El Cabildo apuesta un año más por la continuidad de los huertos escolares ecológicos como una herramienta pedagógica que permita al alumnado acercarse al sector primario para aprender de primera mano la importancia de trabajar la tierra, los valores de respeto y cuidado a la naturaleza. Para ello los niños de los centros escolares serán los encargados de sembrar, cuidar y recolectar los productos de su huerto.
El huerto escolar ecológico proporciona los recursos educativos para que los niños se sientan atraídos y disfruten con la producción de los alimentos que después podrán degustar en el colegio o en su hogar. Un conjunto de herramientas que contribuirán a encauzar hábilmente los hábitos saludables y nutricionales del alumnado además de ser un juego de niños muy instructivo y educativo.
El Cabildo colaborará con los 30 centros educativos de la Isla para el desarrollo de este proyecto. Además en 14 de ellos la Institución insular ya ha repartido vermicomposteras de plástico reciclado, de fácil uso y manejo, para que el alumnado aprenda a reciclar los desechos orgánicos y obtener humus, abono natural, que se usa como fertilizante de los cultivos, consiguiendo así concienciar al alumnado sobre los beneficios del reciclaje orgánico.
En esta línea, la consejera de Educación, Teresa Rodríguez Díaz, cree necesario el uso de esta herramienta pedagógica tan importante. Es por ello que se han organizado unas jornadas dirigidas al profesorado participante en el proyecto, para facilitarles el reciclaje o la adquisición de conocimientos de agricultura ecológica necesarios para el buen desarrollo del mismo.
Por el otro lado, el Cabildo surte de las semillas, plantones, compostaje y herramientas suficientes para poder desarrollar el programa, así como las instalaciones complementarias como son el riego, vallados, etc
Desde el Cabildo se busca que esta aportación convierta a los alumnos y profesores en difusores del cuidado de su entorno y de inculcar en la sociedad la necesidad de llevar a cabo buenas prácticas tanto para el uso de los residuos como para los cultivos, con la consiguiente mejora de la calidad ambiental.
Trabajar con los más pequeños permite crear una base sólida para transmitir los conocimientos adquiridos al resto de la sociedad, ya que ellos, con sus actitudes, actúan como la voz de la conciencia de las personas que les rodean.
