El Aeropuerto de La Palma, el mejor de Europa en la categoría de menos de 5 millones de pasajeros

El aeropuerto antiguo era muy acogedor, fácil de usar y podías aparcar gratis.

El mamotreto “moderno” parece un edificio sacado del Flight Simulator del año 1998, una jaula para seres humanos. El interior es espantoso y tienes que pagar para aparcar. Mucha gente se confunde y hay atascos a la entrada y salida, mala señalización.

Vas a recoger a un pasajero directamente a la salida de esa cochinada de construcción (para no usar el chiringuito del aparcamiento de pago) y no puedes parar ni unos minutos porque todo está ocupado. Hay unas señales de prohibición de aparcar colocadas de forma extraña, o sea, vas de frente y te muestran el borde de la señal, no sabes si va contigo o con otro la prohibición. De todos modos, si tienes muchísima buena suerte y puedes aparcar…, creo que nadie te multa, no sé.

La plataforma a la entrada de la terminal se mueve hasta con el viento, vibra, porque es una plataforma colgante sujeta por unos pilares, vamos, un peligro y más en una isla volcánica donde hay terremotos.

Cuando voy a viajar en avión dejo el coche en Los Cancajos y luego cojo un taxi hasta el aeropuerto antes de meterlo en el garito del aparcamiento de pago del aeropuerto. También se puede ir en guagua, pero tienes que ir de pie para que la ropa no te quede oliendo a perfume de humanidad. Prefiero gastarme mucho más dinero en un taxi antes que soltar un céntimo en la caja registradora de un engendro de aparcamiento de pago. ¡Antes muerto que pagar por aparcar!

Una vez un familiar se empeñó en que aparcara dentro del aeropuerto, que él pagaba el aparcamiento, pero me equivoqué y me metí por un subterráneo donde aparcan los coches de alquiler ya que la señalización era espantosa. Creo que a raíz de eso luego los responsables del aeropuerto mejoraron la señalización.
Siguiendo las instrucciones que me dio un señor que llevaba puesto un uniforme raro, no sé si sería un empleado del aeropuerto o un Capitán General, por fin llegué al aparcamiento, pero al regresar perdí el coche. Ya no recuerdo bien el asunto, pero fue cosa del número que estaba pintado en el aparcamiento, que según si los miraban de frente o por detrás cambiaba la cifra. Estuve casi una hora buscando el coche. Luego otro lío para pagar en el cajero automático y salir de nuevo a la carretera.

Ese aeropuerto se me parece mucho con una casa de miedo cualquiera que puedes encontrar en algunos parques de atracciones, como por ejemplo “El Viejo Caserón” del parque de atracciones de Madrid.

Desde que construyeron ese nuevo aeropuerto casi siempre viajo en barco.

No quiero ni pensar la fortuna que costaría ese edificio y las mordidas que se llevarían algunos individuos relacionados con los políticos de turno de la época.