La ruptura del pacto político en el Cabildo de La Palma me ha dado pena. Viene a demostrar que seguimos siendo territorio abonado para los contubernios, los cacicatos, la defensa a ultranza de los intereses creados, el rechazo a la innovación. En el mes que hemos pasado Rosario Valcárcel y yo en la isla más de cuatro amigos me han hecho ver la dificultad que tenemos para levantar el vuelo, el inexorable mantenimiento del actual estado de cosas. Por ejemplo: es evidente el bloqueo al despegue turístico porque unos cuantos así lo imponen, aunque después muestren lágrimas de cocodrilo a la vista de que en la monstruosa terminal del aeropuerto -qué lamentable diseño, cuántos espacios vacíos, qué estrechos ascensores, qué angostos pasillos en los aparcamientos, qué errónea señalización- los visitantes se reducen de año en año.
María Victoria Hernández ha publicado libros que son textos de cabecera para muchos, ha investigado archivos, ha rescatado la memoria colectiva, ha defendido, promocionado y amado su isla natal como poca gente lo ha hecho. Cronista excepcional, su entusiasmo y su capacidad de trabajo han sido proverbiales. Hace unos años tuve el atrevimiento de pedir al ayuntamiento llanense que le otorgara el nombramiento de Hija Predilecta, que le dedicara ya una calle, que le regalara alguno de esos honores municipales que suelen reservarse para alcaldes o concejales recién fallecidos, siempre gente del entorno político que manda, la casta sacerdotal endogámica. Pero obviamente aquella instancia que quedó sellada en el Registro nunca mereció respuesta.
Tal como escribió David Sanz en Diario de Avisos el pasado 2 de agosto, Viqui tuvo ideas aunque dispuso de muy poco tiempo para ponerlas en práctica, apenas año y medio. Tras las elecciones, el PSOE se resistía a entrar en el gobierno del Cabildo, sabedor de antemano que se trataba de un pacto venenoso, sometido a permanente chantaje. La Palma es una isla partida en dos: la isla occidental y la isla oriental, que se odian entre sí. Y su capital económica, Los Llanos de Aridane, es una jugosa tentación, un tentáculo del poder. Pobre ciudad llanense: sin auditorio, con la ruina del pomposo Parque Cultural, con la obsoleta Casa de la Cultura, sin la actividad teatral, musical, literaria y artística que merece dada su población.
La cultura en La Palma seguirá siendo asignatura difícil porque hay recelos a que alguien levante la cabeza por encima de la atonía general. De la misma forma, el futuro de la isla depende de las decisiones de media docena de personajes que desean mantener sus prebendas. Mejor vivir de la subvención que de la invención, así piensan. ¿Qué importa si los chicos que salen de la isla a estudiar jamás vuelven? ¿Qué importa si la isla se queda como un bello asilo para la tercera edad germana? ¡Viva el monocultivo!
María Victoria ama la artesanía, las tradiciones, las plantas. Y todo eso se ha reflejado en su breve etapa. Pero hizo más cosas y quiso hacer otras que no pudo culminar.
La cosa está clara: La Palma es hermoso paisaje, y penoso un cierto paisanaje. Apetencia de inmovilismo se llama eso.
(blogdeleonbarreto.blogspot.com)
PedroLuis
Sí, así es don Luis. Me pregunto: ¿será una consecuencia del variado paisaje su complicado paisanaje?
No lo sé, aunque si es verdad que paisaje y paisanaje conforman una unidad indisoluble de natura y cultura.
Es una pena que la política disuelva sin escrúpulos lo que funciona y consolida sin rubor el disparate.
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rvalcarcel
Una reflexión difícil de entender para los que amamos la isla de La Palma.
Y solo añadir que María Victoria Hernández es una mujer que ha demostrado el amor por su tierra, que ha trabajado por ella y que estoy segura que seguirá investigando sobre las mujeres palmeras, por la cultura. Ha sido una gran observadora del folclore, de las costumbres rurales de su isla. Y lo ha hecho con sencillez, con ese estilo tan particular, tan suyo.
Un saludo cariñoso para todos.
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ificrates
La consejera de cultura ha hecho mucho, pero sinceramente, no se valorar cuanto, porque es la primera consejera de cultura, que no está de relleno, que sabe y le gusta el área que le han asignado.
Es un área infragobernada, al mando de la que, siempre ha estado, quien tenía que estar, pero no sabían donde poner.
Ahora, eso si, existe un gusto desusado por que nada cambie. Eso es preocupante en una isla que fue, siempre, innovadora, muy preocupante.
Es verdad que hay un odio municipalista, pero es una tara de espíritus bajos, sumidos en una caterva bulliciosa, pero minoritaria, espero.
Lo valoraremos mejor con la distancia, pero esto nos debería dar una referencia de como deben hacerse las cosas.
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