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Sociedad
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La Plataforma Ciudadana Pampillo-Todoque pide la palabra en la reconstrucción

Recogemos la intervención íntegra de la portavoz de la Plataforma Ciudadana Pampillo-Todoque, ofrecida en una rueda de prensa celebrada en el MAB

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Buenas tardes a todos:

Antes de nada, debemos dar las GRACIAS. Porque que estén aquí, para nosotros y nosotras es muy importante. Con independencia de su línea editorial, con independencia de que no puedan proyectar y difundirlo todo, con independencia de que valoren nuestra causa poco meritoria de ser noticiada.

Gracias porque ustedes, los que están aquí, han escuchado nuestro llamamiento a los medios y se han sentido interpelados en su misión social. Ahora, más que nunca, la reconstrucción del Valle de Aridane los necesita. Respetamos mucho su labor y agradecemos la comprensión y empatía que algunos de ustedes nos han mostrado al entender que no somos expertos ni expertas en esto; que nunca nos habríamos imaginado estar aquí ante ustedes por este motivo ni con la necesidad de esta lucha que creemos justa, noble y se basa en unos principios muy arraigados en vena; que salen del corazón y de la necesidad de reivindicar lo que bajo nuestras respectivas lavas se quedó.

Gracias por su escucha hoy y gracias por lo que difundan al mundo.

Pero también queremos empezar agradeciendo a todas las personas que nos han escuchado en los distintos foros, a los que nos han prestado su atención con independencia de su cargo, ya sea público o privado.

Y, aunque suene paradójico, GRACIAS A LA VIDA que nos ha dado tanto. Gracias porque cada una de nuestras catástrofes particulares, cada una de nuestras desgracias, nos han dado la fuerza y el coraje para entender la verdadera esencia de la vida; entender qué es lo importante y entender que lo más importante es: que somos parte de la naturaleza. Ella nos otorga, ella nos quita y ella nos devuelve a nuestra humildad como especie.

Por eso, partiendo de todo esto, la Plataforma Pampillo-Todoque, con los miembros aquí presentes y esta humilde portavoz de un colectivo de afectados y afectadas por la erupción volcánica en La Palma, hoy queremos enviar al mundo nuestro mensaje, desde nuestro desgarro vital, pero sobre todo, desde la ESPERANZA que depositamos en todas las personas que hoy por hoy tienen la responsabilidad de la GESTIÓN DE LA RECONSTRUCCIÓN. Porque esto es lo que hacemos: interpelamos a todos los responsables de la reconstrucción en el Valle de Aridane. Sintiéndonos empáticos/-as con la dura y difícil tarea que deben acometer en el ejercicio de sus responsabilidades públicas; entendiendo que, para algunos, sólo somos una más de las necesidades que deben atender, una que quizás aunque muy localista, tiene un mensaje claro: QUEREMOS UN FUTURO EN NUESTRAS TIERRAS.

Creemos que todo este proceso debe empezar por un asentamiento de los principios rectores que lo han de organizar. Y debe partir del principio más esencial que queda recogido en la Carta de los Derechos Humanos: el principio de actuación basado en la Ética, en lo que debe ser la justicia social y en la dignidad de las personas para defender su vida y su futuro.

Y es que nos aferramos a nuestra historia, a la que cada uno/-a tenemos a nuestras espaldas. La que cada quien quiere defender. Por respeto a todas las luchas de tantos y tantos que ya no están, hoy estamos aquí y, como ya hemos dicho en nuestros comunicados, por un futuro para nosotros y nosotras y nuestras generaciones futuras.

Aunque la naturaleza ha borrado las huellas de esas luchas, nos aferramos a su valor y lo defendemos como baluarte de lo que nos queda. Unas lavas que para nosostros/-as son resguardo de todo lo que yace bajo ellas, unas lavas que nos generan el dolor que a cada uno/-a desgarra y, a la vez, esas lavas sobre las que queremos reconstruirnos. Y es que es eso. Para nosotros y nosotras esa reconstrucción debe empezar por cada uno/-a de nosostros/-as, por cada “cerrar heridas” y por cada piedra que reorganicemos para levantar nuestros propios lares, nuestros hogares, nuestras fincas… nuestro entorno.

Pero somos muy conscientes y muy realistas de que ya nada es igual. Y, aún así, aquí estamos, con la conciencia muy limpia, con la luz de un faro de honestidad, con la ruta de un horizonte que, aunque no sepamos cuándo alcanzaremos, es parte de nuestra misión, una misión que será fácil de quebrantar para aquella persona que sienta que el objetivo no es llevadero, no es factible o su propia emergencia vital (totalmente lícita y comprensible) le lleven a sucumbir al desencanto. Por eso, este también es un llamamiento a todos los afectados y afectadas, a su capacidad para arremangarse y entrar de lleno en las responsabilidades colectivas que esta reconstrucción nos impele a todos, a todos, a todos sin exclusión, con independencia de cuál sea su visión de la reconstrucción. Ya no se puede dejar de utilizar el dicho de nuestros abuelos y abuelas “¿para qué soy bueno?” Hay que partir de que cada uno/-a contribuirá.

Pero nosotros, entendiendo y respetando todas las posturas de todos los afectados y afectadas, entendiendo que somos sólo unos vecinos y vecinas de un Camino, desde nuestra humildad, planteamos volver.

Y, por eso, el CAMINO es nuestra ESPERANZA. Es esa ilusión a la que aferrarnos. En nuestro periplo para esta reivindicación, nos hemos encontrado con buena receptividad y no la ponemos en duda. Entendemos la compleja situación porque algunos mandatarios nos ven como una de las tantas plataformas a las que deben dar respuesta. Pero creemos que no podemos esperar a ser tenidos en cuenta. Esta emergencia, emergencia humanitaria todavía, exige nuevas fórmulas, nuevas estrategias y nuevas directrices. Por eso, estamos aquí, porque queremos ser tenidos en cuenta a la hora de la planificación territorial. Porque esa planificación territorial, tal como llevan gritando muchos afectados y afectadas desde las distintas asociaciones y plataforma debe contar con la participación activa de los ciudadanas y ciudadanos. Porque ese lienzo en blanco del que algunos mandatarios han hablado recientemente es nuestro.

Por eso, apelamos a la valentía política. Ustedes, dirigentes políticos tienen una responsabilidad histórica, ligada a la conciencia ética, a lo justo, a lo que debe ser cosido después de la escucha activa. Y es su responsabilidad como tal, buscar las soluciones que nosotros los ciudadanos y ciudadanas les demandamos. Y por eso les solicitamos públicamente que ordenen a los comités científicos la búsqueda de soluciones efectivas y reales para nuestra reivindicación. Porque tanto unos como otros se deben a su misión, tan importante como la nuestra.

Apelamos a toda la comunidad científica y de equipos multidisciplinares nacional e internacional para, pensando desde un principio holístico, antropológico y ético, busquen alternativas e investiguen en la formas constructivas en un entorno volcánico, lo aprendiendo de los errores de esos ejemplos que tanto se enarbolan como argumentos en los talleres que se han planificado. Que apliquen el pensamiento del s.XXI con soluciones del S. XXI. Si el ser humano ya prácticamente está en Marte, la tecnología seguro que ya tiene métodos de enfriamiento de coladas (por zonas localizadas), formas de construir en terrenos inestables (¡el ser humano ha construido hasta en el agua). Porque ustedes pueden ayudarnos de verdad y los necesitamos.

Lo que este volcán se ha llevado, todos lo saben pero no alcanzan a cuantificar. Apelamos a los historiadores e historiadoras, antropólogos y antropólogas para que nos ayuden a encontrar el camino de vuelta, a nuestra argumentación basada precisamente en nuestra propia historia y, como diría Unamuno, en nuestra intrahistoria.

Apelamos al Derecho Natural porque es este el que creemos que debe estar por encima de cualquier otro, basado en esos principios de los que hablábamos antes. Apelamos a todos los honorables jueces y juezas del país y del entorno comunitario para que supervisen toda la legislación que se arbitre en relación a la reconstrucción de la Palma y, si de detectarse que nuestros derechos en este objetivo que perseguimos se vulnera, tengan la valentía de denunciarlo y nos protejan. Porque aunque entendemos que hay buena voluntad política, necesitamos estar protegidos y protegidas.

Esta emergencia humanitaria ha desarrollado nuevas formas de pensamiento y una ciudadanía consciente de la importancia de su misión. Por ello, no podemos ser abocados a la vía judicial para poder defender nuestros derechos. Las leyes están al servicio del ser humano, no a la inversa.

Apelamos también a la posibilidad de volver a asentarnos en nuestras propiedades porque lo haremos de forma respetuosa con nuestro entorno; lo haremos de forma distinta. Nuestras lavas, estas de ahora, son recientes pero allí estuvimos hasta el 19 de septiembre sobre otras lavas milenarias. El entorno volcánico es nuestro medio y en él estaremos aunque nos desplacemos unos kilómetros más al sur o más al norte. Porque la isla es volcánica. Porque la isla es eso: lava sobre el mar y nosotros somos sus habitantes.

Volver a abrir ese camino es nuestra esperanza. Si esta, nuestra reivindicación es acogida con la valentía y efectividad que esperamos y anhelamos quedaremos infinitamente agradecidos/-as.

MUCHAS GRACIAS

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