A Lina Morgan, in memoriam
Nadie como Charles Spencer Chaplin (1889-1977) supo de la malaventura y sinsabores que conlleva la miseria, la orfandad y el desarraigo que entraña la condición de emigrante.
En el caso del genial cómico inglés (sin duda, el mayor artista del siglo veinte), a su natural estatus de actor errante, que forjó su inmenso talento en el teatro de variedades que, en el Londres de principios de la pasada centuria, consistía en un circuito de mugrientos cafetines y pensiones malolientes llenas de pulgas, el creador de Charlot (junto a Don Quijote, la criatura de ficción más universal nacida de la mente de un solo hombre) unía su propia peripecia como trabajador por cuenta ajena que hubo de abandonar su lugar de nacimiento a la búsqueda de una oportunidad en la tierra de las oportunidades.
Se objetará que, al fin y al cabo, a Chaplin terminó sonriéndole la fortuna, habida cuenta de que no tardó mucho en convertirse en una estrella del espectáculo de honorarios y dimensiones colosales. Pero eso no sería hacerle justicia a quien, primero, jamás renegó de sus modestísimos orígenes (hijo de actores de vodevil, su madre fue ingresada en un hospital psiquiátrico, debido a sus problemas mentales, y su padre era un alcohólico que murió con apenas treinta años; tanto su infancia como la de su hermano Sydney parece ideada por Dickens) y, en segundo lugar, mostró siempre un compromiso moral, artístico y político con los más desfavorecidos, ya que, desde su profunda convicción de la inexistencia de Dios, nada de lo humano le fue ajeno: furibundo antifascista, donó generosas sumas de dinero durante la II Guerra Mundial con el fin de ayudar a escapar de la barbarie nazi a decenas de ciudadanos judíos.
Las terribles imágenes que recientemente se han podido ver de atestados vagones de tren, repletos de refugiados sirios que tratan, con desesperación, de entrar en Europa, a través de la frontera greco-macedonia, y, sobre todo, los ya célebres golpes, cuchillo en mano, con que un agente, en la isla de Kos, disuadía a una multitud de solicitantes de asilo, me retrotrajeron al cortometraje The Immigrant (1917), donde Charlot atraviesa el Atlántico como pasajero de tercera clase en un destartalado cascarón, para arribar a la isla de Ellis, a los pies de la estatua de La Libertad, y ser tratado con nula consideración por un impertinente funcionario, quien, a cambio, recibe una soberana patada en el culo a cargo del bigotudo vagabundo, que es lo mismo que recibirla de tres cuartas partes de la Humanidad.
Juanf
El Papa en la Casa Blanca | "Como hijo de inmigrantes, estoy feliz de ser un huésped de este país"
El Papa pidió abolir la pena de muerte ante el Congreso de Estados Unidos
El Papa saliendo del Capitolio | "Le agradezco a los personajes más importantes, los niños"
El texto completo del primer discurso del Papa en los Estados Unidos
Francisco condenó la pederastía: "Que esos crímenes no se repitan nunca más"
El Papa en el Congreso de Estados Unidos
Señor Vicepresidente,
Señor Presidente,
Distinguidos Miembros del Congreso,
Queridos amigos:
Les agradezco la invitación que me han hecho a que les dirija la palabra en esta sesión conjunta del Congreso en «la tierra de los libres y en la patria de los valientes». Me gustaría pensar que lo han hecho porque también yo soy un hijo de este gran continente, del que todos nosotros hemos recibido tanto y con el que tenemos una responsabilidad común.
Cada hijo o hija de un país tiene una misión, una responsabilidad personal y social.
La de ustedes como Miembros del Congreso, por medio de la actividad legislativa, consiste en hacer que este País crezca como Nación. Ustedes son el rostro de su pueblo, sus representantes. Y están llamados a defender y custodiar la dignidad de sus conciudadanos en la búsqueda constante y exigente del bien común, pues éste es el principal desvelo de la política.
La sociedad política perdura si se plantea, como vocación, satisfacer las necesidades comunes favoreciendo el crecimiento de todos sus miembros, especialmente de los que están en situación de mayor vulnerabilidad o riesgo. La actividad legislativa siempre está basada en la atención al pueblo. A eso han sido invitados, llamados, convocados por las urnas.
Se trata de una tarea que me recuerda la figura de Moisés en una doble perspectiva. Por un lado, el Patriarca y legislador del Pueblo de Israel simboliza la necesidad que tienen los pueblos de mantener la conciencia de unidad por medio de una legislación justa. Por otra parte, la figura de Moisés nos remite directamente a Dios y por lo tanto a la dignidad trascendente del ser humano. Moisés nos ofrece una buena síntesis de su labor: ustedes están invitados a proteger, por medio de la ley, la imagen y semejanza plasmada por Dios en cada vida humana.
En esta perspectiva quisiera hoy no sólo dirigirme a ustedes, sino con ustedes y en ustedes a todo el pueblo de los Estados Unidos. Aquí junto con sus Representantes, quisiera tener la oportunidad de dialogar con miles de hombres y mujeres que luchan cada día para trabajar honradamente, para llevar el pan a su casa, para ahorrar y –poco a poco– conseguir una vida mejor para los suyos. Que no se resignan solamente a pagar sus impuestos, sino que –con su servicio silencioso– sostienen la convivencia. Que crean lazos de solidaridad por medio de iniciativas espontáneas pero también a través de organizaciones que buscan paliar el dolor de los más necesitados.
Me gustaría dialogar con tantos abuelos que atesoran la sabiduría forjada por los años e intentan de muchas maneras, especialmente a través del voluntariado, compartir sus experiencias y conocimientos. Sé que son muchos los que se jubilan pero no se retiran; siguen activos construyendo esta tierra. Me gustaría dialogar con todos esos jóvenes que luchan por sus deseos nobles y altos, que no se dejan atomizar por las ofertas fáciles, que saben enfrentar situaciones difíciles, fruto muchas veces de la inmadurez de los adultos. Con todos ustedes quisiera dialogar y me gustaría hacerlo a partir de la memoria de su pueblo.
Mi visita tiene lugar en un momento en que los hombres y mujeres de buena voluntad conmemoran el aniversario de algunos ilustres norteamericanos. Salvando los vaivenes de la historia y las ambigüedades propias de los seres humanos, con sus muchas diferencias y límites, estos hombres y mujeres apostaron, con trabajo, abnegación y hasta con su propia sangre, por forjar un futuro mejor. Con su vida plasmaron valores fundantes que viven para siempre en el alma de todo el pueblo. Un pueblo con alma puede pasar por muchas encrucijadas, tensiones y conflictos, pero logra siempre encontrar los recursos para salir adelante y hacerlo con dignidad. Estos hombres y mujeres nos aportan una hermenéutica, una manera de ver y analizar la realidad. Honrar su memoria, en medio de los conflictos, nos ayuda a recuperar, en el hoy de cada día, nuestras reservas culturales.
Me limito a mencionar cuatro de estos ciudadanos: Abraham Lincoln, Martin Luther King, Dorothy Day y Thomas Merton.
Estamos en el ciento cincuenta aniversario del asesinato del Presidente Abraham Lincoln, el defensor de la libertad, que ha trabajado incansablemente para que «esta Nación, por la gracia de Dios, tenga una nueva aurora de libertad». Construir un futuro de libertad exige amor al bien común y colaboración con un espíritu de subsidiaridad y solidaridad.
Todos conocemos y estamos sumamente preocupados por la inquietante situación social y política de nuestro tiempo. El mundo es cada vez más un lugar de conflictos violentos, de odio nocivo, de sangrienta atrocidad, cometida incluso en el nombre de Dios y de la religión. Somos conscientes de que ninguna religión es inmune a diversas formas de aberración individual o de extremismo ideológico.
Esto nos urge a estar atentos frente a cualquier tipo de fundamentalismo de índole religiosa o del tipo que fuere. Combatir la violencia perpetrada bajo el nombre de una religión, una ideología, o un sistema económico y, al mismo tiempo, proteger la libertad de las religiones, de las ideas, de las personas requiere un delicado equilibrio en el que tenemos que trabajar. Y, por otra parte, puede generarse una tentación a la que hemos de prestar especial atención: el reduccionismo simplista que divide la realidad en buenos y malos; permítanme usar la expresión: en justos y pecadores.
El mundo contemporáneo con sus heridas, que sangran en tantos hermanos nuestros, nos convoca a afrontar todas las polarizaciones que pretenden dividirlo en dos bandos. Sabemos que en el afán de querer liberarnos del enemigo exterior podemos caer en la tentación de ir alimentando el enemigo interior. Copiar el odio y la violencia del tirano y del asesino es la mejor manera de ocupar su lugar. A eso este pueblo dice: No.
Nuestra respuesta, en cambio, es de esperanza y de reconciliación, de paz y de justicia. Se nos pide tener el coraje y usar nuestra inteligencia para resolver las crisis geopolíticas y económicas que abundan hoy. También en el mundo desarrollado las consecuencias de estructuras y acciones injustas aparecen con mucha evidencia. Nuestro trabajo se centra en devolver la esperanza, corregir las injusticias, mantener la fe en los compromisos, promoviendo así la recuperación de las personas y de los pueblos. Ir hacia delante juntos, en un renovado espíritu de fraternidad y solidaridad, cooperando con entusiasmo al bien común.
El reto que tenemos que afrontar hoy nos pide una renovación del espíritu de colaboración que ha producido tanto bien a lo largo de la historia de los Estados Unidos. La complejidad, la gravedad y la urgencia de tal desafío exige poner en común los recursos y los talentos que poseemos y empeñarnos en sostenernos mutuamente, respetando las diferencias y las convicciones de conciencia.
En estas tierras, las diversas comunidades religiosas han ofrecido una gran ayuda para construir y reforzar la sociedad. Es importante, hoy como en el pasado, que la voz de la fe, que es una voz de fraternidad y de amor, que busca sacar lo mejor de cada persona y de cada sociedad, pueda seguir siendo escuchada. Tal cooperación es un potente instrumento en la lucha por erradicar las nuevas formas mundiales de esclavitud, que son fruto de grandes injusticias que pueden ser superadas sólo con nuevas políticas y consensos sociales.
Apelo aquí a la historia política de los Estados Unidos, donde la democracia está radicada en la mente del Pueblo. Toda actividad política debe servir y promover el bien de la persona humana y estar fundada en el respeto de su dignidad. «Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que han sido dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos está la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad» (Declaración de Independencia, 4 julio 1776).
Si es verdad que la política debe servir a la persona humana, se sigue que no puede ser esclava de la economía y de las finanzas. La política responde a la necesidad imperiosa de convivir para construir juntos el bien común posible, el de una comunidad que resigna intereses particulares para poder compartir, con justicia y paz, sus bienes, sus intereses, su vida social. No subestimo la dificultad que esto conlleva, pero los aliento en este esfuerzo.
En esta sede quiero recordar también la marcha que, cincuenta años atrás, Martin Luther King encabezó desde Selma a Montgomery, en la campaña por realizar el «sueño» de plenos derechos civiles y políticos para los afro-americanos. Su sueño sigue resonando en nuestros corazones. Me alegro de que Estados Unidos siga siendo para muchos la tierra de los «sueños». Sueños que movilizan a la acción, a la participación, al compromiso. Sueños que despiertan lo que de más profundo y auténtico hay en los pueblos.
En los últimos siglos, millones de personas han alcanzado esta tierra persiguiendo el sueño de poder construir su propio futuro en libertad. Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros. Les hablo como hijo de inmigrantes, como muchos de ustedes que son descendientes de inmigrantes. Trágicamente, los derechos de cuantos vivieron aquí mucho antes que nosotros no siempre fueron respetados. A estos pueblos y a sus naciones, desde el corazón de la democracia norteamericana, deseo reafirmarles mi más alta estima y reconocimiento. Aquellos primeros contactos fueron bastantes convulsos y sangrientos, pero es difícil enjuiciar el pasado con los criterios del presente. Sin embargo, cuando el extranjero nos interpela, no podemos cometer los pecados y los errores del pasado. Debemos elegir la posibilidad de vivir ahora en el mundo más noble y justo posible, mientras formamos las nuevas generaciones, con una educación que no puede dar nunca la espalda a los «vecinos», a todo lo que nos rodea. Construir una nación nos lleva a pensarnos siempre en relación con otros, saliendo de la lógica de enemigo para pasar a la lógica de la recíproca subsidiaridad, dando lo mejor de nosotros. Confío que lo haremos.
Nuestro mundo está afrontando una crisis de refugiados sin precedentes desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Lo que representa grandes desafíos y decisiones difíciles de tomar. A lo que se suma, en este continente, las miles de personas que se ven obligadas a viajar hacia el norte en búsqueda de una vida mejor para sí y para sus seres queridos, en un anhelo de vida con mayores oportunidades. ¿Acaso no es lo que nosotros queremos para nuestros hijos? No debemos dejarnos intimidar por los números, más bien mirar a las personas, sus rostros, escuchar sus historias mientras luchamos por asegurarles nuestra mejor respuesta a su situación. Una respuesta que siempre será humana, justa y fraterna. Cuidémonos de una tentación contemporánea: descartar todo lo que moleste. Recordemos la regla de oro: «Hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes» (Mt 7,12).
Esta regla nos da un parámetro de acción bien preciso: tratemos a los demás con la misma pasión y compasión con la que queremos ser tratados. Busquemos para los demás las mismas posibilidades que deseamos para nosotros. Acompañemos el crecimiento de los otros como queremos ser acompañados. En definitiva: queremos seguridad, demos seguridad; queremos vida, demos vida; queremos oportunidades, brindemos oportunidades. El parámetro que usemos para los demás será el parámetro que el tiempo usará con nosotros. La regla de oro nos recuerda la responsabilidad que tenemos de custodiar y defender la vida humana en todas las etapas de su desarrollo.
Esta certeza es la que me ha llevado, desde el principio de mi ministerio, a trabajar en diferentes niveles para solicitar la abolición mundial de la pena de muerte. Estoy convencido que este es el mejor camino, porque cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de una dignidad inalienable y la sociedad sólo puede beneficiarse en la rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito. Recientemente, mis hermanos Obispos aquí, en los Estados Unidos, han renovado el llamamiento para la abolición de la pena capital. No sólo me uno con mi apoyo, sino que animo y aliento a cuantos están convencidos de que una pena justa y necesaria nunca debe excluir la dimensión de la esperanza y el objetivo de la rehabilitación.
En estos tiempos en que las cuestiones sociales son tan importantes, no puedo dejar de nombrar a la Sierva de Dios Dorothy Day, fundadora del Movimiento del trabajador católico. Su activismo social, su pasión por la justicia y la causa de los oprimidos estaban inspirados en el Evangelio, en su fe y en el ejemplo de los santos.
¡Cuánto se ha progresado, en este sentido, en tantas partes del mundo! ¡Cuánto se viene trabajando en estos primeros años del tercer milenio para sacar a las personas de la extrema pobreza! Sé que comparten mi convicción de que todavía se debe hacer mucho más y que, en momentos de crisis y de dificultad económica, no se puede perder el espíritu de solidaridad internacional. Al mismo tiempo, quiero alentarlos a recordar cuán cercanos a nosotros son hoy los prisioneros de la trampa de la pobreza. También a estas personas debemos ofrecerles esperanza. La lucha contra la pobreza y el hambre ha de ser combatida constantemente, en sus muchos frentes, especialmente en las causas que las provocan. Sé que gran parte del pueblo norteamericano hoy, como ha sucedido en el pasado, está haciéndole frente a este problema.
No es necesario repetir que parte de este gran trabajo está constituido por la creación y distribución de la riqueza. El justo uso de los recursos naturales, la aplicación de soluciones tecnológicas y la guía del espíritu emprendedor son parte indispensable de una economía que busca ser moderna pero especialmente solidaria y sustentable. «La actividad empresarial, que es una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos, puede ser una manera muy fecunda de promover la región donde instala sus emprendimientos, sobre todo si entiende que la creación de puestos de trabajo es parte ineludible de su servicio al bien común» (Laudato si’, 129). Y este bien común incluye también la tierra, tema central de la Encíclica que he escrito recientemente para «entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común» (ibíd., 3). «Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos» (ibíd., 14).
En Laudato si’, aliento el esfuerzo valiente y responsable para «reorientar el rumbo» (N. 61) y para evitar las más grandes consecuencias que surgen del degrado ambiental provocado por la actividad humana. Estoy convencido de que podemos marcar la diferencia y no tengo alguna duda de que los Estados Unidos –y este Congreso– están llamados a tener un papel importante. Ahora es el tiempo de acciones valientes y de estrategias para implementar una «cultura del cuidado» (ibíd., 231) y una «aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza» (ibíd., 139).
La libertad humana es capaz de limitar la técnica (cf. ibíd., 112); de interpelar «nuestra inteligencia para reconocer cómo deberíamos orientar, cultivar y limitar nuestro poder» (ibíd., 78); de poner la técnica al «servicio de otro tipo de progreso más sano, más humano, más social, más integral» (ibíd., 112). Sé y confío que sus excelentes instituciones académicas y de investigación pueden hacer una contribución vital en los próximos años.
Un siglo atrás, al inicio de la Gran Guerra, «masacre inútil», en palabras del Papa Benedicto XV, nace otro gran norteamericano, el monje cisterciense Thomas Merton. Él sigue siendo fuente de inspiración espiritual y guía para muchos. En su autobiografía escribió: «Aunque libre por naturaleza y a imagen de Dios, con todo, y a imagen del mundo al cual había venido, también fui prisionero de mi propia violencia y egoísmo. El mundo era trasunto del infierno, abarrotado de hombres como yo, que le amaban y también le aborrecían. Habían nacido para amarle y, sin embargo, vivían con temor y ansias desesperadas y enfrentadas». Merton fue sobre todo un hombre de oración, un pensador que desafió las certezas de su tiempo y abrió horizontes nuevos para las almas y para la Iglesia; fue también un hombre de diálogo, un promotor de la paz entre pueblos y religiones.
En tal perspectiva de diálogo, deseo reconocer los esfuerzos que se han realizado en los últimos meses y que ayudan a superar las históricas diferencias ligadas a dolorosos episodios del pasado. Es mi deber construir puentes y ayudar lo más posible a que todos los hombres y mujeres puedan hacerlo. Cuando países que han estado en conflicto retoman el camino del diálogo, que podría haber estado interrumpido por motivos legítimos, se abren nuevos horizontes para todos. Esto ha requerido y requiere coraje, audacia, lo cual no significa falta de responsabilidad. Un buen político es aquel que, teniendo en mente los intereses de todos, toma el momento con un espíritu abierto y pragmático. Un buen político opta siempre por generar procesos más que por ocupar espacios (cf. Evangelii gaudium, 222-223).
Igualmente, ser un agente de diálogo y de paz significa estar verdaderamente determinado a atenuar y, en último término, a acabar con los muchos conflictos armados que afligen nuestro mundo. Y sobre esto hemos de ponernos un interrogante: ¿por qué las armas letales son vendidas a aquellos que pretenden infligir un sufrimiento indecible sobre los individuos y la sociedad? Tristemente, la respuesta, que todos conocemos, es simplemente por dinero; un dinero impregnado de sangre, y muchas veces de sangre inocente. Frente al silencio vergonzoso y cómplice, es nuestro deber afrontar el problema y acabar con el tráfico de armas.
Tres hijos y una hija de esta tierra, cuatro personas, cuatro sueños: Abraham Lincoln, la libertad; Martin Luther King, una libertad que se vive en la pluralidad y la no exclusión; Dorothy Day, la justicia social y los derechos de las personas; y Thomas Merton, la capacidad de diálogo y la apertura a Dios.
Cuatro representantes del pueblo norteamericano.
Terminaré mi visita a su País en Filadelfia, donde participaré en el Encuentro Mundial de las Familias. He querido que en todo este Viaje Apostólico la familia fuese un tema recurrente. Cuán fundamental ha sido la familia en la construcción de este País. Y cuán digna sigue siendo de nuestro apoyo y aliento. No puedo esconder mi preocupación por la familia, que está amenazada, quizás como nunca, desde el interior y desde el exterior. Las relaciones fundamentales son puestas en duda, como el mismo fundamento del matrimonio y de la familia. No puedo más que confirmar no sólo la importancia, sino por sobre todo, la riqueza y la belleza de vivir en familia.
De modo particular quisiera llamar su atención sobre aquellos componentes de la familia que parecen ser los más vulnerables, es decir, los jóvenes. Muchos tienen delante un futuro lleno de innumerables posibilidades, muchos otros parecen desorientados y sin sentido, prisioneros en un laberinto de violencia, de abuso y desesperación. Sus problemas son nuestros problemas. No nos es posible eludirlos. Hay que afrontarlos juntos, hablar y buscar soluciones más allá del simple tratamiento nominal de las cuestiones. Aun a riesgo de simplificar, podríamos decir que existe una cultura tal que empuja a muchos jóvenes a no poder formar una familia porque están privados de oportunidades de futuro. Sin embargo, esa misma cultura concede a muchos otros, por el contrario, tantas oportunidades, que también ellos se ven disuadidos de formar una familia.
Una Nación es considerada grande cuando defiende la libertad, como hizo Abraham Lincoln; cuando genera una cultura que permita a sus hombres «soñar» con plenitud de derechos para sus hermanos y hermanas, como intentó hacer Martin Luther King; cuando lucha por la justicia y la causa de los oprimidos, como hizo Dorothy Day en su incesante trabajo; siendo fruto de una fe que se hace diálogo y siembra paz, al estilo contemplativo de Merton.
Me he animado a esbozar algunas de las riquezas de su patrimonio cultural, del alma de su pueblo. Me gustaría que esta alma siga tomando forma y crezca, para que los jóvenes puedan heredar y vivir en una tierra que ha permitido a muchos soñar. Que Dios bendiga a América.
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Juanf
Cambia el dia y nuestra mirada esta en Washington donde el Papa Francisco se dirige al Congreso americano en pleno, comienza el Santo Padre mencionando al país de la libertad y de los hombres valientes.
Por supuesto se ganó una fuerte ovación por su reconocimiento al país que tanto a dado por la libertad y la democracia y que muchos odian sin razon der ser.
The Land of the Free and the Home of the Brave" – The Globalist
http://www.theglobalist.com/the-land-of-the-free-and-the-home-of-the-brave/
todos aquellos que hemos visto tan excelente discurso sobre diferentes tópicos que se llevaron los aplausos de los congresistas e invitados a tan especial evento, dejó constancia el Papa Francisco de su condición de hijo de emigrantes nacido en América al tiempo que recalco que allí estaban los descendientes de emigrantes, fue su discurso de calidad humana que lleno el espíritu del buen hacer y decir.
Amigo Jose Amaro, siempre hay buenas noticias y esta es una de ellas.
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Juanf
Hoy las miradas del mundo estan en el drama de los refugiados que se proveen por miles y miles sin paro dominical para Alemania llegar.
Al mismo tiempo nuestros emigrantes en Venezuela sufren peores consecuencias que la de estos arabes gritando no queremos sandwich de lomo de cochino, manana diran no quiero esa cruz.
Matarile
Pienso que Maduro nos odia. ¿Por su origen extranjero? ¿Porque trabaja para los cubanos? ¿Por complejos? ¿Por envidia? ¿Por bruto? La razón de fondo es irrelevante, lo único que constatamos es su odio.
Nicolás Maduro es un incompetente que adelanta fríamente su labor de destrucción nacional. Para eso lo escogieron los Castro, para que nadie levante cabeza y ellos puedan exprimir hasta la última gota de petróleo… y de sangre.
No existe ley en el mundo que pueda obligarnos a presenciar, en silencio e indiferentes, la destrucción de Venezuela.
La presión internacional es insuficiente, existen demasiados cómplices que se benefician con lo que aquí sucede. Los países del Caribe callan por las limosnas que reciben de Petrocaribe, los gobiernos de Brasil, Ecuador, Uruguay, Bolivia, Nicaragua, Argentina, Chile son todos cómplices regionales, una estrategia definida en el Foro de Sao Paolo.
Rusia lo apoya por las compras de armas, Irán por uranio y por su apoyo al islamismo radical, China por las ganancias que le produce un petróleo que le sale regalado, que nos cambia por baratijas, un negocio tan rentable que se hacen la vista gorda frente a lo que desaparece del Fondo Conjunto Chino-Venezolano.
Existen los que reciben su cheque mensual y aquellos a los que les financiamos sus campañas electorales con maletines llenos de dólares. Ni siquiera el gobierno de Obama se interesa, preocupado en cuadrar su juego con Cuba y pasar a la historia. Nadie hará nada a menos que actuemos nosotros, nunca uno es mejor servido… que por uno mismo.
La única solución está en nuestras manos, a Maduro hay que darle matarile… antes de que acabe con todo. Comencemos por organizarnos, por unirnos de verdad, por reconocer al otro… siento que vamos por buen camino.
Solo fuertes podremos sacarlo del juego, imponer que se respeten las leyes o un resultado electoral. Es cuestión de justicia, de ética, de moral, es sobretodo cuestión de supervivencia.
Maduro no nos considera gente, todo lo han organizado para destruirnos como seres pensantes, los que luchamos en la oposición somos pitiyankis, traidores, pelucones, vendidos al imperio, la gente del pueblo que hace colas para conseguir alimentos son bachaqueros o contrabandistas, los de origen extranjero criminales o paramilitares. Los comerciantes son acaparadores o agentes de la guerra económica, los periodistas y los humoristas desestabilizadores tarifados.
El régimen perverso estigmatiza para excluir, cercenando nuestra libertad para decidir y escoger nuestro destino. Maduro no acepta que seamos diferentes, que no aceptemos ser colonizados por los Castro. Solo quiere fichas uniformadas estilo Corea del Norte, gente que no piense, como es él, que solo obedezca órdenes, también como él… en el fondo se explica, es el único modo de funcionar que conoce.
Continúa en su ficción, como si aquí no pasara nada, como si no estuviéramos ante un colapso, como si no enfrentáramos el hambre y la falta de asistencia médica. Como si no hubiera 25.000 muertes impunes cada año.
Continua con sus viajes endeudándonos, fingiendo que las empresas bolivarianas de maletín no se robaron las divisas de Cadivi, como si no existieron las cuentas de banco en Andorra, como si en Pedeval no se pudrieron los containers de comida, como si los pranes no controlaran las cárceles de la Valero, como si María Gabriela Chávez no fuera millonaria, como si el país funcionara bien y produjéramos muchos alimentos en las fincas que confiscaron.
Maduro se comporta como un ser humano degenerado, destinado irremediablemente a producir sufrimiento, a promover el dolor y la crueldad, destruyendo el país sin importarle el mal que ocasiona entre su pueblo. Como si detestara sus semejantes y se encontrara en pie de guerra contra nosotros.
Debe estar mal de la cabeza, siente que llegó para arrasar con lo que quedaba, para convertir la tierra de gracia en terreno árido y estéril. No en balde estamos como estamos, después de despilfarrar dos millones de millones de dólares.
Lo que aquí ocurre no es un juego. Internamente estamos frente a una situación con visos de catástrofe humanitaria e internacionalmente a las puertas de un conflicto bélico. Guyana, Colombia, EEUU son constantemente provocados para distraer la atención de los graves problemas nacionales; los pastos secos, improductivos que cubren nuestros campos abandonados, son espacios propicios para que prenda la chispa, capaz de desatar un incendio nacional.
Maduro actúa como un poeta maldito… pero sin el talento, donde la locura convive con la tragedia, estimulantes y la depresión. Como no escribe ni habla bien, disimula su incapacidad con soberbia, con insultos, con atropello, como el marido impotente que recurre a la violencia de género.
Mientras tanto, el resto del régimen anda cada quien por su lado, cuadrando salidas una más peligrosa que la otra. Nos toca evitar el caos y la anarquía, es preciso actuar de manera urgente, lograr acuerdos de transición, de gobernabilidad, comenzando por lo primero ¡despidiendo al inútil!
Es primordial continuar por la ruta democrática, aprovechando todas las oportunidades y utilizando todos los recursos… sin descartar también todos aquellos constitucionalmente previstos. No hay vuelta atrás, es preciso imponer la soberanía popular, raíz de la legitimidad.
El Estado ha desaparecido, las instituciones no representan al soberano, tan solo un partido minoritario en el corazón del pueblo. Los diplomáticos son agentes del régimen opresor, los militares están aliados a la guerrilla y a narcotraficantes.
La corrupción campeando con funcionarios raspando la olla, los chavistas robando lo poco que queda, el babieca viajando. El colapso económico, la hiperinflación, la escasez, el empobrecimiento, la inseguridad extrema, la ausencia de medicamentos, no pronostican nada bueno en el horizonte.
Mi patria está destrozada de arriba abajo, la realidad me traslada al poeta César Vallejo: “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!… como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… ¡Yo no sé!
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la muerte.
Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada”.
Me debato entre poetas y lecturas, recuerdo a Ramos Sucre: “Yo quisiera estar entre vacías tinieblas, porque el mundo lastima cruelmente mis sentidos y la vida me aflige, impertinente amada que me cuenta amarguras”.
Pero no pienso resignarme a ser testigo impasible del fin, no permitiré que la tristeza se convierta en pesimismo. Tengo la certeza, porque vive dentro de mí, que los venezolanos no se rinden, espero aportar mi grano de arena hasta que se haga justicia y se exijan responsabilidades.
Poseo esa fe que me dice que encontraremos y apoyaremos al que asumirá la reconstrucción. “Para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién está capacitado?”. 2 Corintios 2:16
Nelson Castellano-Hernández
Ex Cónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
nelsoncastellano@hotmail.com
ND
12 Septiembre, 2015
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Juanf
Aun a sabiendas que los profesores aparte de mal pagos tienen doble trabajo, como es el de aprovechar sus tiempos libres para seguir leyendo aquello que le fue pedido al estudiantes como tarea de oficio,
es por ello que para animarle al tiempo que busca calificar tanta buena obra de lo aprendido, le agrego aquí la música con el arte chino y es que estos magníficos asiáticos, son especiales a la hora de demostrar cuanto hacen y como lo hacen, van para ellos el mejor de los aplausos, y para los foreros que lo disfruten junto a nuestro sacrificado profesor trabajando en tiempos de descanso.
http://www.youtube.com/watch_popup?v=6HfDeTVpinU&vq=medium
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Juanf
Profesor le remito un interesante articulo sobre emigrantes, confió sea de su agrado y nuestros foreros que tanto admiran sus escritos.
La infancia de Teodoro Petkoff, en El Batey
Un texto narrativo de Milagros Socorro sobre la infancia de Petkoff en un recodo del sur del lago de Maracaibo
La temperatura puede rondar los 40 grados. Y así cualquier día. Da igual la época del año. Los tres niños posan para su padre. Están acostumbrados a pararse delante de una inmensa cámara de fuelle rematada en un trapo a cuya sombra se cobija el fotógrafo. El hombre les da indicaciones, hace girar un lente y se mete debajo de una especie de falda para fijar la imagen. Es como si quisiera que alguien más participara de la infancia de sus hijos, esa niñez excéntrica cuyo escenario y pormenores van a necesitar de mucha documentación visual para hacerse creíble a los ojos europeos. Si es que queda alguien a quien echarle el cuento de la peripecia venezolana de los Petkoff Maleç.
Los niños de la foto son los hijos de Petko Petkoff e Ida Maleç (o Malek) de Petkoff. El mayor es Teodoro y los otros son sus hermanos, los gemelos Luben y Mirko. Sus primeros años de vida han transcurrido en el Central Venezuela, en un recodo del sur del lago de Maracaibo, donde fueron tomadas las fotografías.
Por: Milagros Socorro, directora
La pareja Petkoff Maleç llegó a Venezuela a mediados de los años 20. Petko era un comunista búlgaro, exiliado en Checoslovaquia, e Ida era judía polaca, proveniente de una familia jasid. Los muy conservadores grupos jasídicos se distinguen fácilmente porque los hombres usan sombreros negros de estilo español de donde escapan bucles solitarios a ambos lados de la cabeza, mientras que las mujeres llevan largas faldas y están obligadas a taparse el cabello con pañoletas o pelucas. Por tanto, Ida tuvo que romper con su familia para estudiar. Ingresaría a la carrera de Medicina, en Checoslovaquia, donde conoció a Petko, estudiante de Ingeniería Química. Se graduaron y se fueron juntos a París, donde Ida hizo estudios de posgrado. Es posible que estuviera demasiado concentrada en su tesis y no hubiera advertido que su flamante esposo intercambiada cartas con el único búlgaro (quizás había dos) que había en Venezuela. Esta singular criatura le aseguró al incauto Petko que Venezuela era el país del futuro. Fue así como embarcaron en un puerto francés y al término de la travesía se encontraron, encandilados, en La Guaira.
El primer empleo del ingeniero Petkoff fue en la Cervecería Caracas… donde cargaba cajas. Hasta que un día vio un avisito en el periódico. Era una oferta de trabajo del Central Venezuela, que era el central azucarero más importante de Venezuela para la época. Es posible que hayan permanecido un par de años en Caracas antes de seguir su camino al interior del país, porque, en 1928, Ida Maleç se convirtió en la primera mujer que obtuvo el título de médico por reválida en Venezuela.
Cabe asegurar que rindió sus pruebas en perfecto castellano. Ida Maleç era una políglota excepcionalmente dotada. Hablaba, leía y escribía con fluidez y corrección once lenguas: polaco, porque esa era su nacionalidad; yidish y hebreo, porque era judía y venía de una familia religiosa; ruso, porque era la lingua franca del área donde ella se desenvolvió en Europa; alemán, porque lo estudiaba la gente culta de la época; checo, porque estudió Medicina en Praga; búlgaro, porque al casarse con Petkoff residieron en Bulgaria por un tiempo; francés, porque hizo una especialización médica en una universidad en París; español, que cogió al vuelo en Venezuela y llegaría a dominar como una nativa; y, una vez de regreso en Caracas, tras la década de El Batey, se puso a estudiar inglés e italiano hasta usarlos con solvencia. Petko, en cambio, solo hablaba búlgaro y ruso. Se volvió un criollazo, pero abría la boca y era un musiú, tal era su acento. Entre ellos hablaron ruso desde el día en que se conocieron, cuando uno no hablaba la lengua del otro, hasta que la muerte los separó.
Nadie sabe ahora si buscaban los servicios de un químico o un médico pero el caso es que, al descubrir que el cónyuge del solicitado era también profesional especializado, su curriculum se hizo más interesante y los dos fueron contratados. Llegarían a Maracaibo, donde se embarcaron en una piragua que cruzaba el lago, único medio de transporte para llegar a Bobures, capital del distrito (ahora municipio) Sucre, en el Zulia. Después de atravesar el lago en toda su extensión, llegaron a Bobures y de allí siguieron camino por tierra hasta llegar El Batey, aldea que brotó como una floración del Central Venezuela, con 40 grados a la sombra y mucho paludismo. Toda la familia contraería la enfermedad, menos Teodoro.
El Diccionario de la Real Academia Española establece que la palabra batey es de origen caribe. “En los ingenios y demás fincas de campo de las Antillas, lugar ocupado por las casas de vivienda, calderas, trapiche, barracones, almacenes, etc.”. Pues bien, El Batey es la pequeña población donde han vivido tradicionalmente los trabajadores de la caña de azúcar y del Central Venezuela específicamente.
Tal como informa el Diccionario General del Zulia, editado por el BOD, el Central Venezuela fue obra del emprendimiento de Juan Evangelista París y Moisés Henríquez, quienes, en 1912, fundaron una pequeña compañía para la explotación de la caña, en Bobures, distrito Sucre. “Interesaron al capital americano y el 16 de mayo de 1913 se fundó una gran empresa azucarera denominada Venezuela Sugar Company, con un capital de un millón 500 mil dólares, dedicándose a la agricultura y a la manufactura de caña de azúcar. En 1919 se convirtió en el Central Venezuela, con capital únicamente venezolano de 12 millones de bolívares. […] Tuvo un ramal de la carretera Panamericana, una red de ferrocarril, un campo de aviación y un muelle. Producía azúcar refinada, denominada Cristal. Fue administrado por muchos años por la familia París con otros socios. En 1966 fue adquirido por la familia Brillembourg”.
Al químico y la médica les asignaron la mejor casa del Central Venezuela. Una residencia grande construida en madera, sostenida por pilotes, bien ventilada, con una amplia terraza cercada por una veranda donde venían a recostarse los miembros del personal staff, todos extranjeros, que se dejaban caer por las tardes, después del trabajo, en casa de los Petkoff Maleç.
Conocida como el enclave negro del Zulia, Bobures es un pequeño puerto y es la capital del municipio Sucre, ubicado en el extremo sur del lago de Maracaibo. Su conformación territorial es curiosa porque está conformado por dos pedazos divididos por una franja que se le concedió a Mérida para que tuviera salida al estuario. Sus primeros poblados, San Pedro y Gibraltar, fueron fundados en 1516; y muy rápidamente comenzaron a llegar esclavos del África para cultivar la tierra. De hecho, el auge de Gibraltar comienza en el siglo XVII, cuando la Compañía de Jesús desarrolló el cultivo del cacao con tal éxito que llegó a establecer comercio con México y Europa.
Los Petkoff Maleç distaron mucho, pues, de ser los primeros inmigrantes llegados a aquellos parajes, poblados ya intensamente por varias generaciones de afrodescendientes. Ellos iban a residir allí durante 12 años. Petko Petkoff era el ingeniero químico de la industria y la doctora Maleç, la médica de los trabajadores del central, así como de los caseríos y pueblos vecinos, cuyos habitantes venían a la medicatura del Central a verse con ella. Llegó a ser tan popular que por ahí hay un foto donde aparece ella lanzando la primera bola en un juego de pelota sabanera en El Batey.
-Yo recuerdo especialmente los habitantes de la vecina población de Torondoy –dice Teodoro Petkoff- porque de allí es [el intelectual, columnista del diario TalCual] Oswaldo Barreto; y alguna vez su mamá lo llevó a consultar a mamá, de manera que es posible que nos hayamos conocido desde entonces.
El 3 de enero de 1932, cuando los Petkoff tenían ya cuatro años establecidos en el Central, nació su primogénito, Teodoro. Nacería en Maracaibo, porque la doctora Maleç no podía atender su propio parto. Cuando le llegó el momento, tomó una piragua y se fue a la capital zuliana. Daría a luz en el Hospital Central, que está frente al malecón. Y, en cuanto estuvo en condiciones de viajar otra vez, hizo el viaje de vuelta con su bebé. No sin antes inscribirlo debidamente en el registro como natural de Maracaibo.
-El Batey no solo fue el primer lugar donde viví –dice Teodoro Petkoff- sino también donde vi de cerca la miseria. Hay que ver cómo vivía esa gente en los galpones miserables donde se hacinaban las familias de los trabajadores. Yo nací en la casa más cómoda del Central, pero de la puerta para afuera estaba el otro país. Puedo decir, por eso, que yo nací en el país que no suele verse. En una ocasión, mamá tuvo que amputarle las dos piernas a un guajiro que había tenido un accidente y había sido aprisionado por una de las máquinas donde se hacía la molienda de la caña. Como no había anestesia, ella lo hizo tomarse una botella de brandy íntegra antes de proceder con la operación. Desde mi casa yo oía los gritos desaforados del hombre en trance de ser doblemente amputado sin más alivio que un litro de licor. Ese era el país donde yo viví mis primeros años.
En ese pequeño planeta soleado, impregnado del perfume de la caña molida, transcurrió la infancia de los niños de la fotografía. No iban a clases. Se pasaban el día jugando, corriendo por allí con los niños de El Batey, trepando árboles, retozando en el río Torondoy, de frías aguas que bajan de los Andes con prisa por avenar en el lago. “La primera fractura y el primer yeso que tuve en la vida (me he pasado buena parte de la vida enyesado) fue ahí, porque me caí de una mata y me fracturé la pierna derecha”, dice Petkoff.
Durante ocho años, esa fue la vida de Teodoro Petkoff. En nada diferente a la que llevaban los hijos de los obreros del Central, a diferencia quizá de que éstos no tenían triciclos propios. No había siquiera divergencias religiosas, puesto que en el hogar de los musiues ni se mencionaba el asunto de la confesión. “Una vez”, recuerda Teodoro, “un muchachito de El Batey me dijo que los judíos habían matado a Cristo. Yo salí corriendo a preguntarle a mamá cómo era eso de que los judíos eran los asesinos de Cristo. No recuerdo la explicación que ella me dio, lo que sí conservo claramente en la memoria es que me dijo: ‘Cristo era judío también’”.
El Central Venezuela estaba prácticamente aislado. Aunque contaba con los avances antes anotados, su acceso y salida no resultaban sencillos. La vida debía transcurrir allí, en aquel breve espacio acotado de tablones de caña.
En mayo de 1933 nacieron los gemelos Luben y Mirko. Esos primeros días de su existencia están profusamente fijados en los centenares de fotografías que tomó Petko, quien para entonces era un hombre jovial, confiado quizá en que algún día mostraría esas fotos a sus familiares, que habían quedado en Bulgaria, o a la parentela de su mujer.
Antes de la guerra, la abuela Raina viajó de Bulgaria a El Batey, para pasarse unos meses con su hijo, su nuera y sus nietos. Raina Petkoff era comunista también. Y era tan importante dentro del partido que el tribunal que juzgó al zar Boris, muerto en 1943, contaba entre sus integrantes con esta señora. El álbum de familia recoge su adusta estampa en diversas instantáneas . Al parecer, disfrutó su estadía en aquel incandescente rincón del mundo cuya rutina rara vez era alterada. Por eso resultó tan sorprendente el estallido de la sirena del Central Venezuela que, de repente, empezó a sonar el 17 de diciembre de 1935, sin que se hubiera desatado un incendio o se hubiera registrado algún evento excepcional en la localidad. Teodoro, próximo a cumplir 4 años, y los morochos estaban sentados en la escalera que conducía a la veranda. Tan persistente e inesperado era el clangor que se quedaron paralizados. Hasta que alguien pasó apresuradamente y gritó hacia el interior de la casa: “se murió el presidente”.
Cuando Teodoro tenía 7 años volvió a ocurrir algo que quedó grabado en su memoria. Su padre estaba sentado en la sala de la casa oyendo la radio. La doctora estaba a su lado. Ambos tenían expresión grave. Obviamente, era el 1 de septiembre de 1939, porque lo que decía la radio era que los alemanes estaban entrando en Polonia.
Toda la familia de la doctora Maleç iba a morir en la Shoah. Con excepción de Francisca, una de las hermanas de Ida, la parentela en pleno fue trasladada a Auschwitz y obligada a ingresar en las cámaras de gas. Francisca llegó a Caracas tres años después del final de la guerra. Había estado en el gueto de Varsovia. Escapó y estuvo deambulando por donde pudo hasta que los alemanes la recapturaron y al mandaron a Theresienstadt, un campo de concentración que tenían en Checoslovaquia y que, supuestamente, era una colonia judía modelo donde filmaban sus documentales de propaganda. Fue el que le presentaron a la Cruz Roja Internacional en 1944. Silvio Rodríguez, cantante y compositor cubano, compuso una canción titulada Terezin, en homenaje a las víctimas de ese campo: “Una pesadilla blanca / de chimeneas quemando sangre, / para hijos de Judea / con rara estrella y rostro de hambre”.
En 1940, Petko Petkoff se fue a Caracas, llevándose a su hijo mayor. Había llegado el momento de entrar a la escuela y en El Batey no había posibilidades. De momento, atrás quedaron la doctora y los morochos. Como suele suceder, en las familias donde hay gemelos, Luben y Mirko constituían una unidad aparte. La relación entre los morochos y Teodoro, hasta adultos, no era estrecha. Lo era, y mucho, entre ellos. El hermano mayor era el otro. “La relación entre Luben y yo se hizo absolutamente cercana”, dice Teodoro, “después de que mataron a Mirko, en el año 56. Luben quedó descentrado, tanto que hasta caminaba inclinado hacia un lado como si le faltara una mitad. Yo estaba clandestino en esa época y Luben empezó a ir a la concha, a verme. Llegaba y se sentaba en silencio. A él le afectó terriblemente aquella muerte. Eran unidísimos. Más que eso, eran espejo uno del otro. Luben era tranquilo mientras que Mirko era un gallo. La gente decía: ahí está Luben pensando las maldades para que Mirko las haga. Eran terribles. Unos azotes de barrio, realmente. A cada rato los hacían presos, y no por razones políticas. Hacían preso a uno y el otro lo iba a visitar… suplantándolo hasta la próxima tarde en que repetían la operación. Si eran 15 días de cárcel, cada uno cumplía la mitad. Eran absolutamente idénticos. Excepto papá, mamá y yo, nadie los distinguía”.
Padre e hijo se alojaron en una pensión en Caracas. Teodoro hizo el primer grado en el Colegio San Pablo, de los hermanos González Centeno; al término del cual emprendieron viaje al sur del lago a recoger a la familia para residenciarse definitivamente en Caracas. Los tres niños de la foto asistirían a la Escuela Experimental República de Venezuela y lo demás es historia conocida. Iba a pasar “una bola de años”, como él dice, para que Teodoro regresara al Batey. “Volví muchos años después, la primera vez por pura curiosidad. Pero, luego, en cada campaña electoral, pasaba por allí. Eso era una fija”.
El próximo enero ese muchachito que nos mira desde la hirviente atmósfera de la molienda, flanqueado por dos hermanos ya muertos, cumplirá 80 años.
Sobre la autora
Periodista y escritora venezolana, su obra va de la narrativa breve, pasando por la literatura testimonial, a la novela. Premio Nacional de Periodismo y columnista de El Nacional. Directora de CodigoVenezuela.com
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Juanf
Amigo Pintao, en que lugar de Venezuela viviste?, en Caracas es una vida y en el interior del país otra, a partir de los cuarenta cuando llega el petroleo aun cuando barato el bolívar se cotizaba a dieseis pesetas, dando oportunidad a los inmigrantes a enviar remezas que ayudaban a las regiones españolas, italianas y portuguesas a mejorar su entrada familiar, la Europa devastada también dejaba en ese país andino a su gente, salia Venezuela de una época de agricultura para comenzar a forjarse como nación de avanzada, y para ello contaron los criollos con los que de afuera venían por miles a trabajar y a crear haciendas y negocios en todo el territorio venezolano, cierto amigo Pintao que donde hay para coger siempre existe la mano del corrupto que no deja para el otro la tajada, que el quiere llevarse, pero veamos que un tipo traidor a su patria como fue Chavez quien siendo cantinero de cuartel conspiraba contra la Constitución que el había prometido defender, los partidos políticos de la época aun cuando no muy loables tampoco eran malos, las elecciones se sucedían y no había fraude, se entendían con mesa de trabajo y el país avanzaba, en algún momento cuando llega Fidel Castro victorioso a la Habana busca anexar la América Latina a su descabellado y ambicioso proyecto Continental, logra engatusar al criollo de la cantina del cuartel al tiempo que enviá una expedición para invadir Venezuela por Machurucuto con un fracaso total.
Posteriormente el tal Chavez se lanza con un golpe de Estado y fracasa, pero logra como el de la Habana que ese pueblo que vive en el rancho se une a ese desajuste y ustedes ya saben hasta donde hoy llegamos, mas de un millón y medio de venezolanos han tenido que emigrar si no quieren allí dejar el pellejo, por el pillaje que ellos los golpistas y la maldad de los Castros han logrado para el que fuera país de apertura y hoy de reclusión en sus casas, como si de prisión se tratara, quien se atreva a salir como así lo hacen están en constante peligro del hampa que abiertamente y ordenadamente ataca para mantener a raya a cuantos intenten sacarle la presa al de la Habana, anímese amigo Pintao y dele una visita al admirado lugar y vera que nuestras islas son un paraíso para vivir aun cuando también hayan personas sin trabajo, pero la esperanza de vida es larga y eso valen muchos potosí que los nuestros que viven alli no tienen para disfrutar.
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Juanf
Nuestro profesor José Amaro Carrillo en este comentario sobre los emigrantes, nos deja leer en su articulo de las terribles imágenes que recientemente se han podido ver de atestados vagones de tren, repletos de refugiados sirios que tratan, con desesperación, de entrar en Europa con gastos pagos.
Lamentable espectáculo que esta siendo recibido ya con billones de euros para mitigar esa calamidad que acompaña al pueblo árabe de ISIS en su miserable lucha por dominar el mundo de ellos y el nuestro.
Y me permito amigo José Amaro comentar que en otra parte del mundo y muy relacionada con nosotros los canarios existe hoy un peor ambiente que la de los refugiados, le comento que por mas mas de dieciséis años nuestra emigración canaria en Venezuela esta sufriendo como ustedes no se pueden imaginar, un país que fue de apertura para aquellos que decidieron en tiempos de posguerra salir buscando horizontes de América, hoy se ven atrapados y mirando con horror como han llenado durante este régimen dirigido desde La Habana dos estadios Chamartin con muertos por el hampa, hablar de doscientos mil asesinados en las calles y campo venezolano no da crédito a pensar que es verdad, hoy vemos trenes llenos de refugiados buscando la belleza europea ( Los países ricos árabes miran para otro lado, bien gracias) pero nosotros en la Venezuela que fue democrática hoy estamos atrincherados y pasando el hambre de aquello que quisiéramos comer y no se encuentra, ser vegetariano es obligado porque carne no hay.
Nuestro buen Charles Chaplin buscó su rincón americano, estuvo en la Isla Ellis como también yo, buscando saber el día que uno de mis antepasados por allí paso en busca de la California de los 1845, hombre este que regresó a su Breñas de La Palma y de seguro nunca mas viajó.
Estos que aquí quedan relatados no fueron en trenes, fueron en barcos "fantasmas" porque papeles para viajar no daban, mi hermano fue uno de ellos y su relato es para olvidar.
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PÁGINAS WEB
LA EMIGRACIÓN CANARIA A VENEZUELA,
LOS “BARCOS FANTASMAS”
http://www.mundohistoria.org/blog/articulos_
web/la
–
emigracion
–
canaria
–
venezuela
–
los
–
barcos
–
fantasma
[Página web con información sobre las dur
as
condiciones en la que emigraron los canarios a
Venezuela durante el siglo XX. Contiene algunos
testimonios sobre el desarrollo de la travesía,
condiciones en las que fueron recibidos, etc.]
CENTROS CANARIOS EN VENEZUELA
http://www.cronicasdelaemigracion.com/articulo/cana
rias/un
–
recorrido
–
por
–
centros
–
canarios
–
de
–
venezuela/201109121453
09023769.html
[Sitio web con información en primera persona de
diversos centros canarios existentes en Venezuela,
así como las condiciones que los mismos ofrecen, la
situación de la población canaria en los mismos, la
presencia de canarios o descendientes
de los
mismos, las actividades que realizan, etc
Mis buenos amigos foreros, gracias por dejarme esta oportunidad de pedir por aquellos que hoy padecen martirio sin merecerlo, dado el gran esfuerzo y labor que allí en la tierra que fuera de Bolívar y hoy de los Castros hicieron.
No tengo ninguna aversión contra los árabes pero si compasión por los nuestros que emigraron y por sus familias que crearon que hoy sufren en la emigración aun cuando por recompensa tengan la gloria.
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Pintao
Yo también estoy convencido de que la actual situación política de Venezuela es manifiestamente mejorable,y estado de derecho, más bien poco, pero lo mismo creo que no se ha llegado a ella por generación espontánea, sino que como todos sabemos el hecho de que tanto Chávez como Maduro ganen las elecciones se debe a que alguna enfermedad social existe, y a ella no se ha llegado por la picadura de ningún mosquito sino porque durante siglos las clases que han dominado el cotarro y la economía se han dedicado a llevarse las divisas para Miami y a mantener a una gran mayoría en la ignorancia y la pobreza, y claro esos polvos suelen traer estos lodos, y suele acontecer que un reparto tan irregular de la renta entre los que tienen y los que no tienen, suele desembocar en ranchitos, inseguridad, faltad de oportunidades y violencia. Nada recomendable.
Históricamente otros dirigentes de países jóvenes, tuvieron más sabiduría en ir montando los sistemas de convivencia, y hoy como resultado no tienen los problemas de Venezuela. Podemos tomar como ejemplo a Nueva Zelanda, Canadá y hasta la misma Australia, donde por el milagro que sea, la población no vive en ranchitos y la escolarización es total. Una sociedad
formada, es la garantía segura de que las cosas funcionen.
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arodriguez
Grande, Chaplin. Grande, grande, grande.
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Juanf
¿Que pasa en el mundo?
les invito a leer a Mercedes Montero, columnista venezolana que nos menciona los movimientos migratorios.
Todos los días al abrir el periódico, el correo electrónico o ver los noticieros por TV, me encuentro con noticias terribles en diferentes parte del mundo, ya que en ninguno de los continentes hay verdadera paz, todos los pueblos parecen estar amenazados por la imposición cultural del fundamentalismo religioso y el terrorismo como estrategia para alcanzar el poder dictatorial. Los pueblos en cada uno de los continentes encaran problemas distintos de acuerdo al tipo de gobierno que los rija; no es lo mismo vivir en democracia que bajo dictadura, así‑ como tampoco lo es trabajar y producir bajo una administración honesta y con leyes del trabajo justas, que tratar de sobrevivir bajo un régimen cuya corrupción administrativa ha llevado a un pueblo a la miseria. No es lo mismo vivir en un país en el cual se respetan las diferencias culturales, religiosas y hay libertad de expresión, a vivir en un país en el cual solo es aceptable un credo religioso, un pensamiento único y censurado.
En el mundo actual todo lo que sucede en cualquier país puede ser conocido hasta en los más recónditos lugares del planeta, factor este que ha influido en los movimientos migratorios. Los ciudadanos de países que viven bajo la égida de gobiernos dictatoriales y corruptos o en países en guerra ven en la migración hacia países prósperos y democráticos la esperanza y posibilidad real de una mejor vida.
Veamos algunos casos: 1) El Estado Islámico (ISIS) formado entre Iraq y Siria, lleva una guerra con cuatro años de duración, ha dado origen como mínimo a cuatro millones de desplazados que viven en campamentos establecidos en los países vecinos, gente que lo ha perdido todo, las ciudades han sido destruidas incluyendo sus tesoros culturales, bibliotecas y templos, no hay servicios, no hay trabajo, los enfrentamientos y bombardeos son constantes y la guerra continúa, pero en un mundo superpoblado ¿Cuales países pueden recibir tal influjo de gente? La solución está en la recuperación y reconstrucción de Iraq y Siria.
2) Los migrantes africanos que salen desde las costas de Libia en embarcaciones en condiciones infrahumanas hacia Italia y Grecia, (muchos han sido los que han muerto en el camino incluyendo miles de niños que son los más débiles) desde donde los despachan hacia otros países de Europa. Esto ha creado una crisis humanitaria aguda en una Europa que está sobrepoblada y con servicios que están al borde del colapso. Sólo por mencionar un caso, Alemania tiene 750.000 migrantes africanos en lo que va corriendo del presente año. ¿Qué país puede con tal flujo de inmigración? Lo mismo sucede con los migrantes africanos que llegan a Calais (Francia), en donde establecen campamentos ya que su intención es pasar a través del Euro túnel hacia el Reino Unido, creando una crisis humanitaria en ambos países; asaltan a los camiones de carga para tratar de pasar escondidos a través del túnel. Ellos sueñan (todo el mundo tiene el derecho a soñar) pero lo que no se puede contar es con los recursos ajenos, el NHS está trabajando al máximo de su capacidad, las colas para atención para sus propios ciudadanos (que pagan impuestos) crecen cada día. Lo mismo sucede con viviendas, escuelas y todos los servicios, lo cual da origen a tensión extrema en los programas de desarrollo. La verdadera solución del problema para los países africanos está en llegar a tener gobiernos democráticos (no populistas) que hagan de la honestidad administrativa un proyecto de país.
3) Los migrantes de Latinoamérica tienen como principales países de destino de emigración a USA y España. Hay principalmente dos tipos de emigrantes, aquellos que van como recolectores de las cosechas (mexicanos y, centroamericanos)y los profesionales universitarios que encuentran reconocimiento a su formación y desempeño. Los venezolanos no habían sido emigrantes sino hasta que la “revolución” de Chávez llegó al poder y el país se fue abajo, se arruinó, se perdió la moral, la democracia, la libertad y hasta la independencia. Hoy en día se calcula que 1.500.000 venezolanos han emigrado ya que su futuro y hasta las probabilidad de vida les ha sido conculcada por el castro-comunismo que destruyó a un país otrora próspero, libre, democrático y receptor de ciudadanos que eran perseguidos en sus países de origen.
De nuevo la solución para las migraciones masivas de ciudadanos está en que los gobiernos de los países sean democráticos y que haya un Poder Judicial que cumpla con su propósito de hacer justicia verdadera, que castigue el crimen en todas sus formas y la corrupción que es un cáncer que envilece a los gobernantes y hace de sus pueblos unos esclavos.
¡Venezuela quiere y necesita a sus hijos de regreso!
Mercedes Montero
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