Doris Paredes, el alma de Quesos Victorino

La labor callada de las mujeres en el sector primario poco a poco va viendo la luz y recibiendo su recompensa y eso es lo que le ha pasado a la ganadera y quesera Doris Paredes Ollero, que vive en Puntagorda y cuyo queso, el Victorino semicurado ahumado de leche cruda, ha sido elegido el mejor queso de Canarias 2016 en el Concurso Oficial AgroCanarias.

De origen peruano aunque lleva ya catorce años viviendo en la Isla, Doris ha reconocido que es un premio que no se esperaba “yo no me lo creía pero los catadores son los que deciden y veo que la gente prueba el queso y le gusta, aunque aquí en La Palma, como yo digo, todos los quesos son buenos por la alimentación del ganado, pues la base es el forraje”.

La granja era de su suegro, lo que explica el nombre de Quesos Victorino, “él es el que me enseñó y cuando se jubiló me hice cargo yo”, explicó. Ella cuida de las 70 cabras que tiene aunque también la ayudan su marido y su suegro y “así vamos tirando”. Su producción es pequeña, de unos quince kilos diarios, aunque “este año voy a tener queso todo el año porque he hecho dos lotes de cabras y cuando están todas juntas son unos 22 kilos al día”. Toda su producción la vende en el mercadillo de Puntagorda los sábados y domingos, que ha sido precisamente donde hablamos con ella. En su puesto nos atendió mientras vendía el queso.

“Duro por fuera, con un color blanco marfil y más blando por dentro, no es tan reseco como por fuera”, así describió Doris el que ha sido elegido como el mejor queso de Canarias de este año. Por ello, la han llamado de Tenerife, de Gran Canaria, “y de todos lados” para pedirle queso pero “yo les he dicho que no tengo una producción grande y que solo vendo en el mercadillo, en casa, o a los que me hacen encargos”.

Fresco, tierno y semicurado son las variedades de Quesos Victorino que vende y cuando no tiene, vende el queso de otros compañeros de la DO. Entre su clientela, hay palmeros y turistas. A todos les gusta su producto por igual. El secreto, el trabajo diario y la alimentación que le da a sus cabras. Con cereales y forraje las alimenta, y de lunes a viernes las suelta por horas, porque vive dentro del pueblo, para nos molestar.

Doris Paredes vive de su activiad y espera poder seguir con ella por mucho tiempo “mientras que me dé de comer a mí y para ellas no pido más”. Madre un hijo de 16 años, que también la ayuda, dice que el suyo es un negocio familiar en el que “todos aportamos algo y vamos tirando. Este es mi futuro y lo que me da de comer mientras no tenga otra cosa”. El queso lo ahuma con tuneras y también con penillo para darle el toque final.

Durante los 365 días del año tiene que trabajar, vacaciones no tiene pero no se queja porque “me organizo para tener alguna tarde libre, después de que dejo a las cabras comiditas y tranquilas”.