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Opinión
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No a cualquier precio, 5G

Tomás Concepción.

Y tampoco conozco ningún lobby que no publicite a bombo y platillo las bondades de sus tendencias y ¡¡¡ de sus negocios !!!  Que si los beneficios de la alimentación light, que si las bondades de las energías limpias, que si lo ecológico de los carburantes azules, que si el niño se parece al padre, etc, etc, y etc. Y nosotros, clientes que terminamos siendo pacientes, picamos y volvemos a picar en las trampas de todos ellos.

Pero a diferencia de sus homólogos, este lobby de las telecos no utiliza el mismo patrón con la tecnología inalámbrica 5G. Con ella va volando raso, con poco ruido y con los sensores anti-radar a tope para no ser detectados. ¿Pero por qué tanto silencio? No conviene alertar a los incómodos anti-progreso y anti-tecnología, porque pueden convertirse en una piedra en el zapato para la instalación de todas las antenas que esta nueva tecnología requiere.

Pero si no es peligrosa para la salud de las personas, ¿por qué tanto silencio? No sería mejor publicitarla para que la gente ansiara su llegada lo más pronto posible. Pues no, no lo han hecho hasta ahora, no lo están haciendo actualmente y tampoco lo van a hacer en el futuro. Una  vez más se ha vuelto a sobrevalorar el negocio antes que la salud de las personas, y ya se ha empezado a instalar en muchos países sin estudios independientes que avalen su carácter  no nocivo para la salud, precisamente cuando ya son miles los testimonios de personas que sufren trastornos de todo tipo desde que conviven con estas instalaciones.

Hablamos de dolores de cabeza, dolores en los oídos, gravísimos trastornos del sueño, y muchos otros problemas que terminan causando cuadros de ansiedad y depresión. Estos nuevos repetidores de señal 5G emiten unas ondas muy cortas con una alta frecuencia que empiezan a ser incompatibles con muchas de las personas que conviven con ellas. Obviamente nuestras vidas están asociadas a los campos electromagnéticos, sobre todo la actividad coronaria y cerebral, y la modificación de esos campos por todas las radiaciones electromagnéticas que nos influyen a diario, perjudican gravemente la actividad normal de nuestras vidas. Y un problema añadido que no debemos de perder de vista, hay que ver como nos afectan estas nuevas ondas milimétricas 5G actuando de forma conjunta con las 4G, 3G y 2G.

De momento, hablamos de una lucha difícil y poco equitativa. Por un lado, las personas que no cesan de luchar contra estas plagas del progreso galopante, y por otro lado, el potentísimo lobby de las telecos, respaldada por un lobby aún más poderoso, la industria tecnológica de los ordenadores, de los móviles, de las tablets, y demás dispositivos. Batalla difícil, se necesita estrategia.

Con nuestro planeta instalado en un punto crítico por el cambio climático y por el coronavirus, mucho me temo que debemos replantearnos la integración persona y progreso. Aceptar progresos, claro que sí, pero respetuosos con las personas y con la biodiversidad, y dejar de lado estas tecnologías que favorecen, entre otras cosas, el espionaje industrial y gubernamental. Difícil decisión, pero la teoría de la balanza nunca falla: en un plato lo que nos aporta la 5G, que podríamos resumirlo en trabajar con muchos más datos y de forma más eficiente. En el otro plato, nuestra salud y nuestras vidas.  Sinceramente, pienso que de momento no nos estamos perdiendo nada. Que inviertan más tiempo y dinero en el desarrollo de tecnologías compatibles con la vida y con la salud.

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