La inutilidad de algunas obras públicas

Al escribir estas líneas, me permito recordar a Sísifo, una de las figuras más representativas de la mitología griega. Su astucia e inteligencia lo llevó a obtener beneficios, incluso más allá de la ética y, en consecuencia, fue castigado por los dioses a un trabajo inútil: rodar una pesada piedra hasta la cima de una montaña y, en cuanto llegaba a la cima, la roca caía hasta los pies de la montaña. Así una y otra vez. Durante toda la eternidad. En su ensayo “El mito de Sísifo” Albert Camus escribe que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza; ese suplicio indecible en el que el hombre dedica todo su esfuerzo a algo inútil que siempre acaba sin alcanzar la meta. Este absurdo esfuerzo es una metáfora presente en la vida moderna: es la realidad de “tantos seres humanos”  que trabajan durante todos los días de su vida en las mismas tareas, sin salir de su “pobreza”, y sin alcanzar aquella vida digna y gratificante a la que aspira para él y los suyos.

Sin embargo, si pensamos en muchos de nuestros gobernantes, durante su gestión de gobierno, dedican todo su esfuerzo a realizar trabajos inútiles, como, por ejemplo, muchas de las obras públicas. No conozco a ningún político que no le guste la realización de obras inútiles, las cuales son costeadas con nuestros impuestos, sin que ello tenga ninguna repercusión en sus vidas y no se les pide ninguna explicación, ni se les penaliza y ni siquiera son castigados con nuestro voto cuando optan de nuevo a seguir ejerciendo el poder. Por ponerles algunos ejemplos, en Santa Cruz de La Palma, hace años se construyó, con dinero público, una fuente de grandes dimensiones delante de las actuales dependencias de correos y telégrafos. La citada fuente pocos años después fue desmontada de su ubicación y hoy permanecerá seca en algún almacén municipal; dicho espacio, hoy está ocupado por jardines. El muelle en El Puerto de Tazacorte, cuya inversión ascendió a 100 millones de euros (Diario de Avisos, 11/09/2020) es otra de las grandes obras realizadas con dinero público y en la actualidad su única utilidad es para que los ciudadanos paseen, función para la que no fue realizado. En un artículo previo, comenté de otra gran inversión realizada por nuestros gobernantes en el municipio de Fuencaliente de La Palma destinada a la búsqueda de la Fuente Santa. Después de diez años de trabajo, en octubre de 2005 se presentó públicamente el hallazgo del manantial manando a una temperatura entre 42 y 45ºC. Además, el análisis de sus aguas mostró que esta era clorurada sódica carbogaseosa, la más buscada de los balnearios españoles y europeos, solo dos balnearios la tienen, el de Nauheim en Fránkfort y el de Royat en Vichy. Fue entonces cuando se pudieron comprender sus poderes curativos para diversas enfermedades de las articulaciones y la piel. Después de 18 años de su hallazgo aún estamos esperando la construcción de un Centro Termal.

Hace unos días leo con estupor en la prensa digital, que se quiere construir un macroproyecto turístico en La Palma, un balneario lujoso ubicado a 3.75 kilómetros del cono del volcán de Tajogaite, en la zona de Las Manchas, perteneciente al municipio de Los Llanos de Aridane. El nuevo macroproyecto turístico, que más que un balneario es un parque acuático, ha obtenido recientemente la “declaración de interés insular” por parte del Cabido con los votos favorables de Coalición Canaria, Partido Popular y Partido Socialista.

Creen nuestros gobernantes que los ciudadanos que están trabajando todos los días sin salir de su pobreza, pueden soportar estos despilfarros de dinero público y estas absurdas incongruencias que nos hacen sentir impotentes ante su desfachatez. En mi humilde opinión, el manantial de la Fuente Santa es importante no solo para Fuencaliente y La Palma, sino para toda Canarias. Por eso pienso que, si después de 18 años nuestros gobernantes palmeros no se han puesto de acuerdo para sacar adelante un proyecto tan importante, es ya hora de que el presidente del gobierno de la comunidad autónoma y el ministro correspondiente tomen las riendas de dicho proyecto y desbloqueen aquello que los gobernantes palmeros no saben o no quieren desbloquear. La Palma lo que necesita es el desarrollo de una economía sostenible. Los empresarios y políticos que apuestan por un modelo de economía agotada en Tenerife y Gran Canaria (a la vista está) ahora tienen su punto de mira en las llamadas “islas verdes”. El modelo cortoplacista es a todas luces insostenible.

Los ciudadanos nos sentimos totalmente confusos e impotentes y creo que nuestros gobernantes nos deben una explicación clara y veraz de lo sucedido con La Fuente Santa. Tenemos claro, para eso los elegimos, que los políticos están para solucionar problemas, no para crearlos. Tenemos también claro, como decía Séneca que “no existe viento favorable para el que no sabe dónde va”. ¿Saben los gobernantes palmeros dónde van? ¿Podemos creerlos? Algunos ciudadanos pensamos que, así como el agua se escapa por el colador, la verdad en boca de algunos políticos se difumina o desaparece; la manipulan y supeditan a la conveniencia de los intereses del partido; no utilizan argumentos, sino argumentos previamente aprendidos. La verdad de una afirmación no tiene que ver con el grado de confianza o desconfianza que nos merece quien la pronuncia. Las afirmaciones no surgen solas, son formuladas por personas; por tanto, el ciudadano debería tener criterios claros que le permitan establecer su verdad o falsedad con absoluta independencia de quien las dice.

Como escribió Kant, el sano criterio filosófico y la capacidad más importante a desarrollar en la ciudadanía es el pensamiento crítico, orientado a saber discriminar cuáles son los políticos fiables y los que no lo son; saber distinguir la verdad del ruido informativo. Nos preguntamos, ¿tendrá alguna conexión el retraso del centro termal de la Fuente Santa con el macroproyecto de parque acuático de las Manchas?

*Antonio Lorenzo Hernández, catedrático de Universidad.