La Palma te necesita

Tras muchos años pensándolo, he decidido escribir este texto porque creo que es necesario, La Palma lo necesita, nos necesita. Nuestra isla, declarada desde 1983 Reserva Mundial de La Biosfera, constituye un paraje único que combina lo abrupto del origen volcánico, lo frondoso de nuestra laurisilva, lo pintoresco de nuestras históricas calles, y así un sinfín de maravillosos rincones. Junto a esto, sumamos la calidez de sus gentes, su buen clima y su fantástica gastronomía, que hacen de nuestro pequeño paraíso un destino turístico con un gran potencial. Y así mismo lo hemos hecho: desde hace décadas, miles de turistas nos visitan cada año, siendo esta una de las principales actividades económicas de la isla.

Sin embargo, no parece que nos preocupemos por cuidar o mantener lo que tenemos, y mucho menos por mejorarlo. Todos hemos visto como están nuestras carreteras, y no hablo de pequeños callejones, hablo de las carreteras generales de la isla, que están llenas de baches como resultado de no haber sido reparadas durante mucho tiempo. También hablo de las cunetas, llenas de rabo de gato y basura; de los jardines y las rotondas, llenos de hierba. Hablo de las capas de pinillo en los bordes de las carreteras, que no hace falta irse muy lejos para verlos. Pero luego cuando se produce un incendio, nos echamos todos las manos a la cabeza sin pensar que podríamos, por lo menos, haber reducido el riesgo. Sin ir más lejos, en Garafía, donde el reciente incendio ha dejado cientos de hectáreas calcinadas, el pinillo llegaba, hace tan solo un par de semanas, a mitad de carril.

Lo más paradójico es que no creo que se deba a falta de personal. Tenemos múltiples cuadrillas de trabajadores de Medio Ambiente repartidas por toda la isla, así como una consejería del Cabildo destinada única y exclusivamente a esta área. Sin embargo, parece que el trabajo no está bien organizado, o eso es, al menos, lo que los palmeros percibimos. Así, como resultado, nos encontramos con que el rabo de gato ya es “imposible” de atajar, hasta el punto de que ha entrado en nuestro preciado Parque Nacional de La Caldera de Taburiente. Han esperado tanto que supuestamente este problema ya no tiene solución, pero tampoco percibo ningún interés. Y la pregunta es: ¿Por qué han esperado tanto? ¿Por qué no actuaron desde que esta especie invasora llegó a la isla? ¿Qué interés se esconde detrás de este asunto?

Por favor, ruego no me malinterpreten; no se trata de ideologías ni de colores. A lo largo de estos últimos años se han sucedido en el gobierno palmero los tres partidos más votados para el Cabildo, y el resultado ha sido el mismo: nulo. Y yo me pregunto, ¿no les da vergüenza a los políticos palmeros ser los dirigentes de la isla que se encuentra a la cola de las Canarias en todos los sentidos? Los palmeros no nos debemos conformar con las migajas de cada cuatro años, antes de las elecciones, para tenernos calladitos y contentos. Pues no, no lo estamos, ni callados ni contentos.

Podríamos pensar que es debido a la falta de presupuesto. Pero no hay más que viajar a cualquier otra isla, con menos recursos que explotar, para ver que no ocurre lo mismo, más bien todo lo contrario. Por tanto, que nos expliquen qué es lo que pasa en La Palma.

No obstante, es preciso ser justos y no quedarse ahí. No solo nuestras instituciones son responsables de esta decadencia: que las cunetas estén llenas de basura es resultado de la poca concienciación ciudadana que existe. Debemos recordar que vivimos del turismo, pero sobre todo, debemos hacerlo por nosotros mismos. Los palmeros queremos ver una isla limpia y, para ello, debemos cuidar lo que tenemos, protegerlo, respetarlo y quererlo.

En conclusión, apelo a toda la sociedad palmera y a sus políticos a colaborar y trabajar por una isla renovada pero a la vez conservada. Cuidemos de este bonito diamante, nuestra isla, La Palma.