Nunca me ha gustado el protagonismo, siempre huyo de él, no tengo por que dar explicaciones de dónde estaba y lo que hice la fatídica noche del fuego, si a alguien le interesa, indague o me pregunte personalmente pero por favor controlen su enfermiza imaginación; tampoco suelo darme por aludida ni contestar a cerriles comentarios publicados en foros de los medios de comunicación escrita, pero ahora sí voy a hacerlo pues estos no sólo me atañen a mí, sino a mi familia y al pueblo entero.
Jamás me até a un pino para defenderlo, pero sí los he defendido, los defiendo y los defenderé siempre. Ellos como todos los árboles y el agua, son sinónimos de vida. Nuestra casa está rodeada de 5 pinos, (hoy verdes gracias a mi marido, mi hijo y algunos vecinos), el día que por alguna circunstancias o necesidad me falten, no puedo describir con palabras lo que sentiré.
Con fechas de entrada de 07 de agosto de 2007, 09 de mayo de 2008 y 12 de mayo de 2008, expuse y solicité a diferentes organismo insulares lo que literalmente subscribo:
– "Que vivo en un pueblo rodeado de pinos, cuya población ha crecido abundantemente en los últimos años"
– "Que dichos pinos suponen un gravísimo peligro de incendios sobre todo en los días de viento y calor".
– "Se corten los pinos jóvenes y se dejen solamente los adultos, en un radio amplio alrededor del pueblo, limpiando también el pinillo que es el verdadero combustible".
– "Se poden o corten los pinos que prácticamente están invadiendo la carretera LP2 tanto hacia el Este como al Oeste".
– "Se limpien las cunetas de hierbas, pinillos y basuras con mucha frecuencia".
– "Se corten los pinos que hay en las coladas lávicas de Santa Cecilia por el Oeste y el malpais de Martín por el Este para que no sean trasmisores de un posible fuego y sirvan estas coladas como un cortafuego natural".
– "Se prohíba y controle en los días de extremo riesgo el acceso al monte de todas las personas".
Si alguien duda de ello, les remito al Ayuntamiento de Fuencaliente, a la Consejería de Medio Ambiente o al Cabildo Insular de la Palma, allí lo podrán comprobar.
Por último mi agradecimiento infinito (los sentimientos son infinitos, nadie los puede acotar), a aquellas personas que tuvieron el coraje y la valentía de enfrentarse al fuego, arriesgando extremadamente sus vidas.
Un saludo cordial y amistoso para todos.
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