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Los Llanos

José Ramiro Cáceres: “Mi hermano no se merecía lo que le hicieron en el hospital, ni él ni nadie”

  • Asegura que avisó a la enfermera de su estado y no le hicieron caso
  • La familia no descarta demandar al Hospital General por lo sucedido

José Ramiro Cáceres, hermano de Juan, que falleció en Nochebuena en las urgencias del Hospital General sin ser atendido.

Con dolor y rabia recordará José Ramiro Cáceres Domínguez estas Navidades porque a la pérdida hace unos meses de su padre se ha unido la muerte inesperada de su único hermano, Juan, de 52 años, la pasada Nochebuena en la sala de espera de urgencias del Hospital General de La Palma después de haber sido derivado del centro de salud de Los Llanos con un informe médico en el que ponía "urgente" y tras casi tres horas de espera sin que nadie lo atendiera.

"No sé si se hubiera salvado o no pero estuve con mi hermano casi tres horas en urgencias esperando y nadie lo atendió cuando hasta en cuatro ocasiones avisé a la enfermera de que se estaba poniendo muy malito (tenía fatigas, sudores y se agarraba la pierna por el dolor que le subió a la cadera) y la contestación que me dio es que el médico tenía el informe", dijo con impotencia.

Sin embargo, tanto José Ramiro como su pareja, Marta Rodríguez, han manifestado a elapuron que piensan que no se leyeron el informe porque "si lo hubieran hecho solo con ver que ponía urgente y que le habían pinchado 80 miligramos de clexane, que es un anticoagulante, lo tenían que haber entrado directamente nada más llegar para tratarlo porque por un simple dolor en una pierna no mandan a nadie al hospital".

José Ramiro aseguró, de hecho, que el médico de urgencias le dijo que sospechaba que lo que tenía en la pierna su hermano era una pequeña trombosis y que por eso lo remitía al hospital, aunque en el informe no está recogido esto último y lo que dice es que "no se palpaban pulsos popliteo y medio, no movilización del dedo del pie". José había llevado a su hermano al centro porque no sentía una de las piernas y tenía el pie y los dedos dormidos.

Tras pasar por el centro de salud, llevó a su hermano en coche para llegar lo antes posible al hospital y al llegar allí un celador, a quien le entregó el informe del médico, le ayudó a poner a su hermano en una silla de ruedas y, según nos relató, estuvieron esperando al menos una hora hasta que lo pasaron a triaje y después lo llevaron otra vez a la sala a seguir esperando, tiempo durante el que su hermano se fue poniendo peor.

"Avisé a la enfermera varias veces del empeoramiendo de su estado pero solo actuaron cuando se cayó de la silla, fue entonces cuando lo entraron para dentro", ha afirmado José Ramiro que indicó que de ello fueron testigo todas las personas que estaban allí "indignadas" con que no lo hubieran atendido antes.

"Al rato -comentó- llamaron a la familia de Juan, entré yo y me comunicaron que mi hermano había fallecido. No me lo creía y grité", lamentó con la voz quebrada José Ramiro que explicó que no quiso que le hicieran la autopsia porque en ese momento sentía tanta rabia e impotencia que no quería que lo tocaran. "Si no lo atendieron cuando estaba vivo, no quería que lo tocaran después de muerto", señaló, para añadir que "no se merecía lo que le hicieron en el hospital. Ni él ni nadie".

Y precisamente para que la muerte de Juan no quede en vano, comentó que no descartan demandar al Hospital General, cuyo gerente, José Izquierdo Botella, le ha comunicado tanto a él como a su compañera que van a abrir una investigación para averiguar lo que pasó y que ha dado órdenes para que a partir de ahora toda persona que llegue con un informe médico de los centros de salud sea atendido de forma inmediata sin tener que esperar.

"Lo triste es que tenga que morir alguien para que se tomen medidas", manifestó Marta que exige una disculpa pública del Hospital por lo sucedido porque "el trato a Juan no fue adecuado y no sabemos lo que hubiera pasado si lo entran".

La muerte de Juan, al que su cuñada describió como un hombre feliz, que transmitía alegría, no solo ha dejado sumida en el dolor a su familia, sino también a sus amigos y a los compañeros del gimnasio donde trabajaba que no se acaban de creer lo que le ha pasado.

"Yo quería que Dios me llevará a mí y no a él", confesó su hermano que no entiende que pese a su insistencia nadie lo atendiera y que haya muerto con 52 años. "Tengo la cabeza que parece que me va a reventar", dijo este hombre que con 49 años asegura que nunca olvidará ni perdonará, pese a ser católico, lo que le ha ocurrido a su hermano porque "yo avisé a la enfermera de lo que estaba pasando y no hicieron nada". Juan era padre de un hijo de 23 años.

 

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