HEMICICLO PARLAMENTARIO

El que tiene un amigo, tiene un tesoro:
Mi querido y buen amigo AF. No voy a cuestionar nada de lo que me acaba de ofrecer como alternativa de autolisis, de o para este impresentable, amoral, cínico, para más perversión, ateo confirmado, y pseudéspota, insultante de católicos, a quienes parece odiar, y de quienes se mofa, que como bien dice Ud. carece de toda educación bien entendida como tal. Es decir que lleva Ud. toda la razón y agradezco sus buenos consejos, faltaría más.

No sabe Ud. lo que me cuesta no salir al trapo de sus insultos chabacanos, propios de barriobajeros, por lo tanto pueriles. Sabe; es que aunque seamos simples pseudónimos, nick, o apodos, y hasta muchas veces entresaquemos quien es el propietario del mismo, pues… somos una persona, y que es una persona: huelgan comentarios si lo es. De lo contrario habría que explicárselo.

Su odio, sus celos, (del universitario) provienen como ya le dicho al caballero, del “Síndrome de Procusto” que sufre, y sobre eso no podemos hacer nada ni somos responsables. Es un problema de conducta complicado de resolver, ya que tiene emparentamiento con la envidia y celos, y como bien sabe mi querido y buen amigo AF, la diferencia que puede existir entre estos dos trastornos es simplemente que: el envidioso desea poseer lo que no tiene, mientras que con los celos, se teme perder lo que se tiene. Así qué imagínese cuando ni una ni otra está claramente definida. ¿Qué le vamos hacer?

Bien, me estoy desviando del tema central, disculpe. Si lee mi último ruego en este hilo, si, al universitario, como suele llamarle, he decidido poner en práctica ese método que me aconseja, que además creo será infalible, aunque recuerde que él no cejará en seguir con su “matraquilla” la de siempre, cual parece divertirle. Parece que el hacer daño, herir es su deporte favorito.

Otra de las cosas por las que pienso en lo que Ud. comenta, es por la “volatilización” de este hilo, dado que si lo que aparece, y esto lo es, está fuera ya de tema, y se parece más a una plaza de mercado que para lo que fue abierto, posiblemente ocurra. Ya en cierta ocasión un “top-ten” de aquí tuvo esa suerte.

Gracias AF, y manténgase ahí, siempre en su educada crítica, que al parecer, toda la enfermedad es por no ser simpatizantes del profeta de PIT, hijo del FRAP, ya que según el universitario será quienes pongan orden en nuestro país, la mejor y única opción, introduciéndonos en lugar de la Constitución, el catecismo de Lenin, otro gran genocida y trastornado, ya que como sabe, todo aquel que supuestamente, el que dudaba o le diese olor a traidor, le aliviaba su dolor de muelas eternamente, ya que era su enemigo.

Cordiales saludos y gracias.

Martelero, aclararle que no soy bipolar, no, soy trifásico +n con ligera derivación a la toma de tierra.

Martelero, le ruego respeto.

Esto no va de hemiciclos, pero es interesante ver la opinión de alguien que piensa con pragmatismo, dada la “pasada” del jefe de los gendarmes mayores del Mundo, veamos que opina un israelita sensato:
De MIJAEL EVEN DAVID, Rabino.
Hoy nos hemos unido a los fuegos de la Inquisición. Quemamos personas vivas de una fe diferente a la nuestra y dijimos que es nuestro Dios que lo requiere. Hoy nos unimos a las hordas de los cosacos, con odio asesino y salvaje, sin ver al otro, sólo viendo que somos diferentes. Hoy nos unimos a los asesinos nazis, matando a un niño brutalmente por su raza y etnicidad.
Hoy dejamos de ser el Pueblo Elegido, porque para esto no fuimos elegidos. Tal vez necesitemos otros dos mil años de Exilio para recordar quiénes deberíamos ser. Hoy perdimos cualquier superioridad moral que queríamos creer que teníamos. Somos exactamente como ellos. También somos asesinos. Todos nosotros. Los que lo prendieron en llamas, los que gritaron “muerte a los árabes”, los que declararon que la Torá nos pide matar y asesinar y vengarnos. Aquellos que vieron todo esto y no hicieron nada, aquellos que mañana aún no harán nada.
Especialmente aquellos que tratan de encontrar paz para sus conciencias en las comparaciones: “ah, pero nosotros no celebramos asesinatos”, “nosotros no enseñamos a odiar en nuestras escuelas”, “nosotros no consideramos a los terroristas, héroes”. Pero no es sobre ellos, Dios Altísimo, ¡es sobre nosotros! Es sobre perdernos a nosotros mismos, sobre nuestro fracaso como nación. Evidentemente hemos fallado.
En el futuro, cuando estudien las leyendas sobre la destrucción de nuestra sociedad, de nuestro Estado, ellos leerán: “Por el asesinato, la quema, el salvaje homicidio de Muhammad Abu Jdeir, nuestro Templo fue destruido, nuestra Tierra fue desolada y fuimos exiliados entre las Naciones”.
Nunca la paz se vio más lejana. Nunca estuve tan avergonzado de ser israelí. Nunca estuve tan avergonzado de ser Judío.