Cuando se hace difícil poner palabras al recuerdo es porque, en este caso, está cargado de dolor y rabia
Velas y flores por Laura González. Archivo.
Cuando se hace difícil poner palabras al recuerdo es porque, en este caso, está cargado de dolor y rabia. Se cumplen 5 años del asesinato de Laura González Lorenzo, asesinada por su expareja un 10 de julio de 2015. Un cruel asesinato que no queremos que se borre de nuestra memoria.
El asesinato ocurrió durante las Fiestas Lustrales de la Bajada de La Virgen y dejó huella en la isla. Su madre Lourdes, tras lo sucedido, crea una Asociación sin ánimo de lucro contra la violencia machista que recibe el nombre de “Tod@s Somos Laura”, desde donde seguimos combatiendo y denunciando la violencia machista, una violencia que mata a mujeres todos los años pero que según las encuestas del CIS, menos del 1% de la población española sitúa la violencia contra las mujeres entre los principales problemas de nuestro país. Una triste y lamentable realidad.
Consideramos que es necesario hacer público el dolor y así tejer un relato de muchas mujeres, dentro de un escenario machista que sigue silenciando el grito, el llanto y la muerte de muchas de nosotras.
Hoy es un día para recordar a Laura, nuestra Laura, un recuerdo cargado de dolor y rabia, pero sobre todo de amor, el amor de una madre, de un padre, de una familia, de unos amigos y amigas, el amor que ella regaló y que sigue en nuestro recuerdo. Por eso desde la Asociación Tod@s Somos Laura se nos hace tan difícil poner palabras al recuerdo. Lo hacemos a través de un poema de Gioconda Belli donde hemos tenido el “atrevimiento sororo” de colocar su nombre.
Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
– toda la atropellada ruta de nuestras vidas–
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a Laura que no vio, ni oyó
la florida calle Real postrada de pena en la isla de La Palma)
Nosotras queremos ver y oler las flores.
Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras
en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos
y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre
dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir
a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes
Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género
Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.
Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy. Cuanto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.
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