Eugenia Paiz, el testimonio de una madre coraje

Llega un momento en la vida en la que nos vemos obligados a tomar partido en la lucha que confronta a la fuerza y el poder con la razón. La experiencia me demuestra cada día que desgraciadamente, la mayoría cómoda siempre se decanta por lo primero con excusas tan rebuscadas como: “si nadie se moja yo tampoco “si no lo hago yo otros lo harán “voy a dar la cara yo para para que otros se beneficien “ sin darnos cuenta de que esa precisamente, es la forma que tenemos de alimentar a la bota opresora del poder que nos aprieta el cuello sin piedad contra todos los derechos que se nos niegan día a día.
Por eso es tan importante que voces tan elocuentes como la de Eugenia Paiz, griten y denuncien a los cuatro vientos la crueldad que es capaz de ejercer el hombre con el hombre. Hemos tenido la poca vergüenza de proclamarnos “La especie suprema del planeta “los mismos que estamos acostumbrados a movilizarnos egoístamente solo “a cambio de”
El altruismo como tal, es una “Rara Avis” en la naturaleza que conforman nuestra conciencia y nuestra conducta cruel e interesada; interesada incluso con nuestra propia familia porque incluso cuando ejecutamos cualquier acción positiva, inconscientemente siempre esperamos la aprobación y el agradecimiento por la buena labor que hemos hecho .
Incluso en eso es diferente Eugenia, ella sabe perfectamente que ni su hija ni el resto de los niños le podrá agradecer su valentía al enfrentarse con la fuerza y el poder establecido. Nunca podrá escuchar de la boca de su hija: “Gracias mamá por haber escuchado nuestro grito silencioso y por haber leído el folio en blanco de nuestra desesperanza.
Por eso, debemos aprender la lección de integridad y valentía que nos ha dado a todos.
Una vez más, el pequeño David se encara con el gigante Goliat, todavía no sabemos si volverá a vencer, pero aunque no lo consiga y en lo que a mí concierne, me puedes contar desde ahora y para siempre, entre las filas de la razón.
Un fuerte abrazo Eugenia.