ERA NECESARIO ESTE AEROPUERTO DE LA PALMA?

Hace unos años visité la increíble isla de Santorini, en Grecia. Llegué en barco y atracamos en su minúsculo puerto tan encantador y típico que parecía un cuadro de época. Anexo un chiringuito de techo de palma con sus viejos marineros griegos jugando a las cartas. La impresión fue estar entrando en la peli de Zorba, una islita griega como uno se las imagina, de postal. Todas las casitas blancas en el mismo estilo local, contrastando contra los rojos acantilados y el mar verdiazul. Ni un sólo edificio de más de dos plantas, ni una sola línea de tendido eléctrico visible, ni una sola refinería o nada por el estilo que te estropeara el sueño de la postal. La viejita del yogurt en la esquina, con el pañuelo en la cabeza; la pequeña panadería de donde salía el aroma del pan recién horneado. Todas las carreteras pequeñas y serpenteantes, donde a veces te cruzabas con un burrito o alguien a caballo. Pareciera que el tiempo no había transcurrido desde los tiempos en que Miller o Durrell relataban las excelencias de las islas helenas. Naturalmente, como turista estaba encantado, pero claro, ¿qué atrasado comparado con La Palma, no? Pues vaya sorpresa la mía cuando comprobé que en el supuesto "puertito pesquero" atracaban (no uno a la semana, como aquí), sino CUATRO O CINCO mega cruceros llenos de turistas ricos POR DÍA, y que en cada "casita típica" tenías interiores de diseño con internet de alta velocidad; y que por la noche, las coquetas casitas pesqueras se convertían en bares y mega-discos de nivel ibicenco (y mega caras), y que en la isla había cuatro restaurantes de lujo. Entonces comprendí porqué Santorini rompe records de turismo, y La Palma no ve sino cuatro alemanes pobres y despistados. La idea del progreso aquí está muy desfasada. No en el pueblo, que entiende perfectamente en signo de los tiempos (véase el cuidado que se tiene en productos como la miel o la sal, tan bien empaquetados, en la agricultura ecológica, etc.) El problema viene por parte de los especuladores inmobiliarios y, cómo no, de la casta de ladrones (y peor, incapaces) que tenemos por políticos. Con este aeropuerto se ha destruido el poco encanto que le quedaba a la costa de Mazo, arrasada por canteras, invernaderos y otras brillanteces del progreso. El paisaje es cada día más horrible y la caja del ataúd es este aeropuerto, (pensado para la nieve, donde ni una sola terraza se abre en su ingente masa). Es el símbolo de la muerte lenta pero inexorable de este pueblo en tanto que ideas brillantes como ésta sigan imponiéndose. Y seguirán, porque aunque nos arruine a todos a largo plazo, unos pocos bolsillos se han beneficiado de las consabidas mordidas y subcontratas. No hacía falta para nada, está fuera de lugar, es incómodo, frío, feo y prepotente. Pero sobre todo, se carga toda idea de "isla coqueta" para convertirla en un barrio feo de "cualquier sitio". La Palma tiene que jugar la carta de poco turismo pero de lujo, no la fórmula de turismo de masas para la que no reúne ninguna condición. Pero eso exige, en primer lugar, mejorar la calidad del producto. Esta mole se carga la gallina antes de que haya nacido.