Desde 1923 Tijarafe, en La Palma, celebra cada 7 de septiembre una fiesta singular. El Diablo, tan perseguido en la antigüedad, tan culpable al que llamaban El Maligno, aparece aquí como un seductor. Un Diablo juguetón que invita a bailar y es tan llamativo que los jóvenes descamisados desafían el chisporroteo de su cuerpo acercándose demasiado, de modo que tiene que haber un cinturón de protección para que no lo tiren al suelo. El Diablo representaría el lado perverso de la condición humana, no somos ni malos ni buenos por naturaleza pero para algunos el Diablo personifica todo lo malo: la desgracia, las epidemias del sida o del ébola, Hitler, el cambio climático, las guerras, los crímenes, hasta el enriquecimiento de algunos políticos o los abusos de bancos que desahucian a quienes no pueden pagar una hipoteca por quedarse sin trabajo. Dios y su antítesis, el Diablo, viven dentro de nosotros igual que la bondad y la perversidad, la violencia y la compasión, la fealdad y la belleza, la paz y la guerra. El Diablo en la plaza con su derroche de fuego y su estruendo vendría a ser una imagen de los terrores del infierno, de ese panorama dantesco que aguarda a los pecadores sin remedio. Pero este Diablo fuma un puro, lleva un pendiente, invita a divertirse.
Nos atrae el misterio, y en Canarias siempre hubo una magia blanca, de curación, con rezados, frotaciones, infusiones de plantas medicinales. Pero ahora también es frecuente la magia negra, para lograr imposibles, para hacer daño. En la iglesia de Los Remedios de Los Llanos de Aridane fue robada la imagen de la Virgen de Regla, una pequeña escultura de una Virgen negra regalada desde Cuba y que probablemente esté siendo utilizada en rituales de santería y otras prácticas afroamericanas. Porque en el mundo tecnológicamente avanzado de hoy sigue atrayendo el lado oscuro de los rituales y aparecen presuntas "brujas" que afirman poder hablar con los muertos en programas de TV. En definitiva, al ser humano del siglo XXI le sigue acuciando la necesidad de saber si la muerte es el fin, o si hay algo más allá. En las capitales canarias, igual que en Madrid, Barcelona o la costa turística peninsular, existen partidarios de la adoración al Diablo, sectas satánicas que en sus "misas negras" representarían el máximo rechazo al cristianismo y a cualquier religión tradicional.
Esta fue una isla pobre, mal comunicada, con ásperos Caminos Reales en vez de carreteras, con oscuridad en vez de luz eléctrica. Tal vez por la sensación de lejanía y desamparo proliferaron las cruces protectoras, cruces y santos en sus urnas en los caminos, en las montañas, para recordar a los muertos, para dar seguridad a los vivos. Isla abrupta, vertiginosa, con acantilados fieros y barrancos en los que se desriscaron más de cuatro. Había temor a cruzar de noche las lomadas y se contaban historias de miedo, historias de aparecidos. Y tal vez para vencer esa idea de indefensión y fatalismo nació este Diablo festivo, burletero, que traía voladores y bengalas, vino y baile, pura diversión de un fuego protector.
Que el Diablo supone excitación y genera admiración bien lo saben los tijaraferos, que supieron sacar el máximo de sus recursos. De la falta de medios nació la primera Fiesta, con la voluntad de superar la agreste orografía, la falta de agua y la poca instrucción de este lugar con tan pocas escuelas y la emigración como válvula de escape. En este pueblo se maneja la poesía oral y es un éxito su festival anual de Punto Cubano, aquí hubo una sociedad solidaria que se juntaba para las gallofas, para la siembra, la siega y la recolección, abrir un camino o poner el techo a una casa y para cantar décimas. Con su ingenio construyeron esta celebración, copiada en tantos lugares, en algunos incluso con resultado de muertos por imprudencia.
El noroeste de La Palma no existe, tal es la percepción que todavía se tiene. Porque el Noroeste es todavía soledad e incomunicación, y olvido de las Administraciones. Solo se sembraba de secano: cereal, habas, chícharos, viña, papas, frutales. Siempre mirando al cielo, siempre atentos a las cabañuelas. Cuando llegó el agua asomó La Prosperidad, con la célebre cooperativa empezó el progreso.
Viví mi infancia en Los Llanos de Aridane con visitas frecuentes a ese territorio fragoroso y áspero del pueblo, con mi madre subía por las lajas del Camino Real de Tinizara entre brezos, tagasastes, codesos y amagantes, bajábamos hacia la costa desde Aguatavar para secar higos y tunos en la costa. Mi abuelo Felipe vivía en lo más alto de Tinizara en completa soledad, tan solo acompañado de lo que llamaba "las sabandijas": carneros y ovejas, cabras, cochinos, un lagar, un viejo horno para hacer tejas. Mis dos abuelos fueron a Cuba muchas veces, fueron pobres y volvieron pobres pero sabiendo décimas, contando historias de zafras de caña y plantaciones de tabaco. Y a un tío mío lo mató un provocador llamado Remigio en una Fiesta de la Cruz de Tinizara, antes de la guerra civil.
Se cumplen 500 años de la primera referencia al lugar, ya en 1514 existe constancia de alguna vecindad. Fundamental en la consolidación del pueblo ha sido su iglesia, con su delicada Virgen de Candelaria venida de Flandes y su original retablo del altar mayor. Hubo muchos pobladores de Portugal, por eso abundan las palabras y los apellidos de allá. Incluso la masonería nos hace aquí un guiño, pues en el primer peldaño que sube al campanario hay símbolos masónicos.
Si Juan Pablo II dijo que el infierno no existe, sería tan solo un espacio mental, el estar apartados de Dios, el papa alemán, Benedicto XVI, discrepó años después. Sea como fuere, haya infierno o no, nos espanta y a la vez nos atrae la figura de un Lucifer venido a la Tierra, un ángel caído que exhibe el poderío de su fuego y de su azufre. Y nos tranquiliza saber que desde hace casi un siglo ha sido derrotado por la Virgen de Candelaria, con lo que, después de la aparente trasgresión, este pueblo humilde y emigrante recupera el orden cotidiano. El sol sale de nuevo y la Virgen reina en el altar mayor.
DonCamilo
Veo que nos vamos aclarando y entendiendo.
El Papa Juan Pablo II lo que hizo fue recordar lo que ha sido la doctrina católica de siempre precisamente porque mucha gente (incluyendo los que lo predicaban así) se había tomado lo del lugar de fuego, las calderas, las horquetas, los cuernos y los rabos al pie de la letra y se habían olvidado de que el Infierno ES, no un lugar (como tampoco lo es lo que llamamos Cielo), sino algo muchísimo peor: un estado de ausencia total de Dios por toda la eternidad, sin posibilidad de arrepentimiento y marcha atrás, pero un estado muy CONCRETO, nada de “abstracto”. Es decir que el Papa nunca dijo que el Infierno no existiera, sino que el Infierno no es como algunos se lo imaginaban, no me incluyo porque yo nunca me lo imaginé así, a no ser antes de ir a catequesis (es decir antes de los 6 años). Me alegro de que hayamos llegado a estar de acuerdo.
Es decir que Juan Pablo II NUNCA negó la existencia del Infierno, y recordó que es eterno y es consecuencia de nuestras malas actitudes conscientes, libres y voluntarias en la vida y que nos condenamos a él después de lo que, como usted bien ha dicho “haber pasado por un Juicio” después de la muerte, pero por las actitudes tenidas en vida.
Pero no podemos decir que el Papa dijo lo que no dijo, aunque lo diga ‘El País’.
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Pintao
Sin ninguna intención en polemizar con Vd. Don Camilo, pues doy por entendido que sus conocimientos de estos temas le son comunes, lo que sin pretender entrar en profundos silogismos lo que yo quería decir no era otra cosa que la prensa se hizo echo en su momento acerca al las manifestaciones del papa de Roma Juan Pablo II en orden a que el infierno no era un lugar concreto en un lugar determinado lleno de fuego además de otros tormentos, calderas de Pedro Botero inclusive, tal como hasta la fecha se nos ha venido diciendo, sino algo abstracto, una idea, pues, que indicando que después de pasar por este valle de lágrimas, los humanos habiendo pasado por un juicio o algo parecido, se nos destinaría por toda la eternidad o bien a gozar de la presencia del Altísimo o a purgar nuestros pecados para siempre.
La verdad es que ya bien sea de una manera, ya de otra, el asunto es un tanto riguroso, pero por por lo pronto lo único que nos queda es esperar y ver, wait and see, que dicen los ingleses.
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DonCamilo
Si Don Pintao tiene dudas tiene muchísimos tratados de teología en los que puede hurgar. "El sufrimiento de las almas por no gozar de la presencia de Dios" es precisamente lo que los cristianos llamamos Infierno, eso no lo discute nadie. Aquí de lo que se trata es de poner la cita en la que Juan Pablo II dijo que NO EXISTE EL INFIERNO.
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Pintao
Releyendo los comentarios no me ca be duda de que debo de pertenecer al grupo de los agnósticos, palabra que muchos no se atribuyen por el oculto miedo que en el fondo nos produjeron los peligros de caer en el averno.
A propósito de la discusión sobre la existencia o no del Infierno, no va equivocado don Luis León cuando hace referencia a las diferencias en esa doctrina que el papa Benedicto XVI rebatió en un sínodo de 2.007 lo que Juan Pablo II habia dicho en el 1999.
El papa polaco vino a decir más o menos que el infierno como tal no existe, que la idea que se la Iglesia quiere expresar con el mismo no es otra cosa que "el sufrimiento de las almas por no gozar de la presencia de Dios".
Por el contrario el papa alemán, antiguo encargado de velar por la pureza de la doctrina de la fe, era más partidario de seguir con la doctrina al pié de la letra, y así lo manifestó, pues era su idea que lo expresado por su antecesor, favorecía dos "bichas" que atacaban a la Iglesia en lo más profundo, una "el relativismo" y la otra "el laicismo".
Si Don Camilo tiene dudas, dispone de inmensos tratados sobre el asunto hurgando ligeramente en Google.
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Pintao
Somos muchos los que una vez criados en la doctrina del nacional catolicismo y movidos no por ninguna "maldad" sino por el contraste de ver las cosas de una manera más amplia y por lo tanto algo diferentes o al menos matizadas, nos encontramos en una incertidumbre que muchos hemos aceptado como algo natural, o sea, dejar que cada uno vea las cosas como Dios le ayude, pero en absoluto tener que aceptar a contrapelo dogmas incontrovertibles propios de otras circunstancias históricas.
Yo a esto he llegado viendo que el mundo es diverso. También ayuda mucho a comprender muchas cosas interesándose por la historia de las religiones antiguas, aún prejudaicas y nos llevaremos alguna que otra sorpresa viendo de donde vienen algunos de nuestros actuales misterios.
A todo ello creo que lo más correcto es respetar las creencias de cada uno pero desde luego que nadie se crea en el derecho de obligar a que la firmeza de su fe tenga que ser compartida sin discusión.
Acepto que la religión es un componente más de las fórmulas sociales que nos hemos dado, y como tales las sigo, pero tengo difícil entender la firmeza con la que muchas personas entienden cosas que sólo se entienden traspasando la barrera que llamamos mundo de la fe.
Mucho es desde luego lo que forma parte de la "tramoya" que a través de la historia hemos ido montando, a veces por la buenas y otras manu militaris.
Y así es la vida.
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lleon
Gracias a Cosmonauta, un lujo; a Pedro Luis, a DonCamilo y a todos los amigos. De verdad.
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PedroLuis
Gracias DonCamilo. Como habitualmente se dice: "hablando se entiende la gente". Sentencia que, por desgracia, no siempre se cumple. En este caso al menos, pienso que en lo esencial lo hemos conseguido.
Muchos saludos para todos.
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DonCamilo
No pensaba escribir nada más de este asunto y así lo voy a hacer, este comentario es sólo para sacar a PedroLuis de una duda:
PedroLuis, sólo el primer párrafo era para responderte a ti, no el resto. Muchos saludos.
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cosmonauta
Señor Luis
Me estoy despidiendo de todos los blogs en los que he participado y uno de estos es el suyo.
Como ya usted sabe yo no vivo en las islas Canarias desde hace muchísimos años y ya no me quedan raíces en ellas pues las he arrancado todas.
De vez en cuando se me ocurre dar una pasadita por este periodiquito digital para ver que ocurre por esos predios de Dios.. Pero como decía mi amigo Atahualpa Yupanki..Un dia yo pregunte padre donde esta Dios ?..Mi padre bajó los ojos y nada me respondió.
Mi retirada es por un tiempo largo amigo Luis pues mis múltiples ocupaciones apenas de dejan tiempo para respirar.
Ha sido un verdadero placer haber podido participar en su blogs y lo digo en serio.
Un abrazo para todos.
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PedroLuis
Don Camilo, una vez más le pido disculpas si mis razonables (derivan de mi razón, la única que poseo, buena, regular o mala, pero mía y no da pa más) le hayan podido molestar. En absoluto, esa era mi intención. Lo confieso. De hecho usted me ha refrescado dos importantes axiomas: 1. Creer en la existencia del Diablo es dogma de fe; y 2. Discernir lo real de lo material. También le confieso que eso de que “el Diablo es tan real como usted o como yo”, no consigo asimilarlo, al menos hasta que no nos desintegremos en moléculas, para convertirnos en materia invisible, a nuestra escala visual.
A estas alturas comprenderá que no quedaría bonito que usted nos diera un tirón de orejas o un coscorrón con los nudillos (y da la impresión de que tiene sus ganitas), como hacía el bueno de Don Fernando (un gran párroco, entrañable y humano, que dejó muchos y buenos recuerdos en Mazo) cuando explicándonos el Misterio de la Santísima Trinidad no conseguíamos entender aquello de “tres personas distintas y un solo Dios verdadero”, pues uno no conseguía asimilar que El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo eran (son) la misma “cosa”…¡Cómo qué cosa! Esa cosa es Diooooos… y otro coscorrón! Vaya que si terminábamos por entenderlo… y aprobarlo con nota.
Confieso que las verdades dogmáticas, aún más por dogma de fe, me generan inquietud, cierta incomprensión y, en determinados casos, rechazo, pero incluso en estos, procuro ser civilizado y, por supuesto, respetuoso.
Fui bautizado, educado en la religión cristiana, en la época que nos tocó, participo con respeto de los actos (misas, entierros, bodas, procesiones, etc.) religiosos, cuando toca, porque así me educaron y en absoluto me arrepiento o avergüenzo de ello. De la misma manera que me pongo, por pudor, un bañador para ir a la playa, o canto el Gaudeamus Igitur (y se lo he visto cantar al Sr. Obispo) en los actos académicos, o tarareo la Internacional, que me parece preciosa y “cristiana”, en los actos socialistas, y he tarareado los himnos de los distintos equipos de fútbol, allí donde he ido, que confieso son muy pocos los campos visitados, muchísimos menos que iglesias, desde luego… Eso es todo, y a mí me parece que no es poco, si encima procuro asociarlas a un comportamiento responsable y comprensivo con el prójimo.
Si usted me dice que ser un buen cristiano exige mucho más. Se lo acepto, pero sinceramente no me gusta que me diagnostiquen un “cacao mental” a la ligera, y menos que me arrojen a la hoguera (dejemos el Infierno quieto), por ser como soy. Porque además, son esas actitudes “dogmáticas” y “extremistas”, ya sean cristianas, o mahometanas, o budistas… o existencialistas, las que cuando no vacían los templos, montan una cruzada o una yihad, bañada en sangre y sufrimiento.
Valoro muchísimo en usted, además que personalmente se lo agradezco, su predisposición a enseñar, disentir, discutir, predicar, y hasta “castigarnos” públicamente con sus coherentes creencias. También discrepo, un poquito, de su “contundencia excluyente”, seguramente necesaria aunque no sé si conveniente.
Finalmente, creo sinceramente que la discrepancia honesta, sazonada de buenas intenciones,también es cristiana y, en cualquier caso, humanamente sana e interesante.
Un cordial saludo. Disculpen la extensión… esto se me ha ido de las teclas.
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