Agustín Rodríguez Fariña, un caminante incansable, en la ruta de los volcanes.
La la Isla de La Palma ha necesitado y siempre necesitará de nuevas ideas acordes con el momento en que se vive. Contar con alicientes reales, no promesas regaladas. Percatarse de que el futuro existe con sus pros y contras. Saber trabajar en equipo con ánimo. Y, además, siempre conservando su esencia medioambiental.
Pero, económicamente, salvo desde nuestra naturaleza, poco podemos realizar que sea competitivo (mejores precios y calidad): La Lejanía en el mar y la carencia de materias primas adecuadas es una realidad que tenemos que asumir. Casi todo hay que importarlo… De ahí surge un doble problema ambiguo:
Uno, anunciar políticamente a bombo y platillo que se va a iniciar tal o cual nuevo negocio o iniciativa fructífera que nos traerá algo de riqueza (puestos de trabajo), cosa que posiblemente terminará en la cesta de los papeles o, peor, en nuevas cargas no compensadas a nuestro presupuesto insular que, al fin y al cabo, va a ser nuestro bolsillo, aparte de añadir más desilusión. Lo más nefasto sería buscar opciones al precio de perder irreversiblemente nuestro principal recurso, el medio ambiente.
Pero éste no es intocable, si no seguiríamos viviendo en la selva. Aunque sí necesita respeto y conservación recuperable. Hay que encontrar el justo medio, como ya hemos mencionado en otros artículos.
¿Quién tiene que dar los primeros pasos previsores, sin tergiversar a la gente como un plan partidista?
Hay que investigar sin engañar ni engañarnos yendo al fondo de la realidad, aunque sea cruda, afinando dichas ideas. Por algo, libremente, a veces con sacrificio, algunos meritorios ciudadanos quieren dedicarse a eso mediante la política o los negocios.
El político (y no político) no lo sabe todo y muchas veces menos de lo que pensaba. Por ello se ven obligados a pagar a unos asesores capacitados que profesionalmente entiendan de la problemática que se les encarga, los cuales, se supone, dedican todo su tiempo y saber, para proponer y llevar a cabo soluciones factibles.
Por cierto a mucha gente le preocupa ver a algunos de ellos demasiado tiempo en las mesillas de los cafés cercanos a sus oficinas donde posiblemente, entre café y café y diálogo con quien pasa a su lado, les vienen las ideas más claras y fructíferas… etc. De todas maneras, a los ojos y comentarios del simple pueblo, que no es tan tonto como algunos creen, es un mal ejemplo.
Por otro lado, uno se pregunta: Si cualquier de nuestros altos organismos políticos tiene un personal propio cualificado, que se supone fue contratado en serias oposiciones a efectos de tener cubiertas sus necesidades ejecutivas e informativas (la burocracia), ¿para qué duplicar con asesores "de fuera"? En último caso, ¿es cierto, según comenta una mayoría, que muchas de esas asesorías representan un premio menor para aquellos que tanto trabajaron por el partido político propio pero no alcanzaron ni una pedrea en las elecciones periódicas? Sea como sea, es una cuestión muy seria que está minando la confianza de mucha gente y que, sobre todo, incorpora una carga no pequeña en el presupuesto general…
Explicar, aclarar con sinceridad…, es algo que muchos piden. Es más, si lo que estamos buscando es que surjan buenas ideas; ideas capaces de ser ejecutadas con resultados positivos, así como la cultura para mejor entendernos y dialogar, estimamos es un deber que todo ese entramado interior llegue al conocimiento del pueblo.
Es verdad que los de a pie generalmente esperamos a que sean los demás quienes nos resuelvan nuestros problemas, sin arrimar nosotros el hombro tanto en lo propio como en lo social. Eso significaría algo más que la facilona y cabreante crítica ininterrumpida, sin ofrecer opciones mejores, ni meditar causas de los conflictos.
Hay que considerar de qué bienes propios de la Isla podemos partir, y que reúnan las condiciones competitivas ya citadas: Tenemos nuestra naturaleza en que la palabra monotonía no existe; un clima envidiable relativamente sostenido casi todo el año; un cielo límpido, un mar… ¿Es que no nos va a servir para nada esa inmensidad desde sus posibilidades deportivas y una producción afín? Piénsese en que el pescado tiene cada día una mayor demanda. Búsquense, no como lo hace el método político, sino el comerciante eficiente, medios modernos que permitan un volumen comercial a bajos precios. Y, mucho ojo, la calidad, que sí la podemos tener, es su bien rentable. Ya hay también ejemplos encomiables.
Una fuerza motriz más barata como la de los saltos de agua en desniveles más acentuados (algunos contiguos, al alcance de la mano, despreciados). La fuerza energética del Sol y el viento que, si bien hoy día resulta un poco más cara, tiende a competir con las de las internacionales compañías que hoy nos aprietan en sus manos con el petróleo y electricidad (dinero este que se va al extranjero), cuyas circunstancias de permanencia, o ímpetus guerreros ajenos, bien pudieran impedir que nos llegue en algún momento. (Continuará).
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En los tiempos que corren, es imprescindible que los dirigentes de las instituciones tengan claro qué es principal y qué secundario, y ante todo, no estamos en condiciones de teniendo unas tremendas necesidades de implementar nuevas formas de crecimiento económico, no hagamos caso a lo que tenemos a mano y aun considerando que podrían se soluciones factibles, no hagamos nada por intentarlo.
Medida una: Considerando que Canarias es un inmenso mercado de productos de primera necesidad, y constatando que importamos el 87 % de artículos alimenticios que consumimos, se impone el principio de estudiar qué porcentaje de tan elevado monto, podríamos producir en casa con las consiguientes puestas en práctica de las apropiadas políticas.
Es un inmenso mercado compuesto por dos millones trecientos mil canarios más trece millones de turistas que nos visitan cada año, que comemos todos los días y que un aumento en la producción local de los artículos que importamos representarían dos ventajas, una que creamos riqueza interior, y dos que contaríamos con unos recursos que anteriormente se pagaban fuera y que ahora pasarían a inducir la economía en casa.
Medida dos: El asunto de las ventajas a medio y largo plazo de utilizar las energías limpias. No quiero tomar el ejemplo del Hierro por ser un lugar no demasiado parecido a La Palma, sino el ejemplo de Madeira, isla que se parece a la Palma como dos gotas de agua.
Contando con las producciones de agua en altura, además de con los vientos alisios en la banda este de las islas, por no mencionar los muchos días de sol de que disfrutamos en nuestros sur/oestes, podríamos tener a medio plazo unas energías baratas además de limpias.
El que tenga dudas o se plantee razones superficiales, que se tome unas vacaciones y se acerque a Madeira, que por cierto tiene una necesidad de producción eléctrica muy superior a nosotros por tener la isla docientos setenta mil habitantes.
Medida tres: Si aparte de esto, y considerando que con paciencia e inteligencia podemos implementar nuestro turismo dirigiéndolo hacia un turismo de descanso, naturaleza y medio ambiente, tenemos algo con lo que comenzar a tomar medidas.
Lo que si es algo parecido a poner el carro delante de los bueyes o a no arar la tierra con la yunta que tenemos en el pajero, sino dejarla de barbecho porque no tenemos un tractor, es estar poniendo todas nuestras esperanzas en sectores para los que no contamos con medios o que requieren muchos años de maduración, despreciando mientras tanto lo que sí sabemos hacer y contamos con tecnología para ello y sólo se trata de cambiar el entramado legal que en estos momentos sólo favorece a una minoría de importadores de alimentos que reciben pingües subvenciones por importar (no me refiero al plátano naturalmente), aparte de no hincarle el diente de una vez a la puesta en marcha de varias pequeñas centrales hidroeléctricas (como a hecho Madeira) aparte de complementarlo con algunos aerogeneradores, y dejarnos de soñar con que nos van a descubrir los grandes tour operadores y vamos a construir urbanizaciones desde el Faro de Fuencaliente hasta el Muelle de Tazacorte, para parecernos a Lanzarote, donde la vida se ha convertido en una Arcadia feliz.
Están muy bien los polos de desarrollo tecnológico en Breña Baja, pero es son asuntos que van a muy largo plazo y que además no somos el Silycon Valley precisamente.
La modificación del REA a de ser posible para favorecer la producción propia, y si en Madeira un alto porcentaje de la energía en de origen limpio no es porque los madeirenses sean más listos que los palmeros, pues al menos los herreños han dado al paso.
Cuando oigamos a un político que nos diga que todo esto en posible, pero que hay que ir con calma, es que nos quiere vender la moto, y seguir las instrucciones del Sr. Soria, que no dudo que le interese más ir despasito y mientras tanto a consumir hidrocarburos y gas.
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