Desde el Morro ya ondea el símbolo mariano sobre Santa Cruz de La Palma, anunciando que estamos en Año Lustral
La pandemia de la Covid-19 se llevó por delante lo que nada ni nadie había conseguido desde el siglo XVII: la celebración, cada lustro, de la Bajada de la Virgen. Aquel año de 2020, el primero de enero, se celebró la izada de la Bandera de Las Nieves, que anunciaba el inicio de un año lustral, pero el virus impidió esta conmemoración.
Hoy, cinco años después, vuelve a ondear la bandera blanca, con el anagrama de Las Nieves, sobre Santa Cruz de La Palma, en el Morro que protege el Real Santuario de la Patrona de la isla, anunciando que estamos en Año de Bajada. La LXX edición de las Fiestas Lustrales de la Bajada de la Virgen.
La Palma vuelve así a reencontrarse con su celebración principal, que concita el espíritu de un pueblo, que cada cinco años muestra su magia en la Danza de Los Enanos; su valentía en los intrépidos acróbatas; su ingenuidad en la Noche de La Pandorga; su imaginación en el Carro Alegórico y Triunfal, o su elegancia y saber estar en el mundo con el Minué. Todo como un gran relato, tejido como preludio a la llegada a la ciudad de la imagen de Las Nieves.
Este primer día de 2025, Año Nuevo, todos los templos de la isla de La Palma han repicado al unísono sus campanas anunciando que entramos en año lustral, en año de Bajada.
En el Santuario de Las Nieves se vivió este primero de enero la celebración litúrgica, en la que se dieron cita autoridades municipales e insulares, así como numerosos fieles que no quisieron perderse este hito simbólico de cada año lustral.
Tras la celebración, los miembros de la Cofradía portaron la Bandera hasta el Morro de Las Nieves, donde se procedió a su izado entre el repique de campanas y el sonido de las castañuelas de la Agrupación de Breña Alta. Para concluir con salvas en honor a la Virgen.
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