Lo que puede decirse de las elecciones europeas como de las españolas es que el electorado está altamente desencantado de cómo están ocurriendo las cosas. Si miramos el panorama español, el desencanto viene de varios frentes. Los políticos no cumplen lo que prometen. Entonces para qué hacer costosas campañas electorales financiadas por los bancos que nos tienen a todos en un brete si luego los partidos tienen que estar a sus órdenes.
La ciudadanía que es el fundamento de la gestión política, mira el espectáculo de la marcha de la economía y la actividad política con amplios recelos como ocurría en los siglos XV y XVI con los cristianos viejos y los nuevos. A lo que hay que añadir la enorme banda de ladrones que se ha destapado, de los cuales comparecen ante la justicia algunos y a su vez pasan a la cárcel aunque no todos, en otros casos los juicios se dilatan excesivamente en el tiempo y pasan meses e incluso años y el juez tiene que archivar el caso por falta de pruebas. De esto que digo no puede deducirse que todos nuestros políticos sean ladrones, pero con menos casos de corrupción estaríamos mejor. Por ejemplo, si las grandes corporaciones industriales y financieras pagaran a hacienda lo que les corresponde, como en el caso de Apple, es seguro que no haría falta aplicar tantos recortes injustos e inútiles a la clase media que va quedando. Los millones de euros de la venta de ordenadores y demás aparatos vuelan hacia Irlanda donde el impuesto es sólo del 12% en lugar del 30% español. Pero los irlandeses con su legislación permisiva, permiten que a través de diferentes estructuras, esos millones pasen a paraísos fiscales y no tributan tampoco allí, es decir no cotizan en ninguna parte. No sólo no dejan un euro en España, sino que ese dinero viaja a otro lugar provocando una descapitalización que impide el reciclado, la reinversión, en definitiva que el dinero se convierta en economía creativa y no tan sólo en especulativa, mejorando la industria y el empleo. Algo parecido sucede con la gran empresa virtual Amazon y así sucesivamente.
Estoy completamente de acuerdo con el profesor Serge Latouche, profesor emérito de la universidad de Orsay (París), objetor del crecimiento exponencial, en que el haber trabajado en primer lugar por una moneda única, sin política social, fiscal, ambiental, sin política industrial única, no podía más que engendrar más que tensiones insolubles.
"La crisis financiera, comenzada en agosto de 2007 en USA, que se extendió a la economía mundial el 16 de septiembre de 2008 con la quiebra del Lehman Brothers, tuvo dos fases sucesivas. La primera se abrió con el G8 de Londres en abril de 2009 y se cerró con el de Toronto en 2010. Era formidable: se iba a moralizar el capitalismo, regular los bancos, suprimir los bonus, los paraísos fiscales, las Stock-Options… Luego, pasados los efectos publicitarios, nada. No solo no se produjo ningún ajuste de cuentas, sino que se organizó a gran escala el rescate de los bancos. 23 billones de dólares, o sea, un tercio del PIB mundial, se metieron en el bote. De esta manera, se perdió una ocasión extraordinaria de meter en cintura al parasitismo financiero. El resultado no se hizo esperar: se relanzó con más fuerza la economía de casino, mientras la economía consumista perdía fuelle". (Tomado del profesor Latouche del libro" ¿Hacia dónde va el mundo"? 2012- 2022. La última oportunidad, ed. Icaria 2012, pags.71-73).
Él mismo sostiene en una entrevista periodística que el capitalismo siempre ha estado en crisis, que se parece al equilibrio del ciclista que si deja de pedalear se cae al suelo. El capitalismo siempre ha de estar en crecimiento, si no es la catástrofe. Desde hace 30 años no hay crecimiento, desde la primera crisis del petróleo de 1973 hemos pedaleado en el vacío. No ha habido crecimiento real, sino un crecimiento de la especulación inmobiliaria y bursátil. Y ahora ese crecimiento está en crisis. Es necesario-afirma Latouche- trabajar por una sociedad que produzca menos y consuma menos, única manera de frenar el crecimiento, porque -afirma Latouhe-"El que crea que un crecimiento exponencial es compatible con un planeta finito es un loco o un economista". En su línea de pensamiento están otros especialistas como Susan George, Jean Pierre Dupuy e Yves Cochet.
Acudo a este maestro porque, como otros, sostiene que hay que cuidar esta nuestra casa común y única que es la Tierra y que como puede comprobarse en la lectura de algunas fuentes, los archimillonarios en su avidez por seguir engrosando sus cuentas actúan como si el planeta fuera de tamaño infinito y que si este año han ganado 100 espuertas de dólares, para el próximo deben ser 200 y así sucesivamente. De esta manera las 85 primeras fortunas del Planeta concentran en sus manos lo que correspondería a unos 3.450 millones de personas excluidas del sistema. Luego nos lamentamos de que si los africanos inundan Europa o que si los americanos del sur o del centro quieren ir a los USA, porque ellos no quieren vivir peor que los que nadan en la abundancia y pueden gastar cuanto quieran.
Y aquí está el fundamento de lo que entiendo va a ser la decepción del electorado ante las elecciones europeas. Hay unos europeos a los que les va bien o muy bien, en general y que están en pro de mantener la Unión tal como va y luego estamos aquellos que no nivelamos los platillos de la balanza de ninguna manera: irlandeses, portugueses, españoles, italianos y griegos. A esto hay que añadir la manera de invertir los fondos europeos de cohesión en obras no productivas o disparatadas. Por ejemplo, si la nueva terminal de pasajeros del aeropuerto de La Palma se llenara de visitantes, necesitaríamos de dos islas y media a tres para poder alojarlos. A esto se suman aeropuertos a los que no llegan aviones, trenes de alta velocidad con un número muy reducido de pasajeros carreteras- como la nuestra del norte de La Palma, tramo de los Sauces a Garafía- paredes de piedra fina en las que no entra una lagartija, pero ahora cubiertas de zarzas, un gasto inútil censurado por todo el mundo y sin protesta alguna de la consejería de obras públicas. Por cierto, no estaría de más una nueva capa de asfaltado en la carretera de S/C. de La Palma a Los Sauces, llena como está de baches, hoyos, asfalto partido que da lástima.
Yo no sé por dónde va a ir la opinión de la gente en la consulta de mayo. Mejor es votar que no hacerlo, pero comprendo perfectamente a la gente a quien le da lo mismo votar que no. Si en las elecciones para las Cortes Generales españolas, los que salen elegidos habitualmente no hacen lo que prometen, incumplen lo que dicen que van a hacer o hacen lo contrario y esto en España, ¡como actuarán en Estrasburgo! Tan lejos de aquí y con los problemas de ajuste de cinturón que nos proponen de recortes y más recortes y luego, los altos responsables de la Comisión Europea con sueldos de más de 20.000 euros al mes y los parlamentarios bien atendidos también en el capítulo de los ingresos, no los veo con ganas de apretarse el cinturón y echar a caminar juntos con la ciudadanía. Que no se olviden, los que ganan esos 20.000 euros, que hay mucha, mucha gente ganando entre 500 y 600 euros al mes y eso no da más que quebraderos de cabeza.
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PedroLuis
Antes las elecciones europeas, se percibe desgana y hastío. Falta de ilusión, de mensaje, de líderes…
Qué penoso contemplar (ver y oír) ayer en el Parlamento Nacional a nuestros próceres acusándose de mentirosos, de mangantes, de no cobrar sobresueldos en su “puta vida”… Y todo, para intentar arrastrar cuatro votos fáciles para “sus urnas”. Con semejantes líderes, no hay manera de que la Política (con mayúscula) recupere credibilidad y adquiera el necesario protagonismo que merece.
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Pintao
Don Guillermo, da gusto leerle, pues se ve que Vd. procura no quedarse en la superficie de la información diaria, sino tratar de enterarse de la verdadera razón de las cosas.
Por un lado y sabiendo que no creo que sea alto el porcentaje de ciudadanos que procura indagar más en la verdad y no sólo quedarse en lo que nos dicen los aparatos de propaganda de los partidos, he de decirle que somos una minoría y que la gran mayoría, por falta de costumbre les da pereza contrastar información, gracias a Dios, cosa que hoy no es difícil, como comprobamos los que utilizamos algo las posibilidades de internet.
Bueno, ese es mi caso.
La mayoría no se ha enterado que hemos entrado en una dinámica que no cambiará de por sí ella sola. Y esa política no es otra que la que pone los beneficios de los grandes capitales en primer lugar, y después muy subordinado al ciudadano, que ha de al final creer que no existe otra manera que acostumbrarse a vivir con menor renta día a día.
La gente, y no es echarle la culpa a la mayoría, sino constatar que las cosas son así, van agarrándose a las pequeñas esperanzas del día a día, formadas normalmente por la declaraciones políticas que lejos de tratar de exponer cual de cruda es la realidad, van a base de medias verdades y mentiras disfrazadas echando días para atrás, y buscando maneras de mantener engatusado a la clientela con bien elaborados argumentarios hechos por sociólogos competentes y maestros en crear tendencias.
Decía Doña Manuela Carmena (famosa jueza que estuvo en La Palma por los setenta) el otro día en la Tele, que no habrá ningún cambio que no nazca de la fuerza de los ciudadanos unidos, que consientes de lo que se están jugando, se nieguen a caminar por esa vereda y haga que poco a poco vayan surgiendo políticos honrados cuyo interés principal sea resolver los problemas de los ciudadanos sin miedo a hablar claro por miedo a las represalias de los partidos.
Hay que tener buena disposición y confianza en las ideas justas, y menos fe ciega en lo que dicen los dirigentes de los partidos, pues sabemos que como bien decía en su día el indio Jerónimo a las promesas del capitán Grant,"hombre pálido dice palabras bonitas, pero habla con lengua de víbora".
La empanada mental que tanto ha calado en la sociedad en general de que todo lo malo que nos sucede es culpa de Zapatero, y la herencia recibida, y ahora con Rajoy marchemos todos juntos con mirada firme y fe en el futuro que nos llevará con mano sabia a la prosperidad perdida, no es más que un reclamo, montado sobre medias verdades y muchas mentiras y los cambios habidos el único resultado que darán cuando la situación europea mejore será una sociedad menos igualitaria, una clase trabajadora más empobrecida y un país donde los universitarios que después de haberse preparado para el futuro han de irse a Londres, Copenhagen o Frankfurt, a reciclarse en trabajadores de menor nivel y estar a la orden de los países ricos, como toda la vida.
Y los puestos relevantes en España, reservados para la clase dirigente que será la dueña del cortijo, del borrico y del porrón.
Lo que va a primar va a se un liberalismo desenfrenado, donde volveremos al tanto tienes, tanto vales. Tiempo al tiempo.
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