TURISMO

Sr. "Criterio", creo que una de las principales razones para justificar esa disparidad que argumenta, es el sobrecosto que representa el "salto" desde otra isla mayor (o menor, pero mejor comunicada) con La Palma. En el asunto de las comunicaciones, las dos islas peor paradas son El Hierro y La Palma. En El Hierro se nota menos, porque son menos y necesitan menos. En La Palma, dinamizar su economía precisa más y se nota más. Alcanzar ese "puntito" o "masa crítica", que permita el mantenimiento sostenible (Recuerdo a las 4 E) de un sistema insular más estable y con mejores perspectivas que las actuales, capaz de absorber mano de obra joven y cualificada, cuesta más, mucho más.

Lo reitero, aunque ya se ha dicho aquí: volar desde Tenerife a La Palma como no residente, cuesta 120 euros. Más que volar desde muchísimos puntos de Europa a Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote o Fuerteventura.

Nuestra referencia territorial y poblacional podría ser Lanzarote. ¿Y su diferencia con La Palma?: muchas, sin duda, por razones naturales y, en los últimos 30 años, de desarrollo turístico.

¿Es posible reproducir el modelo de Lanzarote en La Palma? Yo no lo creo; personalmente no lo quiero; y estratégicamente no me parece recomendable. Tiene el modelo cosas aprovechables: evidentemente sí.

¿Y entonces? Pues creo que hay que esforzarse en mejorar la canectividad (o como se diga); promocionar razonablemente el destino; y dotarnos de las infraestructuras mínimas que nos permitan "alcanzar y parar" en torno a esa masa crítica a la que antes me refería. La empresa en absoluto es fácil. Menos cuando las posturas se radicalizan; se personalizan; se enreda (no miente quien ignora) con perversión; y, para colmo, las instituciones y los representantes que elegimos, más que preocuparse por abordar el problema y pactar posibles soluciones, se enzarzan en discusiones y críticas, marcadas por intereses y estrategias políticas de corto alcance.

Conclusión: Si no cambiamos, no progresamos. Si no progresamos, nos estancamos. En esas estamos. Gobernar es arrostrar los problemas y ensayar posibles soluciones. Exponerse a triunfar o fracasar. Arrugarse y mirar para otra parte, es otra cosa. Puede ser lo aconsejable para sobrevivir, pero nunca para progresar o ensayar la posibilidad de un futuro mejor.

Para nada creo que la actual situación sea más difícil que la que debieron enfrentar nuestros abuelos o padres, cuando en las décadas de los setenta se lanzaron a roturar malpaíses y a transportar suelo desde las Llanadas de El Paso o desde la Hoya de La Pavona, para convertir en suelo productible lo que antes fueron eriales antropizados o malpaíses llenos de naturaleza, apenas modificados por los humanos.