Sobre la enseñanza concertada

Ahora que renace la polémica sobre el tema, por si interesa, saco del baúl otra respuesta que dí hace 10 años y que como era de esperar no fue publicada por esa prensa tan democrática y socialmente comprometida.

Sobre la libertad educativa
(23/11/04)

Sr. RORÍGUEZ ARANA:

Por su artículo deduzco que es usted defensor de "Libertad de enseñanza". También yo lo soy, pero además soy defensor de "La gratuidad de la enseñanza", que usted parece obviar, y que también consagra nuestra Constitución, 27.4, las Leyes Orgánicas posteriores y el Real Decreto 2377/85 que aprueba el Reglamento de las Normas Básicas sobre Conciertos Educativos. Art. 14. 1. 2. 3, que yo sepa, no derogado, y que obliga a los titulares de los Centros Concertados a impartir gratuitamente las enseñanzas sin recibir, directa o indirectamente, contrapartidas económicas, o el Art. 15.1 que establece el carácter voluntario y no discriminatorio de las actividades complementarias y demás servicios.

Me resulta chocante que siempre que se defiende "Libertad de enseñanza", no se mencione en absoluto "La gratuidad de la enseñanza. La interpretación es obvia. El primero es un derecho que conviene a las clases medias acomodadas siempre y cuando no se cumpla el segundo, por lo tanto hay que lanzar gritos airados en defensa del primero pero cuidando mucho de no mencionar el segundo, porque se nos estropearía el sistema si las escuelas concertadas se nos llenaran de pobres, o ¿cree usted que los pobres no les gustaría elegir?

Todos sabemos que una plaza en un Centro Concertado se compra pagando los tres años de Educación Infantil. Así de sencillo. Sería lógico que para optar a las plazas concertadas y pagadas con fondos públicos, todos los alumnos estuvieran en igualdad de condiciones, pero no es así. Se consideran alumnos del centro a los procedentes de su Enseñanza Infantil privada y ya no hay plazas para el resto o se les obliga a participar en enseñanzas complementarias o pagos de material que los pobres no pueden permitirse. ¡Viva la Libertad de Enseñanza! Claro que no hay denuncias que lleven esta práctica al Tribunal Supremo. Para ello hace falta decisión y dinero.

¿Quiere un cuento real? En un barrio X había un Centro Concertado A, que recogía alumnos de toda la ciudad, pongamos ocho unidades, a su lado había un Centro Público B, que tenía que enviar a otra zona 6 unidades por no poderlas atender. ¿Me lo explica, sabiendo que en las solicitudes para todos los Centros sostenidos con fondos públicos prima la cercanía y las bajas rentas?
Sr. Jaime, habla usted de los enemigos de las libertades ¿Quiénes son? ¿Quiénes han obstaculizado el derecho a la "Libertad de Enseñanza" ¿Quiénes propician las laminaciones? ¿Qué ideología es la culpable? ¿Quiénes han conducido la enseñanza pública al estado lamentable en que se encuentra, con una discriminación clarísima basada en la economía familiar? ¿Quiénes segregan, separan, y facilitan el vergonzoso apartheid actual de nuestra enseñanza?

¿Quiere mi respuesta? Son culpables todos los dirigentes políticos de la izquierda, de la derecha, del centro, y del pragmatismo económico. Son culpables por sólo exigir que se cumplan las normativas que les interesan. Somos culpables las clases medias que nos sentimos cómodas con ciertos incumplimientos. Y son culpables los titulares de los Colegios Concertados, muchísimos religiosos, con mucha "ideología de centro", mucha "confesionalidad", defensores de la cultura, los principios, los valores y las normas, pero que amparados bajo los nombres de Dios, de la Virgen o de los Santos, discriminan, sin el más mínimo principio cristiano a los que no tienen dinero. No es demagogia y usted lo sabe.

Sólo me resta decirle que defender, a secas, la libertad de la enseñanza sin defender la gratuidad de de la misma, y encima, con una pretensión de culpabilidad ideológica y partidista, es, desde mi punto de vista, tendencioso y malintencionado, o al menos fruto de un ligero análisis de la realidad.

S/C de Tenerife 23/11/04.

Totalmente vigente. Y el cuento se acaba con algo tan sencillo como legislar y exigir el estricto cumplimiento de lo legislado.

Continuamos.