Vivimos en una sociedad individualista, competitiva, exhibicionista y con tendencia a practicar y enaltecer los comportamientos agresivos. ¿Cómo explicar el hecho de que una niña de 14 años agreda a otra y algún compañero o compañera de clase grabe la secuencia, la cuelgue en Youtube y reciba miles y miles de visitas? En las inmediaciones de un centro educativo en Sabadell la agresora se enzarzó a golpes y patadas en la cara y la cabeza de la otra chica, a la que arrastra por el pelo en presencia de otras jóvenes que no intervienen para frenar la acción. Lejos de mostrar arrepentimiento, la agresora se justificó escribiendo en su cuenta de una red social que si pegó a la otra chica era porque tenía motivos para hacerlo, ya que lo que le hizo antes la víctima a ella "no tenía perdón". Ese alguien que grabó la escena ¿con qué propósito actuó? ¿Y esa red social que ha mantenido el vídeo por qué lo ha hecho? Con el fin de conseguir el mayor número posible de visitas. Este tipo de acciones constituyen una peligrosa moda en todo el mundo. Una parte del cine que se proyecta ofrece un sutil elogio de la violencia y la soez televisión que padecemos enaltece el escándalo, busca incrementar audiencias a base de insultos, empujones, un griterío sin igual que en ocasiones llega incluso a la agresión física. En el caldo de cultivo de una sociedad en crisis que ha extraviado valores suceden múltiples acciones de acoso que, la mayoría de las veces, son silenciadas.
Es lo que nos dicen las estadísticas: el 90 por ciento de los casos de maltrato o violencia infantil no se denuncia. Hay acoso escolar que incluso llega a producir muertes por suicidio. Así se desprende de los informes internacionales elaborados por asociaciones que trabajan para evitar la violencia en los menores, para superar el miedo a denunciar.
Opinan algunos psicólogos que la conducta humana agresiva es "normal" y se encuentra en el ser humano como respuesta frente al ambiente. Es decir que somos seres violentos por naturaleza, primates evolucionados que hace mucho bajaron de los árboles a la estepa africana y han alcanzado el actual desarrollo tecnológico después de innumerables guerras y matanzas, pero según nuestra educación y el medio en el que nos desarrollemos seremos capaces o no de adaptar nuestra agresividad y controlar correctamente nuestras conductas. ¿Sería exclusivamente el ejercicio de la violencia lo que ha determinado la evolución de la especie, su perfeccionamiento a través de los siglos?
Hay otros psicólogos que se enfrentan a esta postura y aseguran que no somos violentos por naturaleza, sino que ejercemos conductas violentas porque creemos que son correctas. La letra con sangre entra, decían en las escuelas hasta hace unas décadas, pero luego hemos pasado a un exceso de mimos a los hijos, hasta el punto de que llegan a alzarse como pequeños tiranos. Dar una torta a un niño sería una forma adecuada de corregir o de educar, pero un juez de Pamplona ha dictado una sentencia que condena a un padre a pagar una multa de 213 euros, seis meses de alejamiento de su hijo y hacer trabajo social por haber pegado a su hijo de 8 años cuando este se negaba a hacer los deberes escolares. Denunciado por su ex mujer, el acusado, de 36 años, en estado de máxima irritación, le dio una torta al pequeño, lo levantó de la silla donde estaba sentado, lo tiró sobre una cama y le dio varios azotes en las nalgas. Una sentencia polémica, la cultura del esfuerzo entre los niños y los jóvenes parece que ha desaparecido sin otros miramientos. Paralelamente, abundan los casos en que, como venganza tras una relación rota, un novio despechado cuelga en Youtube o Facebook vídeos o fotos de contenido erótico con su ex pareja. Este "porno de venganza" debe ser denunciado y perseguido por los tribunales.
Está claro que cuando el ambiente en que se desarrolla un menor es violento, él asimilará ciertas conductas agresivas y en el futuro las proyectará en su forma de actuar. Somos una sociedad de pasarela, lo importante es exhibirse. Entonces podríamos pensar que si queremos dejar de ser una sociedad colectivamente predispuesta a enaltecer la violencia en internet, debemos comprender el ambiente socioeconómico en que crece una generación que ha perdido muchos derechos en el camino, identificar las causas y crear las condiciones más adecuadas para dejar de producir personas violentas o con tendencia a la violencia. Una generación que es la más preparada de la historia reciente contempla ante sí el abultadísimo paro juvenil, la restricción de becas, las dificultades cada vez más duras para acceder a los programas Erasmus. ¿Estudiar, para qué? Para abrir la maleta y emigrar. Se van los mejores, y difícilmente vuelven. Eso también es violencia.
(Blog La Literatura y la Vida)
PedroLuis
Me siento desconcertado
no me gusta la violencia
pido a la gente clemencia
para este mundo alocado.
Este mundo equivocado
sin respeto y sin valores.
Sólo me quedan las flores
que nos recrean el alma
nos alimentan la calma
y ahuyentan mis temores.
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pevalqui
La violencia, se ha convertido en una forma de comunicarse para un sector, desgraciadamente cada vez más amplio de los jóvenes y añadiría que hasta de los menos jóvenes.
Hemos pasado del palo y tentetieso, al sistema casi opuesto. Los jóvenes todo lo cuestionan. No está mal que lo hagan, pero en muchas ocasiones, las formas no son siempre las más adecuadas.
Muchas dinámicas socio-familiares erróneas, tampoco han ayudado, ofrecido soluciones adecuadas, sino que lo han agravado. Es un problema que tiene muchas ramificaciones y merece abordarlo desde diferentes ámbitos.
El exhibicionismo nos invade. Si no contamos lo que nos sucede en nuestro perfil de wassap o colgamos fotos alusivas en el Facebook, es como si no existiéramos, al menos para mucha gente. Es lo que tienen los cambios tecnológicos, a los que no todos han sabido acomodarse debidamente. Aunque creo que también en determinados casos subyacen problemas de auto estima.
Buenos días. Saludos cordiales.
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arodriguez
De un tiempo a estar parte hay un mayor control en los centros de enseñanza sobre el uso de los dispositivos electrónicos de bolsillo. Con esta medida, extendida por todo el territorio nacional, se ha logrado un descenso del número de peleas o escenas aberrantes en dicho entorno. Pero, obviamente, la cosa no debe acabar ahí. Hay que concienciar a los chicos sobre el correcto uso de los móviles, los ordenadores personales y las play-stations de cada cual. Muchos niños, me consta, están ya enganchados a las maquinitas (horas y horas, que se dice fácil, de manipulación sin control de los padres). Todo ello redunda en una creciente -y preocupante- discapacidad de los más jóvenes para comunicarse por escrito. Mucho whatsapp y poca redacción. Esto daría para otro de tus certeros artículos, Luis: la whatsappmanía.
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estaca
Cuando muchos de nosotros estábamos en la escuela o en el instituto y se producía una pelea, en el ánimo de la mayoría de nosotros esta el separar a los contendientes. Las únicas objeciones que se ponía era el peligro que suponía que alguno en el fragor de la batalla “alcanzase” algún puñetazo. Pero salvo esa cautela, estaba en el ánimo de todos que una pelea era algo deplorable, o al menos, algo a evitar.
Muchos docentes desde hace años me describen una realidad totalmente distinta a la de antaño: cuando se pelean dos chicos/as, automáticamente se hace un corro en perfecto círculo y se jalean los contendientes. Si alguno intenta interrumpir el “espectáculo”, es seriamente reprobado, amenazado, etc. Como, además, tienen los medios de compartir el espectáculo, – llámese móviles e internet- lo utiliza sin más.
Naturalmente, me refiero a un sector importante de jóvenes (y “jóvenas”, que diría Carmen Romero). Volvemos a lo de siempre: han mutado la especie en apenas una décadas y se ha vuelto más violenta y sin principios, o simplemente ha habido una dejación de quienes tienen que formar a esos chicos en valores normales (padres y administración) que permitan a un joven comportarse con un mínimo de sensatez.
No se trata de que sean monjes, misioneros legionarios, etc. Sino que encaucen los instintos primarios agresivos el que los tenga, para que no nos regresemos a la selva.
Yo creo que la clave está en “que ejercemos conductas violentas porque creemos que son correctas”. Y eso depende de la educación, en los dos ámbitos: en el hogar y en la escuela. Sin llegar a “la letra con sangre entra”, si se debería buscar la manera de aumentar en la escuela la formación en esos valores cívicos.
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Pintao
Violencia siempre ha existido desde que por mor de la evolución, bajamos del árbol y dejamos de andar a cuatro patas.
A propósito de andar a cuatro patas, recuerdo haber leído un informe de un insigne doctor, que achacaba los frecuentes dolores de lumbalgia que tanto nos aquejan, justo a esa causa, a que nuestro organismo estaba diseñado de origen para andar a cuatro patas y al andar erguidos por lo visto sobrecargamos esas vértebras.
Si la violencia es de origen genético o adquirido, he de decir que sociedades bastante primitivas, como las que he visto en mis años africanos, lo mismo eran tolerantes y pacíficas con sus vecinos, que debidamente manipuladas eran capaces de levantarse la tapa de los sesos mutuamente, sin ninguna piedad.
En la sociedad moderna y occidental, a la gente se le manipula de otra manera más sutil, y gentes con no mucha más cultura que los africanos de antes, pero con los medios que la sociedad del bienestar les pone en las manos, son capaces de cargarse al prójimo sólo por que en ese momento resultó ser guay del paraguay.
Violencia es también el acaparar los medios de producción de tal suerte que parte de la sociedad se quede al margen sin ninguna esperanza de que el futuro vaya a cambiar mucho las perspectivas.
Debiéramos quizás también llamar violencia algo de lo que se ha leído bastante estos últimos días.
Trata el asunto de como gente poderosa y para muchos muy creíble pudieron caer tan bajo para montar una "teoría de la conspiración" que unos para vender más periódicos y demostrar cuan poderoso se pude ser y otros para vengarse del enemigo, conviertan un terrible suceso de violencia yihadista en oscura conspiración entre fuerzas heterogéneas para conquistar el gobierno de España.
No se dudó en terminar con la carrera y con la salud del comisario de Lavapiés, al que se acusó de colocar falsas mochilas,
No se dudó poner en duda que el famoso piso de Leganés fuera la manera de inmolarse los autores del terrible atentado, sino mire Vd. por donde, un paripé montado por los Geos, que previamente manipulados por poderosos agentes unidos a la causa, previamente habían traído los cadáveres de los moros y para que pareciera más creíble, se cargaron al inspector jefe que los mandaba.
Pobre inspector que en cualquier país civilizado del mundo, hoy sería un héroe.
Aquellas declaraciones rimbonbantes que a tanta gente sencilla o interesada confundieron: "No busquemos a los autores intelectuales de la masacre en lejanos desiertos o altas montañas, no, ellos están bien cerca de aquí".
Hasta la púrpura cardenalicia terminó de oscuras maniobras para obtener el poder, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid.
Que vergüenza de violencia.
Esto es lo que dice la Biblia de sembrar vientos con el fin de recoger tempestades.
Y luego son los mismos que aconsejan que hay que tener fe,
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