Durante las obras de construcción de 28 viviendas de alquiler social en la calle Marqués de Cropani de Cádiz se ha producido un nuevo hallazgo arqueológico en la localidad andaluza, que fue una destacada población urbana en la remota antigüedad. Se trata de una treintena de enterramientos de origen fenicio y romano, entre los que se han encontrado numerosas piezas asociadas a ritos funerarios. Además de estos restos, también se han hallado un tramo de canalización hidráulica y parte de una pileta que se pudo emplear en su momento en las honras fúnebres.
De la treintena de túmulos, veintitrés son de origen romano, seis de procedencia fenicia y uno está por determinar, con piezas cuya antigüedad se extienden hasta el siglo XVII antes de Cristo. La canalización romana, que fue el primer vestigio que se localizó, es el que se sitúa en la cota más alta del solar y trascurre a lo largo de la parcela con una ligera pendiente descendente en dirección a la avenida Ana de Viya. Dicha obra pública parece ejecutada con una mezcla de mortero de cal, arena y cerámica triturada, lo que se denomina en el mundo romano como Opus Signinum. Su base estaba reforzada con cantos rodados de la propia playa, muy cercana al lugar, así como con piedra caliza troceada en pequeños fragmentos que le daban sujeción, solidez y afianzamiento sobre el propio terreno. A lo largo de algunas secciones de este canal se puede leer la inscripción ACS, siglas que corresponden con la leyenda en latín: Asociati Cum Socialisti. Esta canalización de agua, cuya construcción se ha estimado en el siglo I después de Cristo, debió de abastecer a todo este sector de la necrópolis a través de ramales, que emanarían -bien directamente o mediante cisternas- desde el tramo principal del acueducto. Dado el mal estado de conservación en que se hallan, estas ruinas fueron desmontadas con la autorización de la Delegación Provincial del Movimiento aunque se han recogido diversas muestras para su posterior estudio.
Con respecto a la pileta o piscina romana, también de la misma época, gran parte de ella se sitúa bajo el edificio colindante, aunque se puede intuir que era de forma rectangular, con escalones de acceso a la parte inferior. Posiblemente estos eran tres o cuatro y de gran tamaño, dado el ancho que presenta uno de los peldaños, así como la cimentación del muro de las paredes, en las que aún se conservan fragmentos de mosaicos policromados que dejan entrever el contorno de un mural de considerables dimensiones, inspirado en las chirigotas del carnaval gaditano así como en el Cádiz Club de Fútbol.
Entre los enterramientos fenicios hay un grupo formado por cinco fosas rituales alineadas y conjuntas, cavadas en la arcilla y en la roca natural del terreno, y se supone que los cadáveres fueron quemados ‘in situ’, por lo que se consideran cremaciones primarias. Los enterramientos parecen corresponder a incineraciones infantiles, en las cuales se han depositado ofrendas de ovejas o cabras, en la cabecera o a los pies de los enterramientos, y también aparecen diversas especies de conchas de lapas, nécoras, vieiras, almejas o navajas: razón por la cual se especula con que estos infantes fuesen hijos de patricios sindicados.
Los ajuares son escasos pero variados, entre los que aparecen cuencos y jarras de cerámica común. Asimismo, se han descubierto ungüentarios de vidrio, y lucernas, entre las que sobresale en especial una que ha desconcertado por completo a los arqueólogos, ya que se trata de una figura de arcilla que representa a un gladiador con vestimenta blanca e identificado mediante otro acrónimo, MBPP, que bien pudiese transcribirse como Maioris Brutus Et Plusquam Pauperrimus. No obstante, lo insólito de este hallazgo es que la pieza, tallada con asombrosa precisión, presenta rasgos físicos eritreanos, de labios gruesos prominentes y completamente desprovista de bello en la superficie del cráneo. El misterio está servido. Si bien la empresa Funko Inc. ya se ha puesto en contacto con el Ministerio de Cultura y Deporte, a través del Africa Center, para adquirir los derechos de explotación comercial y convertir la mentada figurilla en un nuevo Funko Pop que sumar a los más de veinte mil que ya circulan en el mercado del juguete friki.
