El personaje de la Nave en el Diálogo con el Castillo lo interpretará por primera vez una mujer

El Diálogo del Castillo y la Nave, uno de los números más antiguos y representativos de las fiestas de la Bajada de la Virgen, contará por primera vez con una protagonista femenina. Alicia Fernández será la encargada de dar voz a la Nave de María en su particular encuentro con la fortaleza, a la entrada de la Virgen en la Ciudad, en la mañana del domingo de la Semana Grande. El papel del Castillo será interpretado por el actor palmero Quique Santacruz.

El conocido enfrentamiento entre la fortaleza, que en lo alto del risco defiende la Isla del embate de los piratas, y el pacífico navío, que simula acercarse a la orilla insular portando un misterio en su interior, siempre había sido, hasta la fecha, asumido por roles masculinos.

En la última edición el poeta Manuel González Plata "Bejeque", quien ha participado en el número desde 1980, recitó el pasaje del Castillo y fue la persona que precisamente aportó la idea que de la Nave de María fuera interpretada por una voz femenina.

Alicia Hernández es, en cualquier caso, una persona conocida en el ámbito de la Bajada de la Virgen, ya que interpretó los papeles protagonistas en el Carro Alegórico La otra Virgen, en 1990, y Cubierta con su sombra, en 1995, ambos de Luis Cobiella.

Por su parte, Quique Santacruz posee una amplia experiencia actoral en teatro, cine y televisión, donde incluso ha llegado a estar nominado como mejor actor televisivo en los premios de la Unión de Actores y en el marco de las Fiestas Lustrales ha participado de forma continuada en las representaciones del Carro Alegórico y Triunfal.

En su sencillez y brevedad, el Diálogo es una muestra de la histórica relación de Santa Cruz de La Palma y el mar. Su origen se remonta al cruce entre unas variaciones de la loa de Juan Bautista Poggio Monteverde para 1705, titulada La Nave, y la tradición teatral peninsular de las batallas de moros y cristianos.

En cada edición de las fiestas un nuevo Diálogo era escrito para la ocasión, en el que quedaban reflejados los sucesivos gustos y modos literarios de cada época y los hechos históricos del momento. En 1875 fue estrenado el texto actual, obra de Antonio Rodríguez López, que tuvo tanto éxito que a partir del lustro de 1885 se ha venido empleado de forma ininterrumpida hasta la actualidad.