Todo era vuelo en mi tierra
cuando el otoño llegaba
vistiendo traje violeta
y sombrero matizado.
Con sus manos invisibles
tejía coronas doradas
sobre el silente horizonte
sobre las islas del alba.
Todo era vuelo en mi tierra
cuando el otoño llegaba
oliendo a lluvia temprana
a hortelana y frutos secos
a vid desnuda en las parras
a pajarillos cantando
con presagio de aguacero.
La luna crecida y blanca
cabalgaba en los senderos,
ondeándose en las playas
afiligranando el viento.
Otoño violeta y jade
Otoño ¡Cuántos desvelos!…
¡Cuánto horizonte añorado!
¡Cuánto mágico embeleso!
¡Cuántos sueños, cuántas alas
crecieron entre tus besos!
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PedroLuis
Leer estos hermosos versos otoñales, mientras las primeras lluvias de la estación alegran el canto de los mirlos urbanitas, sobre los laureles de indias de Santa Cruz, nos transporta a ese momento de felicidad, que cada día perseguimos. Hoy lo conseguimos, mañana será otro día…también de otoño.
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