tiempo no la vi.
-Ya tu esperanza está acabada,
muerta está, que yo la vi,
y tu carrera a la Moncloa, finiquitada,
como a la Comunidad de Madrid.
Tu carita es de cera
y tus manos, de marfil,
y no hay velo que cubra
tu rubor de color carmesí.
Sueños bordados de oro
llevabas en tu corazón infiel
que de hiel ha llenado Teodoro
para acabar con Isabel.
El manto que te envolvía
era de rico terciopelo
y en letras de molde decía:
“He nacido para tomar el cielo”.
Tus gregarios y vasallos
ya no quieren contigo pasear
en moto ni con Maroto comer callos
y hoy te mandan a cagar.
Porque la has cagado, anorman,
bien cagada y acabado
hoy estás, al ser cazado,
en comandita, Pablo Casado,
con el otro, el infame, el subnorman.
Ya murió la joven promesa,
ya murió el muy idiota
y del cielo cae yerta la gaviota
de la vileza e idiotez presa.
Ahora, Isabel, ímpetu, ballesta,
pecho firme, cabeza enhiesta,
rayo que no cesa,
búscate otra corte, princesa.