Ingredientes:
Para la salsa:
Elaboración:
Poner en una cazuela los trozos de cabra, el orégano, cubrir de agua y pasar al fuego a hervir unos 15- 20 minutos. Pasado el tiempo, sacar la cabra, limpiar del orégano, secar con papel de cocina, salpimentar. Poner una sartén a fuego con las cuatro cucharadas de aceite y dorar los trozos de cabra, cuando estén dorados, los vamos poniendo en una cazuela.
En otra sartén con el aceite de haber frito la cabra, hacemos la salsa, ponemos los ajos, la cebolla, el pimiento verde, un poco de sal gorda y dejamos pochar, luego añadimos el tomate y la guindilla, hacemos bien, ponemos el pimentón y el vino tinto, dar un hervor, moler, colar, añadir a la cabra, cubrir con agua y poner a cocer unas 2 horas aproximadamente a fuego suave. Si fuera necesario, durante la cocción, añadir más agua.
Acompañar con boniatos amarillos cocidos, o con papas cocidas, o arrugadas o fritas.
Pintao
He de precisar que ya hace algunos años que no como cabra, pero hubo mucho tiempo que siempre que acompañaba a mi padre a comer por ahí, siempre que la hubiera, se comía cabra. Esto no era una particularidad suya solo, pues los platos de cabra fueron de preferencia de muchos palmeros antiguos, que supongo que les recordaba sabores de su infancia.
Recordando este condumio, recuerdo que en Puntagorda lo preparaban de un modo muy apetitoso, pues igual que hace Don Pedro, la carne se “blanqueaba”, antes de prepararla, lo mismo que se suele hacer con la oveja.
También otra particularidad era que igual que en esta receta, la salsa no se ligaba, ni le le añadía demasiadas especies, como pimentón, sino que los sabores naturales sobresalían de manera muy agradable, y sobre todo por haber cocido ligeramente la carne (blanquear), con orégano.
Recuerdo también que en vez de vino tinto, usaban vino blanco, por lo que la salsa además de ligera era de color ligeramente dorado.
Que aproveche, pues es un plato con personalidad propia, pero que no se debe de elaborar como si se tratara de un estofado de morcillo de buey, cosa que muchos hacían y el resultado era un plato, o demasiado especiado, o demasiado espeso y oscuro. Es una pena el privar este plato de su característica personalidad, por otro lado tan canaria, pues en Gran Canaria o Fuerteventura eran platos estrella.
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