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Opinión
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Carta abierta de la Reserva Mundial de la Biosfera

Cambios en el modelo de gestión

Anselmo Pestana y Antonio San Blas.

Con este nuevo año 2017 en la Reserva Mundial de la Biosfera La Palma se abre también un nuevo periodo, ya que ha transformado la forma jurídica de su órgano de gestión pasando de ser Consorcio Insular de la Reserva Mundial de la Biosfera La Palma a ser ahora Fundación Canaria Reserva Mundial de la Biosfera La Palma.

En los últimos años hemos sido testigos de numerosos cambios normativos que directa e indirectamente han afectado a la forma de gestión de esta Reserva de la Biosfera. Por un lado, la UNESCO y el Consejo Internacional de Coordinación (CIC) del Programa Personas y Biosfera (MaB), a través del Plan de Acción de Lima 2016-2025, han puesto la llamada de atención sobre algo que ya se recogía en el Marco Estatutario de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera y que es que cada territorio Reserva de la Biosfera debe contar con un órgano de gestión propio e independiente donde tenga cabida la integración y participación directa y activa de los diferentes sectores, “entre otros autoridades públicas, comunidades locales e intereses privados, en la concepción y ejecución de las funciones de la Reserva de la Biosfera”.

Igualmente, ha aumentado el nivel de exigencia de cumplimiento de las tres funciones establecidas por la UNESCO a las Reservas de la Biosfera: una función de conservación, para proteger los recursos genéticos, las especies, los ecosistemas y los paisajes; otra función de desarrollo, a fin de promover un desarrollo económico y humano sostenible; y una función de apoyo logístico, para respaldar y alentar actividades de investigación, de educación, de formación y de observación permanente relacionadas con las actividades de interés local, nacional y mundial encaminadas a la conservación y el desarrollo sostenible.

Hasta finales de 2016 el modelo de gestión utilizado por la Reserva Mundial de la Biosfera La Palma, le ha permitido situarse, desde el año 2008, en el primer lugar de la Red Española de Reservas de la Biosfera, en cuanto al grado de cumplimiento de los indicadores de evaluación y seguimiento establecidos: zonificación, órgano de gestión, participación en la gestión, programa de actuaciones, iniciativas para el cumplimiento de las funciones de conservación, desarrollo y apoyo logístico y participación en redes, todo ello, con la calificación de excelente.

Por otro lado, y ya en el ámbito nacional, primero la Ley 27/2013, de 27 de diciembre, de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, y posteriormente la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público, han modificado por completo la figura jurídica de los consorcios, obligándoles a adscribirse a una entidad “matriz”, y someterlos a su régimen jurídico en la mayoría de los aspectos de la actividad a desarrollar por los mismos.

Por tanto, el Consorcio Insular de la Reserva Mundial de la Biosfera La Palma, se ha visto obligado a modificar sus Estatutos a fin de adaptarse a la legalidad vigente, pero conscientes de la importante limitación que ello suponía tanto para el cumplimiento de las funciones encomendadas por la UNESCO como para la ejecución de su Plan de Acción 2013-2022, ya que muchos de los proyectos puestos en marcha que han contribuido a mejorar la sostenibilidad del territorio insular, a la vez que le han otorgado el reconocimiento internacional de ser considerados como experiencias exitosas y ejemplo para la Red Mundial de Reservas de la Biosfera, se verían abocados a su merma o en muchos de los casos a su desaparición, nos ha obligado a replantearnos la figura jurídica del Consorcio, valorando otras posibles opciones que permitieran cumplir con la legislación vigente, las directrices de la UNESCO y el nivel de cumplimiento y desarrollo de proyectos y actividades alcanzado hasta el momento.

La fórmula jurídica por la que se ha optado, aprovechando la opción que ofrece la propia Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público, es la de Fundación y, ello, básicamente por cuanto permite, por un lado, la cesión global de activos y pasivos del Consorcio a otra entidad y, por otro, por la voluntad manifiesta de evitar modificaciones que pudieran alterar el grado de consenso y participación alcanzado.

Así, pues, se encontró la figura jurídica de una fundación como la herramienta viable para continuar trabajando como hasta el momento y ser capaces de afrontar los nuevos retos que se nos plantean desde todos los ámbitos: local, regional, nacional e internacional.

Consecuencia de este planteamiento, con fecha 27 de diciembre de 2016, se acordó por la Asamblea General del Consorcio Insular de la Reserva Mundial de la Biosfera La Palma, transformar este Consorcio Insular en la Fundación Canaria Reserva Mundial de la Biosfera La Palma, otorgándose escritura pública de constitución el 28 de diciembre de 2016, y aunque no se adquirirá personalidad jurídica hasta que el Protectorado de Fundaciones Canarias de su visto bueno y autorice su inscripción en el Registro de Fundaciones Canarias, se ha construido un expediente que, inicialmente y a nuestro juicio, cumple con todos y cada uno de los requerimientos exigidos tanto por la Ley 2/1998, de 6 de abril, de Fundaciones Canarias, como por la ley 50/2002, de 26 de diciembre, de Fundaciones, de ámbito estatal, esto es: un régimen estatutario, un plan de actividades y un presupuesto para su ejecución, entre otros.

Así, pues, a partir de este momento, un nuevo modelo de gestión se abre paso en el ámbito de la Reserva Mundial de la Biosfera La Palma con base en el Marco Estatutario de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera, en el Programa MaB de la UNESCO y en la normativa y fundamentos de nuestro ordenamiento jurídico, todo ello, teniendo siempre presente que, además, es un compromiso social y ético, participado y abierto donde caben todas las voces y todas las manos, de continuidad en el tiempo, cuyo actor principal y destinatario final son las personas que han de convivir armónicamente con otras especies en un espacio de vida que alberga altos valores ambientales, paisajísticos, culturales, patrimoniales, arquitectónicos que nos identifican como pueblo.

En este propósito queremos seguir contando con nuestras gentes y para ello abrimos de par en par las puertas de la participación activa a personas, instituciones, entidades públicas y privadas, al mundo asociativo y de organizaciones no gubernamentales para que entre todos y todas construyamos una Isla más sostenible donde las personas sean el valor y el nexo de cohesión.

Anselmo Pestana Padrón Antonio, Presidente RMBLP

Antonio San Blas Álvarez, director  RMBLP

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