Loa a la Virgen de los Remedios, La Patrona..
Si algo se recuerda especialmente son los llamados cuadros plásticos o estampas plásticas, aún hoy pervivientes con arraigo en los barrios de La Laguna y Retamar y otros lugares del municipio. De máxima expectación popular tuvieron los cuadros plásticos realizados por los vecinos de Retamar en El Cantillo y los que preparaba Pedro Acosta Martín (Pedrito) en el recorrido procesional de la Virgen de los Remedios, el 2 de julio.
Se conoce con esta denominación la representación estática alusiva a diferentes temas religiosos o históricos, a modo de grandes cuadros, con paisajes y personajes, acompañados de música y con una o varias voces que disertan sobre el motivo elegido. Era, y es, un arte escénico con los figurantes estático, lecturas alusivas y la apropiada música que los espectadores memorizaban y ampliaban conocimientos de diferentes temáticas tanto religiosas como culturales.
Durante décadas constituyó una de las manifestaciones escénicas más esperadas en la Fiesta de Arte, dentro de los festejos de La Patrona. Una manera sencilla de enseñanza divulgativa sobre escenarios, “para todos los públicos”, con menos o más “instrucción”. Todos recogían algo para sus conocimientos y se lo llevaban en su memoria. Ser figurante en un cuadro plásticos de La Patrona se convertía en todo un honor y recordar para siempre la participación y al personaje que se representó, algo quedaba.
En mi caso participé en el cuadro plástico de la Fiesta de Arte de 1968, dedicado a pintores españoles. Las representaciones plásticas, replicas de óleos originales, fueron. La nevada, de Goya; Rebeca y Eliezer, de Murillo y La fragua de Vulcano, de Velázquez. En mi caso era una de las figurantes del óleo de Murillo, Rebeca y Eliezer, y la mayor satisfacción era que te dijeran: “Muy bien, no te moviste nada…aguantaste”. Les confieso que en esos años muy pocos, y menos la juventud, tenía acceso a los grandes museos.
Los respaldares de los cuadros plásticos, enmarcados dentro de un gran marco barroco, fueron realizados por los pintores Juan Fernández González, Luis Capote Pozuelo y Luis Capote Pino, entre otros. Es una pena que para el siguiente año se volvía a reutilizar el mismo lienzo. Que tengamos conocimiento no se conserva ninguno.
Recuerdo cuando meses antes de La Patrona algún varón se estaba dejando crecer la barba y el pelo, no usual en esos años, era una señal inequívoca que iba a participar de figurante en los cuadros plásticos de la Fiesta de Arte.
Los antecedentes documentados más antiguos que conocemos de “cuadros plásticos” se remontan a 1931. El programa de La Patrona recogía para el 2 de julio a «la entrada [de la Virgen] a la Parroquia Cuadro Plástico». Los temas desarrollados en los cuadros plásticos no eran exclusivos de temática religiosa, lo vemos en este siguiente ejemplo. En 1933 en el Casino Aridane, a beneficio de los canarios residentes en Cuba, se celebró una velada cultural con la representación de tres cuadros plásticos: Cuba, con interpretación del himno cubano. Cuba y España, con la interpretación del Himno de Riego. En el tercer cuadro se incorporó al segundo “la figura del emigrante canario, en la hora triste que da el último adiós a la isla de Cuba, para retornar a las suyas: Canarias”, mientras se interpretaba el Arrorró de Power. Los figurantes fueron Esther Sosa Hernández y Juanita Rodríguez Díaz y el “emigrante” Rafael Arroyo Felipe. Esta amplia y detallada crónica la publica el periódico Acción social el 22 de febrero de 1933.
En la Patrona de 1939, el programa de actos anuncia danzas, salves y loas. Durante la procesión de la Virgen y en los «boquetes» de las calles se interpretarían salves y a su entrada «se cantará la tradicional loa». Los boquetes, realmente un cuadro plástico, aluden a la vieja costumbre de aprovechar los cruces de las calles principales con los callejones para la preparación de un andamiaje escénico donde se daba lectura a distintos textos religiosos. La confección de estas representaciones en los boquetes debió estar cargada del clásico pique entre participantes; no en vano, el programa de 1935 comunica que la venerada imagen recorrería el trayecto acostumbrado y que en los «tradicionales «Boquetes» haciendo alarde de su entusiasmo se disputaran la supremacía».
En 1943 se canta por primera vez la Loa actual con letra por Pedro Hernández y Hernández (1910-2001) y música de Domingo González Ferrera (1913-1993). Su interpretación corrió a cargo de las hermanas Lutzarda y Pepita Ortega que cantaron la primera y segunda voz respectivamente, vestidas de ángeles. De este escenario la prensa afirmaba: “A ello contribuía en gran parte la maravillosa presentación decorativa, obra del Sr. Quintero, artísticamente insuperable”. Según se recuerda en este primer escenario aprovecharon la frondosidad de los laureles de India instalando unas escaleras por las que descendían las solistas, marcada escenificación del “descendimiento” desde el cielo de los ángeles de la Loa. Como hemos visto la curiosa decoración escénica de esa primera representación correspondió al pintor, dibujante y fotógrafo Manuel Rodríguez Quintero.
Para la Loa se aprovechaba el escenario que el día anterior se utilizaba para la Fiesta de Arte, dándole unos retoques y complementos a base de flores de papel, tules y telas, y sobrecargándolo de niñas vestidas de angelitos con alas y las solistas con unas impresionantes alas. En la década de los 50 y siguientes, de la iluminación y la sonorización era responsable Radio Junior, empresa que regentaba Hugo Castro Carmona. A partir de la década de los 80 se viene ocupando Sonoarte.
La Fiesta de Arte sintetiza el arraigo de las artes escénicas en el municipio, tanto por la estructura de los contenidos que contempla como por la espectacularidad de los diferentes escenarios preparados a tal efecto. Durante décadas, el escenario era el mismo, predominando el color blanco con algún retoque y complementos. Se recuerdan los diseños de los aparejadores Santos Hernández y Agustín Benítez y el tercero formado por el monumento neoclásico, 1910, al presidente Benito Juárez en la Ciudad de Méjico. Reproduce un semicírculo de doce columnas semejantes a las mejicanas y sin embargo se remata en lo alto, al centro, con la Victoria de Samotracia (Grecia, 190 a.C). Como escenario aridanense se entrenó en 1976.
Desde las primeras ediciones en la Fiesta de Arte se cuidan hasta los más mínimos detalles, publicándose un guion-programa para los asistentes. En 1924, el acto estaba previsto para las 16:30 horas del 2 de julio, según anunciaba el programa, impreso en Litografía Curbelo (La Laguna, Tenerife). La «explicación del acto» la hizo Pedro Cuevas Pinto y como mantenedor actuó Heraclio Sánchez, magistral de Tenerife, desarrollando el tema de las musas: Urania, Escultura, Música, Arquitectura, Pintura y Poesía, representadas por las señoritas María Dolores Gómez Lorenzo, María Carballo Fernández, Ela Tabares Capote, Gloria Alonso Santos, Tomasa Gómez Acosta y Coral Carballo Sosa. Los trabajos leídos pertenecían a las plumas de ilustres escritores de la época, como Manuel Verdugo, Domingo Cabrera Cruz, Luis Rodríguez Figueroa, Manuel Rodríguez Acuña, Juan Pérez Delgado (Nijota) y Pedro Pinto de la Rosa. A fin de que pudiera asistir al acto Heraclio Sánchez, Diario de Avisos informa que las fiestas se aplazarían para el 5 y el 6 de julio.
Los años seguían corriendo y la Fiesta de Arte se convirtió en el acto cultural que traspasaba la atención local, convirtiéndose en uno de los más conocidos de Canarias. En 1955, la prensa recoge que la Fiesta de Arte había seguido guion literario de Joaquín Rivero, «que comentaba cada uno de los cuadros plásticos, que eran verdaderas obras de creación artísticas». Antonio Rius abría el acto, tratando el tema de la inspiración musical, trayendo a primer plano la figura de Mozart, «que, dirigiendo su Réquiem aparecía después en un cuadro plástico». Se encontraba también el poeta tinerfeño E. Gutiérrez Arbelo, que recitó el poema «La inspiración de la Raza». Para concluir, «el gran orador, don Juan Álvarez Delgado, que actuó de mantenedor, pronunció un magnífico discurso con mucha ciencia, amenidad y soltura, en el que desarrolló una brillante tesis sobre la inspiración, que era el lema de la Fiesta de Arte. Fue varias veces interrumpido por calurosos aplausos y premiado al final con una gran ovación».
De la organización de la Fiesta de Arte se encargaba una comisión mixta formada por miembros de la Corporación Municipal y algunos vecinos. Todos ellos tenían un cometido concreto. Durante algunos años, el respaldar de los cuadros plástico fue pintado por Juan Fernández y otros profesionales de la pintura; de la instalación del telón de terciopelo y de su correcto funcionamiento estaba a cargo el taller Cutillas; de cronometrar y ajustar el acto en el ensayo general, Manuel Pérez Acosta; de los textos, Pedro Hernández, Antonio Gómez Felipe, Magdalena Carballo [Fernández], Luis Gómez y Vicente Sosa; de los vestuarios y armario municipal, Arsilda Sosa y el Taller de Costura; Roberto Pérez Hernández se ocupó en la década de los 70-80 de la dirección artística. Muchas otras personas, residentes y foráneas, se responsabilizaron del entramado que significaba organizar la Fiesta de Arte.
Terminando la dictadura franquista, el teatro volvió a despertar el interés de grupos de aficionados locales que, finalmente y felizmente, subían al escenario. En 1970 se presenta formalmente en el Casino Aridane el grupo de arte dramático local Aysuraguan, que dirigía el buen amigo José Carlos Rodríguez Díaz, constituido por los intérpretes: María del Pilar Lorenzo Hernández, Pili Cabrera Padrón, Ana Rodríguez Medina, Conchi Cabrera Padrón, Gloria Delgado Paz, Carlos Javier Brito Cáceres, José Agustín Pérez Martín, Antonio Valcárcel Carmona, Miguel Nicolás Bethencourt Díaz, Eladio Viña Ramos, Benigno González Capote y José Carlos Rodríguez.
Aysuraguan llevó a los escenarios tres representaciones: La vida continúa de Sito Alba, Una tarde de 1588 de Álvaro Arauz y la adaptación de Irene o el tesoro de Buero Vallejo.
Conclusión
Esta breve síntesis revela el acopio de materiales que quedan aún por descubrir para una mejor comprensión de lo que ha significado las artes escénicas en Los Llanos de Aridane durante estos doscientos años de historia documentada. Es probable que los orígenes puedan remontarse algo más atrás en el tiempo, pero de momento los datos no permiten acercarse más allá de finales del siglo xviii.
De lo que no cabe duda es de que la trayectoria del teatro y de la danza en el Valle contiene interesantes aportaciones para conformar una historia particular y para sumar al panorama histórico, aún hoy por contar, de los espectáculos en La Palma, su trascendencia e interrelación con otras musas (como la pintura, la escultura, la música y la arquitectura), su papel protagonista en la vida cultural y la implicación de distintas agrupaciones que dieron continuidad a un mismo proyecto: la puesta en escena.
* Cronista Oficial de la ciudad de Los Llanos de Aridane (2002), miembro de la Academia Canaria de la Lengua (2009) y de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel (2009).
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