El Mensajero tiene madera de aspirante (1-3)

La tripulación de la escuadra rojinegra parece haber recibido una consigna muy clara de su comandante, José-Antonio Robaina: primero hay que disparar y luego preguntar. Y en eso están los rojinegros, que le dan gusto al “cañón” a la menor ocasión.

El Club Deportivo Mensajero no se inmutó ante el Atlético Güímar que dirige Adonay Martín. La presión que ejercitaban los güimareros, le puso la batería a los palmeros para asentar las ideas con claridad.

El equipo que preside Víctor-Manuel Francisco Herrera sigue con una racha positiva fuera del Estadio “Silvestre Carrillo”. El Club Deportivo Mensajero sigue en la misma tónica de los últimos enfrentamientos, con resultados abultados. Esta vez contó con la providencial de Víctor Rodríguez, un jugador que consiguió los tres goles en la mañana-tarde, en el Estadio Tasagaya, que dio tres puntos valiosísimos.

No había cumplido un minuto de juego. Víctor Rodríguez recibió el esférico y ante el cancerbero Dani Hernández, no consiguió batirle. En el Tasagaya parecía que la refriega iba a comenzar muy pronto. Oportunidades malogradas por ambas escuadras, la retaguardia rojinegra evitó que Kylian Pérez fuera batido por Héctor, que había sustituido a Gerardo por lesión, minuto (8); el balón fue a tropezar en el larguero.

Pero en estos primeros cuarenta y cinco minutos no supieron batir a los guardametas, que estuvieron acertados en sus intervenciones. Los dos equipos, con más ganas que fútbol, intentaron hacerse con los tres puntos y demostraron, al menos durante la primera mitad, el temor que se tenían.

En el segundo periodo salió decidido el Atlético Güímar, que dispuso de una excelente ocasión para batir al guardameta rojinegro Kylian Pérez, en el minuto (51), conseguido por Héctor (1-0), que podía dar alas a los locales y trastocar los planes del técnico José-Antonio Robaina, ante una buena ocasión para reducir distancia respeto a los dos primeros clasificados.

A la escuadra rojinegra no le hizo falta desplegar de lleno a sus velas y resolvía sin problemas lo que para los rivales resultaba un rompecabezas. Le bastaba oficio, orden y mejor dinamismo en todas sus acciones. El Club Deportivo Mensajero empezó a despertar. El gol de Héctor les había dejado algo tocados, pero se dieron cuenta de que la escuadra enemiga no era tan peligrosa. Se fueron instintivamente hacia el abordaje y pronto obtuvieron su premio. El defensa Orlando desde la retaguardia envía el esférico hacia Víctor Rodríguez, y con la cabeza no desaprovechó para batir al cancerbero Dani Hernández, minuto (59), el empate (1-1). Para el Club Deportivo Mensajero, vuelta a empezar.

A la escuadra rojinegra no le entró miedo a ganar fuera de su feudo. Esta presión no atenazaba a sus jugadores. Víctor Rodríguez fue el jugador resolutivo y el técnico José-Antonio Robaina no lo cambió. Los jugadores rojinegros fueron capaces de crear ocasiones de gol y todo hacía indicar que el enfrentamiento acabaría con triunfo mensajerista. Y de repente apareció Vianney enviando el balón al goleador Víctor Rodríguez, para batir al guardameta Dani Hernández, minuto (78), dentro del área (1-2).

El Club Deportivo Mensajero administraba su renta que luego aumentó, con un centro de David Díaz, al ariete Víctor Rodríguez y el balón lo envía hacia la red güimarera, minuto (87), consiguiendo así el (1-3). Los rojinegros consiguieron espacios abiertos para sentenciar a la contra. Lo pudieron hacer donde tienen madera de aspirante. El equipo que preside Víctor-Manuel Francisco Herrera sigue en los puestos altos de la Tabla Clasificatoria con puntos (42), encuentros ganados (12), empates (6), derrotas (5), goles a favor (43), en contra (23). Sus máximos goleadores son: Víctor Rodríguez con goles (14), Yeray Pérez (13), Vianney (6).

Al final fue tanta la pelea por los tres puntos, que la tripulación de José-Antonio Robaina puso la intensidad, luchó, corrió hasta la extenuación, sin perder el fuelle. Dejando un grato sabor de boca a los pocos aficionados rojinegros que acudieron al Estadio de Tasagaya.

ESCRIBE: Miguel Pérez.