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Seis meses "clandestinos" conviviendo con los gases volcánicos en La Bombilla

Aarón Rodríguez en su vivienda en el núcleo costero de La Bombilla, que sigue cerrado por los gases volcánicos-Luis G Morera.

Los núcleos de La Bombilla y Puerto Naos, en la costa oeste de La Palma, se mantienen evacuados y dentro del área de exclusión desde la erupción de Cumbre Vieja de 2021, lo que no ha evitado que algunos vecinos sin alternativa habitacional hayan decidido volver a su barrio tratando de convivir con los gases de origen volcánico.

Aarón Rodríguez fue uno de los primeros vecinos de La Bombilla que decidió saltarse la prohibición de acceso y las advertencias de los principales organismos científicos del país en materia de vulcanismo sobre el peligro de esa zona, donde alertan de la existencia de niveles de dióxido de carbono y otros gases potencialmente letales.

Sus advertencias suelen expresarse en concentraciones de partes de CO2 por millón de unidades de volumen de aire, un tipo de referencia difícil de entender fuera del ámbito de la ciencia, pero un simple paseo por la zona ofrece otros indicadores universalmente conocidos: pequeños pájaros muertos sobre el suelo. Canarios en la mina.

Pese a todo, Aaron Rodríguez regresó a La Bombilla hace más de seis meses y, desde entonces, ha visto cómo alrededor de 50 personas han “perdido el miedo” y seguido sus pasos.

Este vecino no niega la existencia de los gases de origen volcánico, singularmente el CO2, en el entorno del núcleo poblacional, pero sostiene que los focos “están bien localizados y no están activos constantemente”, como asegura que ha podido comprobar con un medidor adquirido por su cuenta.

Rodríguez ha explicado, en declaraciones a EFE, que los vecinos de los núcleos evacuados han comprado “los mismos medidores” que utiliza el personal del Cabildo de La Palma, a razón de unos 60 euros por aparato, y los utilizan para monitorizar el estado de sus viviendas en todo momento.

El Cabildo de La Palma, encargado de la gestión de la emergencia que dejó la erupción, ha zonificado La Bombilla en tres áreas según la incidencia de los gases para permitir el acceso puntual y en horario diurno de vecinos que quieran hacer labores de mantenimiento en sus propiedades.

La zona de menor afección, denominada zona verde, permite el paso de los propietarios por su cuenta en horario diurno, previa concesión del permiso con duración de 90 días; la zona intermedia o amarilla requiere del acompañamiento de personal autorizado y mediciones previas En la zona negra está prohibido el acceso.

La Bombilla, cerrada por los gases, en la actualidad. Luis G. Morera.

La Bombilla, cerrada por los gases, en la actualidad. Luis G. Morera.

La casa de Aarón Rodríguez, en la que reside desde hace más de seis meses, se encuentra en la “zona amarilla”, y él mismo reconoce que es “de las viviendas que más problemas da”. “Pero cuando el medidor me avisa de la concentración de CO2, abro las ventanas, enciendo el ventilador, y el pitido para”, alega

Cuestionado sobre los posibles efectos a medio y largo plazo de la incidencia del CO2 en su salud, Aarón Rodríguez se agarra a las opiniones de dos asesores del Plan Insular de Emergencias de La Palma (Peinpal), Aldo González y Francisco Rodríguez Pulido, que abogan por la vuelta inmediata a estos núcleos en contra de la opinión de las instituciones científicas.

Además, este vecino afirma que ha solicitado alternativa habitacional a las administraciones, que no ha sido concedida. “Así que vuelvo a mi casa o me quedo en la calle”, resume.

Durante los primeros meses de vuelta en La Bombilla, las visitas de la Guardia Civil a la casa de Aarón tratando de hacer cumplir la orden de prohibición de acceso al núcleo fueron constantes, según recuerda el entrevistado, que siempre se negó a abandonar su vivienda “hasta que vinieran con una orden judicial”.

“Ese hostigamiento ya paró, desde hace semanas que ya no intentan sacarnos de nuestras casas”, comenta Rodríguez, que ha sido propuesto para sanciones por traspasar la zona de exclusión, pero confía en que no tendrá que pagarlas porque está en un proceso de apelación que espera ganar.

Casi dos años después de la finalización de la actividad volcánica, los servicios municipales de limpieza comienzan a retirar la ceniza de las calles de La Bombilla ante la sorpresa del vecino entrevistado, que defiende que “llegan demasiado tarde”: “Los vecinos ya llevamos meses limpiando y algunas casas se han venido abajo por el peso en los tejados”, dice.

Además, Aarón Rodríguez solicita que vuelva el servicio de transporte escolar al núcleo, ya que hay varias familias con niños “a las que se les está negando algo que tienen el resto de familias por vivir donde vivimos, la parada de guaguas está allí”.

“Ahora estamos en proceso de creación de una asociación de vecinos de La Bombilla para poder reunirnos con el Cabildo insular, ya que hasta ahora no hemos tenido comunicación”, señala este vecino, que apunta a que “desde las elecciones”, la plataforma que antes los defendía “ha perdido su voz”.

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