Tenemos los politicos que nos merecemos.

He estado buscando un foro sobre mis queridas islas en el que pudiera hablar del asunto del petróleo y del comportamiento de Ana Oramas o Doramas, no lo sé bien, en la votación sobre el pretendido referendum catalán. No encontré lo que buscaba, pero al ver este me interesó este tema.
En este país nuestro, demócrata, pero con las lógicas deficiencias producidas porque hemos empezado la democracia ayer; digo que en nuestro país CÓMO EN LA MAYORÍA DE LOS PAÍSES DEMOCRÁTICOS, existen 2 partidos mayoritarios y uno o dos que actúan de bisagra, asegurando la gobernabilidad cuando nadie alcanza una mayoría absoluta. Esto es así y hay que respetarlo, porque, la mayoría es la que elige los gobiernos y las minorías se tienen que plegar a eso. Si fuera al contrario, estaríamos en un país totalitario (de derechas o de izquierdas) en dónde una minoría subyuga a la mayoría de la población.
Todo lo demás son especulaciones que, cómo sólo interesan a unos pocos (sabrá Dios porqué motivo) unos pocos le hacen caso.
Yo soy libre. Me importa tanto mi libertad que no he pertenecido ni perteneceré a ningún partido. Y, porque soy libre, voto a quién me parece adecuado en un momento dado, y no voto cuando nadie me convence lo suficiente. En cualquiera de estas situaciones tengo todo el derecho del mundo a quejarme de los políticos; de los que gobiernan actualmente y de los que han gobernado antes. Y nadie tiene que hacer juicios de valor sobre lo que en esta cuestión de votar hacemos los demás. Tenemos los políticos que queremos; son ellos los que luego tienen que demostrar que los merecemos. Y, en las siguientes elecciones las urnas hablaran.
La frase que alguien escribió al principio de alguien que dijo que "los pueblos tienen los políticos que se merecen" es una de esas sandeces que dice alguien, a un comunicador le parece una maravilla, la cita ensalzándola y se hace una bola de nieve a partir a partir de un poco de nieve al que un niño aburrido se puso a añadirle más, se le cayó y salió rodando velozmente montaña abajo convirtiéndose en un alud.