El recuerdo imborrable de Francisco Javier García Pérez, Don Pancho para los amigos

El veinte y tres de junio de 2008 falleció Francisco Javier García Pérez, más conocido por Don Pancho, que fue el primer alcalde de la democracia de Breña Alta, en 1976, elecciones a las que se presentó como una Agrupación Independiente. Fue concejal desde febrero de 1967 hasta febrero 1976 donde es elegido alcalde del municipio durante nueve años, del 1976-83 y en 1983 no se presentó, hasta que en junio de 1987 vuelve a presentarse y obtiene una mayoría absoluta hasta el 4 de julio de 1988, siendo desbancado de la alcaldía por una moción de censura, creo recordar que fue la primera de Canarias, apoyada en un concejal tránsfuga del CDS.

Más tarde sería consejero del Cabildo Insular durante cuatro años ( 1999-2003) y desempeñaría otros cargos dentro de su partido, primero una agrupación independiente, luego API, y después CC, contribuyendo con su implicación y trabajo desde sus orígenes.

Además de su faceta política, que llenó su vida desde su juventud hasta su muerte, adoraba su profesión, "maestro "de profesión y de vocación, desarrollando su labor docente en Botazo y en el Colegio Manuel Galván de las Casas, en el que fue director durante más de veinte años, entre otros destinos".

Su vida estuvo ligada a los vecinos de Breña Alta, a sus necesidades e inquietudes, sobre todo en esa primera etapa donde faltaba casi de todo y le sobraban ganas y amigos con los que compartió partidas de dominó y buenos ratos en la Sociedad Atlántida, sede social del pueblo, de la que también fue presidente varios años. Asimismo fue luchador en su época de juventud y según lo recuerdan los compañeros, no lo hacía nada mal, por eso siempre estuvo ligado a este deporte, como al dominó, que fue su pasión hasta el final, porque recuerdo que cuando enfermó le quedaba pendiente alguna partida en una competición cercana; llegando a organizar torneos insulares y dejando amigos en todos los municipios de la isla.

Todo el que lo conoció sabe que dedicó su vida a ayudar a los demás, en aquellos tiempos cuando se era político por vocación y no para enriquecerse, ya que siempre cobró su sueldo de maestro. A casa podía llegar cualquier vecino a cualquier hora, era un servicio permanente y siempre con un buen gesto, una buena palabra porque le gustaba escuchar y ayudar. Además participó en gestiones internas dentro de su partido, hablando con unos y con otros porque su buen talante le permitió tener amigos en todos los bandos, entre ellas recuerdo el inicio del campo de lucha, aunque cuando lo inauguraron ni siquiera las autoridades mencionaron su nombre, de la que es ahora Baltavida, y quizás la más importante, la venta de los terrenos donde después se ha hecho nuestro hospital insular, todo esto en Breña Alta, esta última seguro que muy pocos lo saben pero puestos a escribir verdades….vamos a decirlas todas.

Así era papá, una buena persona y un buen ejemplo. Me recordaba que se podía discrepar, siempre con elegancia y educación, que cuando se tenía una idea había que defenderla porque éramos libres para crear y decir lo que pensábamos, por eso era tan importante tener un oficio al margen de la política, para poder decir lo que pensabas en cualquier momento, sin tener que adular a nadie. Ser político significaba servir al ciudadano y trabajar para mejorar las pequeñas cosas que nos facilitan la vida.

Han transcurrido cinco años desde su fallecimiento y creo que ha pasado un tiempo razonable para que los cargos políticos locales se hayan puesto de acuerdo para hacerle algún tipo de reconocimiento. Parece ser que los muertos siguen molestando "después de"….porque me comentan que D. Blas Bravo ( PSOE) no deja que le hagan ningún reconocimiento y  D. Ángel (PP) no va a estropear el pacto y CC a nivel local no consigue convencerlos, a pesar de existir hasta la fecha un pacto en el cabildo CC- PSOE., pero igual es que desde CC insular tampoco han puesto todo el empeño que deberían. ¡Estas cosas tiene la política! En cualquier otro municipio, cuando ha fallecido una persona con méritos similares, se ha hecho algo, "un gesto", en menos de un año. Quizás es que no se den cuenta que cuando llega la despedida, es igual para todos.

Por todo lo anterior, esta carta va dirigida a los vecinos de Breña Alta, para que analicen los hechos y obtengan sus propias conclusiones.

Muchos amigos de mi padre, se me han acercado durante este tiempo intentando darme consuelo y paliar su ausencia con palabras de afecto, demostrándome que su memoria y el recuerdo de sus obras sigue latente cada día, a pesar de todo y de todos, por esto quiero darle sinceramente las gracias, porque aunque sigo echándolo de menos todos los días, estoy convencida de que allá donde esté, será feliz.

Tu hija que te quiere, Nimfa García Díaz