Cuando una palabra se utiliza para definir varios conceptos, los cimientos del lenguaje se resienten, falla la comprensión y reina una confusión en las ideas que limita nuestra capacidad de entendimiento.
Tengo que reconocer mi propia limitación intelectual y el corto alcance de mis conocimientos, quizá de ello derive gran parte de mi incomprensión, pero últimamente oigo y leo a personajes que me dejan aún mas confuso porque les supongo con una cierta cultura y constato que estamos muy distanciados en la semántica.
El término populismo parece que no cuenta con una definición de la RAE y es natural que sea así, pues si damos un paseo histórico, vemos que ha servido para denominar movimientos o políticas muy distintas. Si queremos sacar algunas conclusiones, que no son excluyentes por supuesto, dentro de la gran variedad de matices del término podríamos encontrar dos corrientes diferenciadas.
Por una parte, todo lo que nos habían contado del Peronismo y la tendencia latinoamericana (Argentina, México, Brasil, Bolivia, Venezuela). Esta tendencia suele contar con un líder carismático y se apela al pueblo para fundamentar medidas duras de tipo popular ampliamente criticadas por el “stablishment” del capitalismo liberal.
Por otra parte, las explosiones de las clases maltratadas, hartas de soportar las desigualdades y los agravios comparativos dentro de la sociedad que buscan caminos y líderes que les representen, también han venido a llamarse populismos y a ser igualmente criticados por los servidores del neoliberalismo también llamado sistema o “stablishment” .
En la última década y para desesperación del “sistema” están cobrando auge los llamados populismos de extrema derecha (EE.UU, Reino Unido, Francia, Austria, Alemania, etc), lo que hace que el “stablishment” se revuelva en un “sandwich” nada cómodo y saque sus afiladas garras contra el populismo sin afinar demasiado a quien se están dirigiendo.
En estos momentos el término está tan de moda que todo lo que ponga en tela de juicio las “bondades” del sistema es inmediatamente tachado de populismo.
Explosiones sociales como pudo ser el 15M, son tachadas de pura demagogia y populismo. Si de forma individual o colectiva se trata de desenmascarar, de concienciar y de aclarar las verdaderas razones que se esconden bajo el juego del poder económıco disfrazado de democracia, pues nada, eso vuelve a ser demagogia y populismo. No se pierde el tiempo en reflexionar sobre las razones de estas explosiones sociales, nada, populismo y demagogia. Que la situación cristaliza en partidos o movimientos emergentes, populismo y demagogia.
La respuesta es siempre unánime; un claro intento de desprestigiar a dichos movimientos o fuerzas emergentes asociándolas al populismo como etiqueta carente de contenido y por tanto a la sinrazón y al fracaso.
La confusión se incrementa cuando se meten en el mismo saco a los que piden la solidaridad entre los pueblos y a los que optan por los “apartheid” de los los pobres frente a poderosos, por los nacionalismos proteccionistas. Y por la construcción de muros que resguarden las urnas de cristal. Pero, además el saco no sólo lleva populistas; también lleva antisistema, anticapitalistas, pro-terroristas, rebeldes disonantes, antidemocráticos, barriobajeros, agitadores y extremistas en función del énfasis y del sueldo que tenga el vocero de turno.
El mensaje está claro. Todo el que no está conmigo es enemigo de la humanidad y de la democracia. Aquí lo perfecto es la globalización, el neoliberalismo el “tanto monta, monta tanto” de la derecha y de la socialdemocracia o de ambos a la vez; es decir “el establishment”.
Es correcto que un 10% de la humanidad acumule más capital y por tanto más poder y más recursos que el resto.
Es correcto que la ONU, la UNESCO, la OTAN, la FAO, el G8, el G20, etc., con sus artimañas de sus cumbres, sus vetos, y sus tratados, consuman a todo trapo enormes cantidades de dinero, para que en el párrafo 3, del apartado 5, del punto 2, diga “necesario” en lugar de “prioritario” y que el acuerdo se imprima en papel suave para emplearlo inmediatamente en las funciones higiénicas de nuestra cruel fisiología.
Es correcto que ejércitos de parásitos incrementen la bola de la burocracia , que progrese la incultura y que se destruya la Naturaleza desoyendo los tímidos intentos de acuerdo sobre la materia.
Es correcto que se juegue a condenar las guerras a la par que se dotan a los contendientes de los armamentos necesarios.
Es correcto que se hable del hambre y de ayudas al desarrollo, mientras se destruyen las clases medias y populares de los propios países, el 0.7 se convierte en el agente 00007 y las avalanchas de la desesperación de los sures llenen de muerte las fronteras de los nortes.
Es correcto que muchas empresas exploten la indigencia del tercer mundo, nos vendan sus productos, coticen en Luxemburgo y depositen sus beneficios en las Caimanes.
Todo es correcto mientras no afecte a los rituales del establishment y el sistema siga funcionando. Lo que importa es que los amos del mundo sigan siendo los mismos y así se garantiza que la corrupción la paguen unos cuantos “chivos expiatorios” que van dejando en la cuneta como los clinex usados.
Es correcto que los ex ministros pasen a presidir las comisiones, los elefantes sagrados vayan a los senados, los cesados a los consejos consultivos, los jarrones chinos a los consejos de administración y la sarta de segundones sigan vendiendo el percal por platos más o menos llenos de lentejas.
Hace años que se viene diciendo que el sistema hace aguas (Glezos, Saramago, Sampedro etc.) pero los gritos se quiebran frente al muro de una resistencia inmovilista que ha menospreciado lo que se cuece en las calderas de una sociedad desengañada y resentida.
Endiosados gritan ¡Cuidado con el lobo!, sin admitir que el lobo está en casa. No se trata de populismos de derecha o de izquierda. Es el sistema lo que se derrumba. Se vislumbra el nacimiento de un nuevo orden convulso e impreciso, que no sabemos por qué rutas marchará, pero que sin dudarlo sacudirá nuestro futuro inmediato.
Los acontecimientos lo irán poniendo de relieve, por lo pronto la preocupación ya no solo se centra en Grecia, Portugal España e İtalia; ahora se tiembla con EEUU Reino Unido y gran parte de Europa. Sin lugar a dudas, al menos para una parte de los que pensamos, la subordinación de la democracia al poder económico ha llegado a su límite. Ojala que se solvente con una redefinición de la democracia antes que alguien, plagiando a Gabo, escriba de nuevo la Crónica De Una Muerte Anunciada.
Vivir para verlo.
Continuamos.
Archivado en:
Más información
Últimas noticias
Lo último en blogs
maximopt
Estimado amigo. E curioso pero este domingo acabo de ver un programa en la sexta dedicado al populismo y realmente me ha servido de poco, pues allí dejaron de manifiesto como todos lanzaban mensajes al respetable a cual más populista.
Lo que si he sacado en claro es que parte de mi información está obsoleta, pues ya la RAE le da una definición que usted me repite, pero en que en el fondo, nada nos aclara, pues eso lo hacen todos los partidos y todos los movimientos que se midan por el número de seguidores.
Claro está que pueda existir mucha demagogia al atacar al “sistema” por la derecha o por la izquierda sin proponer soluciones. Lo que intento decir es que puede considerarse tan demagógico ubicarse en la denuncia del sistema, como persistir en con los inmovilismos como solución a las rebeliones sociales y solamente atacarlas de demagógicas y populistas.
Por eso concluyo que, o hay una reconversión, o esto explota porque parece que esas “soluciones “globales para problemas complejos” de las que tanto habla el sistema no se encuentran y cada día se abren nuevas brechas.
Nuestra ubicación personal es poco relevante. He creído siempre en la socialdemocracia, pero no en la que claudica tan fácilmente ante los consejos de administración ni en la que acepta tan fácilmente que el “modelo equitativo de reparto de recursos” sea la privatización de los beneficios y la nacionalización de los robos y las quiebras. ( mas demagogia poulista)
Y por último, ya veo que su humor irónico está como nunca; pero para llamarme populista no hace falta que le robe usted al pobre Bécquer la palabra “poesía”. Ya el populismo se le ha adelantado con aquello de “esto es un poema” para referirse a lo trágico.
Un abrazo, desde cerca del mar pero sin abades
Leer más
Meritocracio
De todos es conocido que los extremos se tocan, ya sabemos de alguien que se dedicaba a agitar las masas, con un discurso de “nosotros”, el pueblo contra “ellos” y ataques a la clase política y a la democracia representativa. Logró de esta forma ganar las elecciones y todos sabemos cómo acabó la historia.
Los tiempos requieren moderación y mesura, seguir las indicaciones de los expertos y evitar aventuras que sólo nos pueden llevar a un futuro peor.
Leer más
PedroLuis
Estimado amigo, hoy te has extendido un poco más de lo habitual. Eso no significa que sobren razones o argumentos, más bien es que el populismo (o los populismos), como bien dices, dan para mucho. En lo sustancial estamos de acuerdo; y concluyo que, por lo leído, tu relato se encuadra dentro del promulgado por los “populistas del segundo grupo” ¿O no?
El “sistema” es global, sencillamente porque la Tierra se nos ha quedado pequeña y, en consecuencia, las diagnosis y terapias han de ser, pues, globales. Pero eso se enfrenta a lo postulado por los “populistas del primer grupo”, que fortalecen los nacionalismos, miremos para donde miremos: brexit, calexit, francexit,chinexit…
Si, como me ha parecido entender, no vale la socialdemocracia (que metes en el mismo cajón del liberalismo): ¿cuál es tu modelo para el reparto más equitativo y justo de los recursos?
Cabe quedarnos en diagnosticar los defectos del sistema (que los tiene y muchos, como has puesto de manifiesto) y dejar que sean otros los que busquen y propongan las soluciones. Pero eso también puede ser calificado de “demagogia y populismo”. O sea, a poco que nos descuidemos, populismo es todo, o casi todo: “tendencia política que pretende atraerse a las clases populares” (RAE website). Y nos enrocamos de nuevo en la semántica: ¿quiénes conformamos las clases populares?
Siempre nos quedará la poesía de Bécquer:
¿Qué es populismo?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es populismo? ¿Y tú me lo preguntas? Populismo… eres tú.
Un fuerte y afectuoso abrazo, desde Los Abades. Gracias por hacernos reflexionar.
Leer más