La situación por la que atraviesa este país trae a mi memoria algunos textos históricos que me resultan muy pero que muy actuales, uno es el del corresponsal del periódico soviético Pavda en la Guerra Civil española, que el 13 de noviembre de 1936 expone el panorama internacional ante el avance del fascismo: "Es la época en que en el mundo capitalista se pisotean hasta las más raquíticas libertades democráticas, conquistadas por siglo y medio de revoluciones burguesas y lucha parlamentaria. En una época en que se han abolido hasta los derechos que sobre el papel se asignaba a los ciudadanos del estamento proletario y campesino. (….) En la época en la que los estados capitalistas han retrocedido del régimen democrático al régimen de los patricios romanos, de caballeros, de clientes y esclavos. (…)".
El otro texto, que recoge el escritor y activista político Tariq Alí en su libro "Años de lucha en la calle" y que procede de un artículo sobre la Francia de mayo de 1968, del historiador Eric Hobsbawn: Sabíamos -aunque los políticos no- que la gente no está contenta. Todos sienten que su vida carece de significado en una sociedad consumista. Saben que, aunque estén cómodos (y muchos no la están), también son más impotentes que antes, están más empujados de un lado a otro por unas organizaciones gigantescas para las que son artículos, no hombres. Saben que los mecanismos oficiales para representarles -elecciones, partidos, etc.-, han tendido a convertirse en instituciones ceremoniales que atraviesan rituales vacíos. Eso no les gusta, pero hasta hace poco no sabían qué hacer al respecto, y quizás se hayan preguntado si había algo que pudieran hacer al respecto.
Lo que Francia prueba es que cuando alguien demuestra que no son impotentes, es posible que las personas empiecen a actuar de nuevo. Quizá incluso más que esto: Que sólo el sentimiento de impotencia nos esté impidiendo a muchos actuar como hombres y no como títeres. La esperanza de que algo se pueda cambiar, de que la impotencia no es inevitable, y que se pueda desencadenar un movimiento entusiasta que se enfrente a la resignación y la sumisión (a los que el Sr. Rajoy felicitó). Por una lado, los partidos que de verdad quieran evitar el desastre al que nos abocamos para que no tengan miedo a la rebelión y, por otro, los indignados a que no tengan tampoco miedo a la organización, a la implicación en estructuras políticas decentes y valientes, y a la toma del poder político, única vía para derrocar a los actuales mercados gobernantes.
Ya vemos cuánto parecido hay entre lo que se está viviendo y el fascismo que asoló Europa el siglo pasado. !Hombres y Mujeres¡, no podemos seguir con la cabeza bajo el ala, la única manera de ganar esta lucha es con la rebelión en la calle, pacíficamente, pero exigiendo nuestros derechos, !!El futuro de nuestros hijos y nietos depende de nosotros¡¡. ¿O quieren ser felicitados por borregos cobardes por el Sr Presidente?
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Senecadelvinotea
Es Causalidad.
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filem0n
Siempre lo mismo.
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MUTOPIA
Gracias Antonio por tu comentario, te aseguro que no eres el único que ve las semejanzas con periodos recientes de nuestra historia. Algo se mueve es lo bueno de todo esto, porque la democracia tenemos que hacerla día a día. “No nos representan” es el grito que está en las calles, capataces de una oligarquía muy antigua y bien cimentada por el régimen anterior. Tecnócratas al servicio de las 35 del IBEX y algunos más. Si salimos de esta crisis sin instaurar una democracia real, sino con un simple parcheo a la medida de los poderes establecidos es cuando realmente seremos conscientes de cuanto hemos perdido, y del punto de esclavitud y desarticulación social al que nos habrán llevado, sin la libertad de establecer nuestros derechos y deberes, una sociedad adoctrinada, bien instruida y sin la cultura suficiente para ver la libertad e ir a buscarla. Cuidado, que lo peor no es que nos hayan quitado nuestros recursos, usurpado nuestros derechos y esclavizado, sino que están trabajando en el plano educativo para que solo accedan al conocimiento sus cachorros y así colocarlos al frente de nuestros hijos y nietos, que serán una masa adiestrada y sin cultura, perpetuando el dominio de las mismas élites, que en definitiva es lo que ha ocurrido durante más de 2000 años. Si alguien tiene dudas de lo que aquí se expone hagan un repaso por la historia conocida y verán que, salvo casos concretos, es la misma sangre la que corre por los círculos del poder. Lo triste es que al pueblo siempre le toca derramar la suya, y en grandes cantidades, para que estos grupos sigan gobernando y disfrutando y arruinando nuestro jardín, que no es otro que el planeta.
Nos vemos en las calles, gritando ¡NO NOS REPRESENTAN! Nos vemos en las calles y plazas creando nuevas instituciones democráticas para una nueva sociedad que permita que nuestra especie tenga futuro. Eso sí, pacíficamente, haciéndoles el vacío, pero que no se engañen, si golpean, les aremos saber que somos más, que tomaremos el poder y golpearemos para defendernos y para crear ese futuro. Suerte y gracias.
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Senecadelvinotea
Más que Fascismo, Pancho ,
es Capitalismo a Lo Ancho.
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jacoma
Efectivamente Antonio, después de leer detenidamente las declaraciones en tu comentario, no puedo mas que reafirmar lo que me hacen ver cada vez más claro, mi determinación por ser como una especie de demócrata en ciertos días de la semana, por ejemplo, para los (Lunes, Miércoles, Viernes y Domingos) y es que serlo a tiempo completo me resulta como muy empalagoso, me resulta exageradamente pesado o demasiado indignante, en definitiva, “FRUSTRANTE “. Entonces los días (Martes, Jueves y Sábados) pienso darles la utilidad de descanso, de esta forma Antonio, podre coger aire y respirar mejor en medio de toda esta enorme pestilencia sin sentido que cada vez se me hace mas insoportable. De la misma manera que un buceador que cuando por ejemplo se le avería la botella de oxígeno debe salir por narices a la superficie. Quizás entonces y de esta manera Antonio, yo podría decir un día una cosa y al siguiente la contraria. Solo los muertos, ah, y los fanáticos, no cambian nunca de opinión. Creo que lo que sentencio tan célebremente Ortega y Gasset cuando dijo aquello de “YO SOY YO Y MI CIRCUNSTANCIA “, No, yo soy yo y mis contradicciones. Podría tener la ventaja de que te puedes saltar la ortodoxia, especialmente la política.
Por ejemplo, yo no me siento demócrata si la bandera estelada es considerada incitación a la violencia.
Tenemos un Estado de autonomías, cuyo objetivo era, precisamente, negar la plurinacionalidad de España. El “café para todos” sabiamos que conduciriá inevitablemente a la desarticulación de España, pues el Estado español no puede absorber diecisiete Catalunyas. La falta de aceptación del carácter plurinacional por parte del estado español (basado en Madrid) está llevando a la destrucción de España. Si cada demanda de Catalunya va acompañada de dieciséis demandas iguales, veremos el fin de España, pues España no es la suma de diecisiete naciones. Esta realidad se malinterpreta maliciosamente por el estado español como una demanda insaciable, fruto de un “victimismo”. Y de tanto discutir estamos ya todos agotados, un sentimiento que explica que en Catalunya el independentismo esté creciendo. Miles y miles de catalanes (en realidad millones) que nunca habían sentido la necesidad de separarse de España, hoy lo estén sintiendo.
Es obvio que el estado español centrado en Madrid no entiende, o no quiere entender, esta realidad, consecuencia de su excesivo poder realizado a costa de otras naciones y regiones de España. La ridiculización de esta realidad por parte de algunos muestra una profunda ignorancia de cómo funciona un Estado Federal. El sarcasmo sobre lo que llama “victimismo catalán” es característico del nacionalismo español. Sería de desear que se estudiara mejor los datos y dejaran de alimentar el independentismo en Catalunya.
No me siento demócrata si la bandera roja y gualda es la representación del patriotismo más tenso.
No me siento demócrata si el presidente del Gobierno desprecia a quienes se manifiestan.
Mucha gente no se manifiesta, eso es cierto. Pero no es porque esté de acuerdo con sus disparates Sr, Rajoy, ni porque que le haga caso a los telediarios que usted controla o que le tema a las leyes contra la disidencia que su mayoría absolutista se apresuró a imponer. Lo peor es que no acuden a estas convocatorias porque ustedes han logrado sus verdaderos objetivos, el de que la gente desconfíe del poder de su revuelta, el de que no haya suficiente muchedumbre para detener el puñetazo de sus decretos y el de que, en nuestros labios cerrados, no entren nunca más las moscas del futuro. Así, la sumisión ya no es incómoda. Es simplemente una burda costumbre.
No me siento demócrata si se impide grabar las manifestaciones.
No me siento demócrata si cada vez hay más parados y el gasto en desempleo se reduce un 6,3%.
Si se mantiene la angustia de si le renovarán o no en febrero a quienes reciben 426 euros por toda prestación.
No me siento demócrata si la Constitución es eterna.
La Constitución española refleja desequilibrio. Aceptar tal Constitución es aceptar el dominio conservador en estas instituciones consecuencia de aquel desequilibrio. No es sorprendente que hoy los que recurren más a la Constitución son aquellos que pertenecen al establishment español, basado en Madrid, claro, son los que se beneficiaron más de aquel desequilibrio.
Estoy convencido de que la única salvación para España es una segunda transición, más equilibrada, que haga una reforma constitucional profunda en sentido casi opuesto a lo que se está haciendo. Es también fruto de la enorme influencia de las fuerzas conservadoras en el país que la Constitución constantemente referida casi como sacrosanta, fuera cambiada en cuestión de horas cuando se exigió que se modificara para incluir el Pacto Fiscal (por órdenes de la Sra. Merkel), lo cual se consiguió mediante la reunión de los dirigentes de los dos partidos, el PP y el PSOE, que aprobaron tal cambio, cambio también aprobado por la derecha catalana, CiU. Este Pacto Fiscal condenará a España a un retraso social permanente.
No me siento demócrata si los cientos de ex altos cargos tienen pensiones vitalicias o multimillonarias, y a los pensionistas se les putea y engaña con unas subidas que apenas les alcanzan para sobrevivir.
No me siento demócrata porque tengo la impresión de que España es una cárcel en la que el Gobierno nos tiene recluidos.
No me siento partícipe en una democracia en la que un Gobierno, por mucha mayoría que tenga, pueda hacer lo que le dé la gana, sin atender a ninguna reclamación social. Porque se puede llegar al absurdo, y no es improbable, de que lentamente condenen al hambre total y a la penuria a los ciudadanos, rebaja los salarios el 100×100, despida a la totalidad de los trabajadores que aún restaban en el país, supriman lenta pero íntegramente las pensiones, eliminen la totalidad de funcionarios y se queden solo los políticos, anule por completo la más mínima prestación social, reduzca a cero el cobro del paro.
No me siento demócrata en un país en el que unos incumplieron todo lo que prometieron, y otros prometen todo lo que incumplieron; otros van a por uvas nacionalistas, y otros solo están a verlas venir.
No me siento demócrata en un país en que jamás ha sido condenado un antidisturbios represor. En un país en el que a los policías no se les puede ver su número de placa encima del chaleco protector.
Antonio, no hubo mudos en el Madrid del 25 de septiembre, sino ayes de dolor y manos abiertas, un ejército de robocops mamporreando a viejales y enfrentándose a peligrosos camareros que defendían a Montesquieu junto a las cristaleras de una humilde cafetería. Cierto es que en vez de tomar jarabe de palo, mejor sería tomar el congreso a través de las urnas, llenando los escaños de diputados que no sean de la troika. Pero no valen las mordazas, las guerras preventivas, los discursos de los golpistas que han llenado de tanques de mentiras sus promesas electorales, acusando de golpismo a quienes tan sólo pretenden que las cumplan. ¿Quienes fueron los rebeldes, los fascistas del 36 o los que defendieron el Gobierno legítimo de la Segunda República? ¿Quién está conculcando ahora la ley, quienes la imponen a través de fuerzas que ya no son del orden, o quienes reclaman que el Estado vuelva a ser de derecho utilizando el acero sin filo de la palabra?
En un país de saña y venganza en el que no estoy seguro de que no reinstaurarán la pena de muerte.
No me siento demócrata en un país que no consensua la educación, y la somete al yugo religioso.
En un país en que la justicia es un suplicio.
En el que la monarquía ya es jocosa, y en la que el rey de España declara al periódico New York Times que la monarquía continuará mientras la gente quiera, pero no aclara cómo se sabe si la gente la quiere o no.
En el que los medios de comunicación, especialmente las tv públicas, están sometidas a intereses bastardos.
Un país en el que sus políticos son siervos y esclavos de sus partidos, sin personalidad ni autonomía propias.
No me siento demócrata en un país en el que ser demócrata es una obligación y no una devoción.
Un país en el que los ciudadanos pasan frío en invierno, en el que los servicios básicos para vivir no están garantizados. Un país en el que comer esta siendo una hazaña diaria.
En La Moncloa no deben leer a Píndaro: “Muchas veces lo que se calla encierra más que lo se dice”. Cuentan que el concepto de mayoría silenciosa lo acuñó Richard Nixon como consecuencia de las protestas masivas por la guerra de Vietnam. Lo que no habla mucho a favor de nuestro presidente Mariano Rajoy quien, cada vez que las calles se llenan de perplejos ante sus medidas económicas, echa mano de esa expresión tan poética como es “indecente”.
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PedroLuis
Una visión oportuna a la que no le falta razón y fundamento histórico.
Lo reconozco, no soy un revolucionario, ni tampoco me ha gustado nunca el camino de la demagogia. En la actual coyuntura, soy de los que vive próximo al desconcierto equidistante entre la indignación y el acomodo personal. Tal vez porque no disocio, para nada, la realidad actual, de la trayectoria compartida y consentida que nos ha traído hasta aquí. Trayectoria que hemos compartido con los que ahora tanto chillan y antes tanto silenciaban. Comprensible, claro, cuando los “revolucionarios sindicatos” se sentaban mansamente en los consejos de administración de la banca y de las empresas, que ahora censuran.
No, no me gusta nada la situación actual, en la que se presiente un estallido social que reviente el “statu quo” y “de perdidos al río”. Prefiero, y creo que lo preferimos muchos, apurar la paciencia y la capacidad de resistencia hasta el límite, antes de estallar en un conflicto prebélico, paso previo al bélico . Comprendo y entiendo que las conquistas sociales nunca fueron gratuitas. El saldo de las guerras, tampoco.
Evidente, ni la paciencia ni la capacidad de resistencia es la misma para todos. Y, entre todos, todavía me considero un privilegiado trabajador, al que le enseñaron que la libertad, la fraternidad y la solidaridad no es gratuita y el sentimiento de igualdad, tampoco es igual para todos.
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5704
como diria alguno de los actores, estupenedo, felicidades a todos y mucha m….. no lo pongo por si me lo sencuran, suerte.
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ElAwara
Esclavos levantaros; borregos despertar; italeri dejar el miedo y los condicionamientos…….
Cada vez que escucho el imovilismo que aletarga a la sociedad me da repelus, nuestros hijos no tienen futuro… la democracia no existe, y las soluciones están solo tenemos que retomar el poder y salir de la tv control, manipulacion de masas…. y pensar por nosotros mismo y actuar sin depender de el papa estado….
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ificrates
Estupendo
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italeri
Cada vez que oigo hablar de "estamento proletario" y "revolución", me da repelús.
No sé por qué será…
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